¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en
este sábado en que celebramos la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen
María. Que Ella interceda por nosotros.
Dios
nos bendice...
LECTIO DIVINA:
INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA B. V. MARÍA
Lectio:
Jueves,
8 diciembre, 2016
La Anunciación
Lucas 1,26-38
1. LECTIO
a) Oración inicial
Alégrate, Virgen
María,
ya surge la estrella de Jacob.
Se cumplen hoy las Escrituras:
como nube fecunda llega el Señor.
ya surge la estrella de Jacob.
Se cumplen hoy las Escrituras:
como nube fecunda llega el Señor.
Viene
nuestro Dios, no está en silencio;
ten atento el oído a su saludo.
Dulce es la palabra en sus labios,
noble el diseño de su corazón.
ten atento el oído a su saludo.
Dulce es la palabra en sus labios,
noble el diseño de su corazón.
Resplandecen
como alas de paloma
los vestidos de su mensajero;
desciende como céfiro de estío
sobre ti, fecundo, su consuelo
los vestidos de su mensajero;
desciende como céfiro de estío
sobre ti, fecundo, su consuelo
Despliega
su fuerza nuestro Dios,
en tu carne encuentra su descanso;
encuentra en ti su santuario,
alábalo y ámalo por siempre.
en tu carne encuentra su descanso;
encuentra en ti su santuario,
alábalo y ámalo por siempre.
Mira,
aparece su cortejo,
delante de él camina la justicia.
Dominará el orgullo de los fuertes.
Devolverá a los humildes su vigor
delante de él camina la justicia.
Dominará el orgullo de los fuertes.
Devolverá a los humildes su vigor
Extenderá
su gran misericordia
sobre todos los que temen su nombre;
humilde esclava del Señor,
téjenos las alabanzas del Amor.
sobre todos los que temen su nombre;
humilde esclava del Señor,
téjenos las alabanzas del Amor.
b) Lectura del
Evangelio: Lucas 1, 26-38
26 Al sexto mes envió Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre
llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28 Y,
entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» 29 Ella
se conturbó por estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel
saludo. 30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has
hallado gracia delante de Dios; 31 vas a concebir en el
seno y vas a dar a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. 32 Él
será grande, se le llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono
de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob por
los siglos y su reino no tendrá fin.» 34 María respondió
al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» 35 El
ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo
te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se le llamará
Hijo de Dios. 36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha
concebido un hijo en su vejez y este es ya el sexto mes de la que se decía que
era estéril, 37 porque no hay nada imposible para Dios.» 38 Dijo
María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el
ángel, dejándola, se fue.
c) Un momento de
silencio:
para
que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
2. MEDITATIO
a) Clave de lectura:
Aunque
se repiten los temas de Mateo y Marcos, el Evangelio de Lucas es una
composición original en muchos aspectos. El evangelista coloca en su narración
material nuevo con respecto a las otras narraciones evangélicas. En los primeros
dos capítulos que tratan de la infancia de Jesús, Lucas se acerca a las
tradiciones hebraicas con muchas referencias directas e indirectas al Antiguo
Testamento. La teología, el simbolismo y todo el conjunto de los relatos de la
infancia de Jesús han encontrado las raíces en el mundo semítico, diverso en
muchas formas del mundo y del pensamiento griego. El evangelista ambienta el
comienzo de su narración en el ambiente de los anawîm, los pobres
del Señor, o sea aquéllos que se someten con gusto a la voluntad de Dios, firme
en la fe que el Señor les dará la salvación en el tiempo oportuno. A los anawîm el
Señor promete enviar el Mesías “ enviado a llevar la buena nueva a los
abatidos, a curar las llagas de los corazones destrozados, a proclamar la
libertad de los cautivos, y la liberación a los encarcelados, a promulgar el
año de gracia del Señor, y un día de venganza para nuestro Dios, para consolar
a todos los tristes, para alegrar a los afligidos de Sion...” (Is 61, 1ss).
