¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este lunes de la quinta semana del Tiempo
Ordinario, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: Marcos 6,53-56
Lectio
Lunes,
10 Febrero , 2020
1)
Oración
Vela,
Señor, con amor continuo sobre tu familia; protégela y defiéndela siempre, ya
que sólo en ti ha puesto su esperanza. Por nuestro Señor.
2)
Lectura
Del
Evangelio según Marcos 6,53-56
Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y
atracaron. Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, recorrieron toda
aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que
él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban
a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su
manto; y cuantos la tocaron quedaban curados.
3)
Reflexión
•
El texto del Evangelio de hoy es la parte final del conjunto más amplio de Marcos
6,45-56 que comprende tres asuntos diferentes: a) Jesús sube solo a la montaña
para rezar (Mc 6,45-46). b) Enseguida, al ir sobre las aguas, va al encuentro
de los discípulos que luchan contra las olas del mar (Mc 6,47-52). c) Ahora, en
el evangelio de hoy, estando ya en tierra la gente busca a Jesús para que sane
sus enfermedades (Mc 6,53-56).
•
Marcos 6,53-56. La gente le busca. “Terminada la travesía, llegaron a tierra en
Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, recorrieron
toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían
que él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas,
colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla
de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados”.
La
gente busca a Jesús y acude numerosa. Viene de todos los lados, cargando a los
enfermos. Lo que llama la atención es el entusiasmo de la gente que reconoce a
Jesús y le va detrás. Lo que impulsa a esta búsqueda de Jesús no es sólo el
deseo de encontrarse con él, de estar con él, sino también el deseo de que él
sane sus enfermedades. “recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a
los enfermos en camillas adonde oían que él estaba. Y dondequiera que entraba, en
pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían
que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban
salvados”. El evangelio de Mateos comenta e ilumina este hecho citando la
figura del Siervo de Yahvé, del cual Isaías dice: “Cargó sobre sí todas
nuestras enfermedades” (Is 53,4 y Mt 8,16-17).
•
Enseñar y curar, curar y enseñar. Desde el comienzo de su actividad apostólica,
Jesús anda por todos los poblados de Galilea para hablar a la gente sobre el
Reino de Dios que está por llegar (Mc 1,14-15). Allí donde no encuentra gente
para escucharle, habla y transmite la Buena Nueva de Dios, y acoge y sana a los
enfermos, en cualquier lugar: en las sinagogas durante la celebración de la
Palabra los sábados (Mc 1,21; 3,1; 6,2); en reuniones informales en casas de
amigos (Mc 2,1.15; 7,17; 9,28; 10,10); andando por el camino con los discípulos
(Mc 2,23); a lo largo del mar en la playa, sentado en un barco (Mc 4,1); en el
desierto donde se refugia y donde la gente le busca (Mc 1,45; 6,32-34); en la
montaña, de donde proclama las bienaventuranzas (Mt 5,1); en las plazas de las
aldeas y ciudades, donde la gente carga a los enfermos (Mc 6,55-56); en el
Templo de Jerusalén, en ocasión de las romerías, diariamente, ¡sin miedo (Mc
14,49)! Curar y enseñar, enseñar y curar era lo que Jesús más hacía (Mc 2,13;
4,1-2; 6,34). Era lo que siempre hacía (Mc 10,1). La gente quedaba admirada (Mc
12,37; 1,22.27; 11,18) y le buscaba.
•
En la raíz de este gran entusiasmo de la gente estaba, por un lado, la persona
de Jesús, que llamaba y atraía, y, por el otro, el abandono de la gente que era
como oveja sin pastor (cf. Mc 6,34). En Jesús, ¡todo era revelación de aquello
que lo animaba por dentro! El no solamente hablaba sobre Dios, sino que más
bien lo revelaba. Comunicaba algo de lo que el mismo vivía y experimentaba. No
sólo anunciaba la Buena Nueva del Reino. El mismo era una prueba, un testimonio
vivo del Reino. En él aparece aquello que acontece cuando un ser humano deja
que Dios reine en su vida. Lo que vale no son sólo sus palabras, sino sobre
todo el testimonio, el gesto concreto. ¡Esta es la Buena Nueva del Reino que
atrae!
4)
Para la reflexión personal
•
El entusiasmo de la gente en busca de Jesús, en busca de un sentido de la vida
y una solución para sus males. ¿Dónde hay esto hoy? ¿Lo hay en ti, en mí?
•
Lo que llama la atención es la actitud cariñosa de Jesús hacia los pobres y los
abandonados. Y yo ¿cómo me comporto con las personas excluidas de la sociedad?
5)
Oración final
¡Cuán
numerosas tus obras, Señor!
Todas las hiciste con sabiduría,
de tus creaturas se llena la tierra.
¡Bendice, alma mía, al Señor! (Sal 104,24.35)
Todas las hiciste con sabiduría,
de tus creaturas se llena la tierra.
¡Bendice, alma mía, al Señor! (Sal 104,24.35)
Orden
de los Carmelitas