viernes, 5 de noviembre de 2010

La sagacidad debe utilizarse para hacer el bien

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 16,1-8. 

Y añadió dirigiéndose a sus discípulos: -Había un hombre rico que tenía un administrador, y le fueron con el cuento de que éste derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: -¿Qué es eso que oigo decir de ti? Dame cuenta de tu gestión, porque no podrás seguir de administrador. El administrador se dijo: -¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que, cuando me despidan de la administración, haya quien me reciba en su casa. Fue llamando uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: ¿Cuánto debes a mi señor? Aquél respondió: -Cien barriles de aceite. Él le dijo: -Toma tu recibo; date prisa, siéntate y escribe "cincuenta". Luego preguntó a otro: -Y tú, ¿cuánto le debes? Este contestó: -Cien fanegas de trigo. Le dijo: -Toma tu recibo y escribe "ochenta". El señor elogió a aquel administrador de lo injusto por la sagacidad con que había procedido, pues los que pertenecen a este mundo son más sagaces con su gente que los que pertenecen a la luz.

Comentario

Hay que dejar en claro que Jesús no elogia hoy al administrador injusto sino su sagacidad. Según da a entender el Señor, la sagacidad a menudo es utilizada para hacer daño a los demás, cuando  debería utilizarse para hacer el bien.

De hecho, el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, define al sagaz como: “Astuto y prudente, que prevé y previene las cosas”. El administrador del relato del Evangelio de hoy fue astuto al prever que iba a quedar sin puesto. Hasta ahí sirve de ejemplo. Porque lo que hizo para asegurarse unos ingresos y unos ‘amigos’ es muy deshonesto, ya que defraudó a su empleador.

En los tiempos que corren, delincuentes de todas las raleas se muestran increíblemente creativos para hacer de las suyas y uno siempre lamenta que ese mismo ingenio no lo apliquen para desarrollar empresas legales y seguramente rentables.   

La previsión, la astucia, la sagacidad de que hizo gala el administrador de que habla el Evangelio pudieran ser utilizadas por los que ‘pertenecen a la luz’, como Jesús los llama, para hacer el bien, para aplicarlas en las tareas de la evangelización.

En otro aparte de la Sagrada Escritura, el Señor Jesús aconseja también a sus discípulos: "Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas…” (Mt 10, 16). En este caso, igualmente, el Maestro aconseja mucha prudencia, con el fin de no caer en manos de los jueces en los tribunales, o de quienes los azoten, los arresten y den muerte.

Evangelizar hoy tiene muchos escollos y no son son pocos los retos que tiene que enfrentar el misionero, pero con la permanente asistencia del Espíritu Santo y con previsión e ingenio, se puede salir adelante.