¡Amor y paz!
El Evangelio de hoy nos
invita a reconocer que Jesús está en medio de nosotros, en un mundo que nada
nos habla de Dios. Lo vemos simbólicamente en el pesebre, pero sobre todo, está
realmente presente en nuestros hermanos, con más veras en los más necesitados,
en su Palabra, en la Eucaristía, en la oración, en la asamblea reunida en su
nombre, etc.
Decía un santo sacerdote:
No dejes lo importante por hacer lo urgente… Lo único importante es Dios… todo
lo demás siempre será urgente.
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles, en la segunda semana de la Feria de Navidad.
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles, en la segunda semana de la Feria de Navidad.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Juan 1,19-28.
Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: "¿Quién eres tú?". El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: "Yo no soy el Mesías". "¿Quién eres, entonces?", le preguntaron: "¿Eres Elías?". Juan dijo: "No". "¿Eres el Profeta?". "Tampoco", respondió. Ellos insistieron: "¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?". Y él les dijo: "Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías". Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle: "¿Por qué bautizas, entonces, si tu no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?". Juan respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia". Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
Comentario
El evangelio de hoy es
como un pórtico a lo que nos aguarda en los días siguientes: una galería de
respuestas a la pregunta sobre quién es Jesús. Antes de presentarnos esas
respuestas, hoy, Juan Bautista, suscita en nosotros la curiosidad. Nos abre el
apetito. Sus palabras resultan tan actuales y tan directas como cuando fueron
pronunciadas o escritas: "En medio de vosotros hay uno que no
conocéis". ¿De qué nos sirve confesar a Jesús como Mesías o como Hijo de
Dios si antes no caemos en la cuenta de que está "en medio de
nosotros"? Una vieja canción que muchos de vosotros habréis cantado nos lo
decía así: "Con vosotros está y no lo conocéis". Y, a continuación,
con un lenguaje directo, iba desgranando las diversas presencias
"ocultas" de Cristo: "Su nombre es el Señor y pasa hambre ...
está desnudo ... está en la cárcel".
¡Este es el misterio de Navidad: caer
en la cuenta de que ya está en medio de nosotros y no acabamos de conocerlo!
¿Cómo es posible que venga a los suyos y los suyos no lo conozcan? Esta
pregunta, que nos afecta a todos, se me ha hecho muy patente cuando he viajado
a Israel. Es como si en el país de Jesús se concentrara toda la indiferencia de
la humanidad. En ese diminuto país, "su" país, son muy pocos los que
lo confiesan como el Señor. ¿Qué significa eso?
A
partir de mañana, el evangelio de Juan nos irá ofreciendo algunas pistas, pero,
¿no os parece que es bueno antes caer en la cuenta de que ese desconocido ya
está en medio de nosotros? Os invito a abrir los ojos a la realidad que nos
rodea, a dejarnos despabilar por una canción que dice: "Cristo nace cada
día / en la cara del obrero cansado, / en el rostro de los niños que ríen
jugando, / en cada anciano que tenemos al lado /. Cristo nace cada día / y por
mucho que queramos matarlo, / nacerá día tras día, / minuto a minuto, en cada
hombre que quiera aceptarlo.
Gonzalo Fernández cmf
Gonzalo Fernández cmf