domingo, 3 de diciembre de 2023

Estén prevenidos

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este Domingo I de Adviento , ciclo B.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura del libro del profeta Isaías 63, 16b-17. 19b; 64, 2-7

 

¡Tú, Señor, eres nuestro padre, «nuestro Redentor» es tu Nombre desde siempre! ¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos y endureces nuestros corazones para que dejen de temerte? ¡Vuelve, por amor a tus servidores y a las tribus de tu herencia!

¡Si rasgaras el cielo y descendieras, las montañas se disolverían delante de ti!

Cuando hiciste portentos inesperados, que nadie había escuchado jamás, ningún oído oyó, ningún ojo vio a otro Dios, fuera de ti, que hiciera tales cosas por los que esperan en él. Tú vas al encuentro de los que practican la justicia y se acuerdan de tus caminos.

Tú estás irritado, y nosotros hemos pecado, desde siempre fuimos rebeldes contra ti. Nos hemos convertido en una cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo sucio. Nos hemos marchitado como el follaje y nuestras culpas nos arrastran como el viento.

No hay nadie que invoque tu Nombre, nadie que despierte para aferrarse a ti, porque tú nos ocultaste tu rostro y nos pusiste a merced de nuestras culpas.

Pero tú, Señor, eres nuestro padre, nosotros somos la arcilla, y tú, nuestro alfarero: ¡todos somos la obra de tus manos!

 

Palabra de Dios.

 

SALMO

 

Salmo Sal 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 (R.:4)

 

R.        Restáuranos, Señor del universo, que brille tu rostro y 

seremos salvados.

 

Escucha, Pastor de Israel,

tú que tienes el trono sobre los querubines,

reafirma tu poder y ven a salvarnos.  R.

 

Vuélvete, Señor de los ejércitos,

observa desde el cielo y mira:

ven a visitar tu vid,

la cepa que plantó tu mano,

el retoño que tú hiciste vigoroso.  R.

 

Que tu mano sostenga al que está a tu derecha,

al hombre que tú fortaleciste,

y nunca nos apartaremos de ti:

devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.  R.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Corinto 1-3-9

 

Hermanos:

Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios,

nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

No dejo de dar gracias a Dios por ustedes, por la gracia que él

les ha concedido en Cristo Jesús. En efecto, ustedes han sido colmados en él con toda clase de riquezas, las de la palabra y las del conocimiento, en la medida que el testimonio de Cristo se arraigó en ustedes. Por eso, mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia. El los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida de nuestro Señor Jesucristo. Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

 

Palabra de Dios.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 13, 33-37

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

«Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento. Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela.

Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.

Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!»

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • El regreso del exilio se presenta inmensamente complicado. La reconstrucción de la vida en Jerusalén parece una empresa titánica imposible.
  • El autor tiene convencimiento de que la situación de dificultad y desconcierto que están viviendo los retornados es consecuencia del pecado. Es ahí cuando el profeta dirige esta desgarradora súplica, fundada en la única fuente de absoluta confianza: la paternidad de Dios que a pesar del pecado de Israel, no puede quedar insensible ante el clamor de sus hijos.
  • Es un grito de confianza que clama que se rasguen los cielos porque la salvación sólo puede venir de Dios.
  • Sólo aceptándose como pobre descubre Israel su dignidad. El arrepentimiento es lo primero para liberarse de las cadenas del pecado.

***

  • Los Corintios fueron «santificados» y «llamados a ser santos». Fueron colmados y, no obstante, siguen esperando. La comunidad cristiana está inserta en la historia y comprometida con ella, pero espera algo más; vive de una nostalgia y de una esperanza.
  • La gracia y la paz, la salvación y la nueva vida, nos vienen de Dios por Jesucristo. También por Jesucristo tenemos que dar gracias a Dios.