Esta promesa de Dios se cumplirá en Jesús de Nazaret que “entrando según su
costumbre el sábado en la sinagoga” (Lc 4,16), proclama que la promesa de Dios
pronunciada por medio de Isaías “se ha cumplido” (Lc 4,21) en Él. Sólo
los anawîm pueden recibir del hijo de José el carpintero y de
María (Lc 4, 22; Mt 13, 53-58; Mc 6, 1-6; Jn 1,45) la alegre nueva de la
salvación, los otros desgraciadamente se escandalizan de Él. El Mesías es
humilde y dulce, su “boca” pronuncia “palabras de gracia” (Lc 4,22) por esto
para acogerlo se necesita prepararse, entrar dentro de sí mismo, para acoger al
prometido de Israel. Por eso el Señor amonesta por medio del profeta: “Buscad a
Yahvé los humildes de la tierra, que practicáis su ley; buscad la justicia,
buscad la mansedumbre, quizás quedaréis al abrigo de la ira del Señor (Sof
2,3).
En
este contexto, “En el mes sexto, fue enviado el ángel Gabriel a una ciudad de
Galilea llamada Nazaret a una virgen desposada con un varón de la casa de
David, llamado José. La virgen se llamaba María”. (Lc 1, 26-27). Esta virgen es
una de los anawîm a la cual el Señor revela su salvación. Con
ella se encuentran otros dos anawîm que “eran entrados en
años” (Lc 1, 7), “un sacerdote llamado Zacarías” e Isabel que “era estéril” y
por tanto sin hijo (Lc 1, 5-7). También a estos dos deshonrados (Gen 30,33;
1Sam 1, 5-8; 2Sam 6, 23; Os 9,11) se les anuncia la salvación del Señor.
Desgraciadamente en Jerusalén, en el templo, durante la liturgia, lugar de la
revelación, de la potencia y de la gloria de Dios, esta buena nueva no es acogida
por el sacerdote (Lc 1, 8-23). Pero la Palabra de Dios no está ligada y no se
la puede limitar. Dice en verdad el Santo de Israel: “Como baja la lluvia y la
nieve de los cielos y no vuelven allá sin haber empapado y fecundado la tierra
y haberla hecho germinar, dando la simiente para sembrar y el pan para comer,
así será la palabra salida de mi boca: no volverá a mí vacía sino que hace lo
que yo quiero y cumple su misión” (Is 55, 10-11). Por eso, Isabel “en su vejez,
ha concebido un hijo y este es el sexto mes para ella a la que todos llamaban
estéril: nada es imposible para Dios” (Lc 1, 36-37).
Este
será el acontecimiento ofrecido a María como un signo “ de la potencia del
Altísimo” (Lc 1, 35) que se extenderá como sombra sobre ella para concebir al Hijo
de Dios por obra del Espíritu Santo que “descenderá” sobre ella (Lc 1, 34-35).
El Hijo se llamará Jesús, “será grande y llamado Hijo del Altísimo; el Señor
Dios le dará el trono de David su padre y reinará por siempre sobre la casa de
Jacob y su reino no tendrá fin” (Lc 1,31-33). Estas palabras del ángel
recuerdan las mismas dirigidas a Acaz: “El Señor mismo os dará un signo. Helo
aquí: la virgen concebirá y parirá un hijo, que se llamará Emmanuel” (Is 7,
14).
Por
esto, después de la concepción de Juan, o sea “en el sexto mes” (Lc 1,26), la
buena noticia es bien acogida “en una ciudad de la Galilea, llamada Nazaret”
(Lc 1,26) por una doncella, “virgen, prometida como esposa” (Lc 1,27).
“Nazaret” y “María” hacen contraste con “Jerusalén” y “sacerdote”; así como
también es contrastante la frase “ presentándose a ella” con la palabra
“templo”. El Señor se revela en lugares humildes y es acogido por gente humilde
de las que, a juicio de los hombres, no “puede venir nada de bueno” (Jn 1,45).
A María se le invita a gozar: “¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo!” (Lc 1, 28). La presencia del Señor en medio de su pueblo es ocasión
de gozo, porque la presencia del Señor llevan salvación y bendición. El saludo
e invitación del ángel está dirigido a todo el pueblo de Dios en la persona de
María.. Por lo que, todo el pueblo de Dios está llamado a gozar y a alegrarse
en el Señor su Salvador. Es el gozo mesiánico que se anuncia a todos: “Gritad
de gozo y alegraos, habitantes de Sión, porque grande es en medio de vosotros
el Santo de Israel” (Is 12, 6). “¡Exulta, hija de Sion, da voces jubilosas
Israel, y regocíjate con todo tu corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha
revocado los decretos dados contra ti y ha rechazado tu enemigo. El Rey de
Israel es el Señor en medio de ti, tú no verás ya más el infortunio.....” (Sof
3, 14-15ss). “ Alégrate y regocíjate, hija de Sión, porque he aquí que yo vengo
para habitar en medio de ti” (Zc 2, 14).
La
concepción de Jesús es un acontecimiento nuevo, la primicia de la futura nueva
creación operada por la potencia creativa de Dios que viene al encuentro de la
imposibilidad de concebir de María, porque todavía no conoce varón (Lc 1, 34).
La sombra que el Altísimo extiende sobre María recuerda la nube que de día
acompañaba al pueblo en el desierto (Ex 13,22), que daba sombra al monte Sinaí
revelando la gloria del Señor por seis días (Ex 19,16; 24,17). Es también un
signo de la protección de Dios otorgada al justo que invoca el nombre del Señor
y se pone en sus manos durante la prueba (Sal 17,8, 57,2; 140,8). En la
creación, el Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas, signo de la potencia
creadora de la palabra de Dios (Gén 1,2).
Dios
supera toda capacidad humana, nada es imposible para Él (Lc 1,47; Gen 18, 14;
Jer 32,27). Ante el Señor de la alegría, de la vida y de la salvación, María
acoge su palabra generadora y creadora: “He aquí la esclava del Señor, que me
suceda como has dicho” (Lc 1, 38).
b) Preguntas para
orientar la meditación y actualización:
●
El Señor se revela a los anawîm de su pueblo: Según tu parecer
¿quiénes son los anawîm contemporáneos a nosotros?
●
Muchas veces nos sentimos como si viviéramos en un mundo hostil a la revelación
de Dios. Parece también que Él ha enmudecido, que no revela más su palabra que
da vida ¿Es esto verdad? Si Él todavía nos habla ¿dónde puedo encontrar su
palabra viviente? ¿Cómo acogerla?
●
Las potencias del mal parecen envolver nuestro inquieto mundo. Las diversas
modalidades de opresión parecen que incluso oprimen también al Dios de la alegría,
de la libertad, de la misericordia. ¿Cómo te comportas tú ante esta realidad?
¿Piensas que el texto de hoy pueda inspirarte un comportamiento justo ante las
situaciones imposibles?
●
¿Qué piensas tú que sea la característica del comportamiento de María? ¿Te
revela algo en tu vida?
3. ORATIO
a) Cántico de María:
«Alaba
mi alma la grandeza del Señor
y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava,
por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre
y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero.
Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías.
Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como había anunciado a nuestros padres-
en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.»
y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava,
por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre
y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero.
Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías.
Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como había anunciado a nuestros padres-
en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.»
b) Momentos dedicados
al silencio orante
4. CONTEMPLATIO
[En
la contemplación], de hecho, a los hombres fuertes le es consentido recogerse
cuando desean estar solos consigo mismo, cultivar asiduamente los pimpollos de
las virtudes y nutrirse, felizmente, de los frutos del paraíso. Aquí se
conquista aquel ojo cuya serena mirada hiere de amor al Esposo, y por medio de
su transparencia y pureza se ve a Dios.
Aquí
se practica un ocio laborioso y se descansa en una acción quieta. Aquí, por la
fatiga de la lucha, Dios da a sus atletas la recompensa deseada, esto es, la
paz que el mundo ignora, y el gozo en el Espíritu Santo.
Esta
es aquella Raquel graciosa, de bello aspecto, que Jacob, si bien no era ella
fértil de hijos, amó más que a Lía, segura que más fértil, pero de ojos
legañosos. Menos numerosos, de hecho, son los hijos de la contemplación
respecto a los de la acción; sin embargo, José y Benjamín son amados del padre
más que los otros hermanos.
Esta es aquella parte mejor que María ha escogido y que no le será quitada.
Esta es aquella parte mejor que María ha escogido y que no le será quitada.
(De
la Carta de San Bruno a Rodolfo el Verde).
Orden de los Carmelitas