***

  • Marcos presenta a un hombre que se marcha lejos confiando a los criados el cuidado de sus bienes. No insiste en el cuidado de los bienes sino en la actitud alerta y vigilante que deben tener porque no se conoce la llegada del amo. Se pide a los creyentes la máxima vigilancia, que renuncien a realizar cálculos y a hacer previsiones sobre el fin de los tiempos. Es necesario aguardar sin temor aquel fin, entregados al trabajo de cada día. La esperanza evangélica del presente se vive en «el hoy de Dios».
  • El autor, después de mostrar la liberación traída por el Hijo del hombre en su intervención final, les pide a los creyentes que su confianza y su entusiasmo se concreten en una acción cotidiana.

***

  • Velen es la palabra de orden del Adviento. En medio de nuestra necesidad lo esperamos todo de Dios porque Él es fiel. Todo nos viene de su bondad y misericordia, por eso podemos esperar en Él con seguridad y confianza. Pero también trabajamos y ponemos de nuestra parte lo que hemos recibido.  Velamos activos, no nos sentamos a esperar, sino que vamos construyendo los caminos para que llegue.
  • Vigilancia y fe, que ya hacen presente en medio de la vida de cada día, a ese Cristo que está realizando los cielos nuevos y la tierra nueva. El cristiano no es un hombre que lo espera todo en el futuro, el cristiano sabe que Cristo, está trabajando en la humanidad, y que la humanidad que se convierte a Cristo se transforma en ese hombre nuevo, que necesita la sociedad para organizar un mundo según el corazón de Dios.
  • La restauración del mundo ya está iniciada, desde que Cristo, vino trayendo la vida de Dios para injertarla en el corazón de la historia, ya puso la levadura divina en la humanidad. Cristo ya está en la historia, Cristo ya está en la entraña del pueblo, Cristo ya está operando los cielos nuevos y la tierra nueva y el trabajo de Adviento es precisamente esa vigilancia y fe: descubrir a ese Cristo que está viniendo continuamente y está buscando encarnarse para transformar todo desde la novedad del Evangelio.
  • Adviento significa esperar la segunda venida de Cristo cuando venga a juzgar, pero es presente. Presente en  la vida de la Iglesia, en su esfuerzo de descubrir el Cristo que viene en la Palabra de vida, en la gracia viva de los sacramentos, en las personas que nos rodean –particularmente en los pobres y sufrientes-, en la vida de la comunidad que camina tratando de hacer historia de salvación, en los acontecimientos de la vida, en el trabajo muchas veces dolorosamente perseverante por un mundo más fraterno y solidario. “Ayúdanos a preparar la venida de tu reino, hasta la hora en que nos presentemos ante ti, santo entre los santos del cielo… Entonces en la creación nueva, liberada por fin de la corrupción te cantaremos la acción de gracias de Jesucristo, tu Ungido que vive eternamente”. P.E. Reconc. 1.
  • Adviento es la Iglesia, que sale al encuentro de todos los hombres y de todo el hombre, como Cristo, con tal de llevarles el verdadero mensaje de salvación. Cristo viene a salvar al hombre donde quiera que se encuentre. Quiere salir a todas las encrucijadas y quiere salir en su Iglesia, en sus cristianos, en la espera del juicio final, cuando se va a consumar la historia, cuando se creen los cielos nuevos donde no habrá injusticia ni dolor, porque la última palabra la dirá el Señor.
  • Adviento es presencia cristiana en el mundo. Celebramos la Encarnación. Celebramos el gesto infinitamente amoroso de Dios que de tal manera amó al mundo que le dio a su propio Hijo. Y Cristo, nacido de María de Nazaret fue hombre de su pueblo y de su tiempo: vivió como un judío, trabajó como un obrero de Nazaret y desde entonces sigue encarnándose en todos los hombres. La Iglesia debe seguir este mismo camino. Una Iglesia que sepa sentir como suyo todo lo humano y quiera encarnarse en el dolor, la esperanza, la angustia de todos los que sufren y gozan, esa Iglesia será Cristo amado y esperado, Cristo presente; y eso depende de nosotros.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué significado le he dado hasta hoy al Adviento?
  • ¿Qué novedad, qué conversión me trae la Palabra de este domingo?
  • ¿Qué aspectos tengo que revisar de mi “esperanza” y mi “alegría”?

 

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

 

Tú eres, Señor, nuestro alfarero

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral