¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este viernes 5 del Tiempo Ordinario, ciclo B.
Dios nos bendice…
1ª Lectura (1Re 11,29-32; 12,19):
En aquel tiempo, Jeroboam, siervo de Salomón, salió de Jerusalén y se encontró por el camino al profeta Ajías, de Siló, que llevaba puesto un manto nuevo. Estaban los dos solos en el campo. Ajías tomó su manto, lo rasgó en doce pedazos y le dijo a Jeroboam: «Toma diez pedazos, pues el Señor, Dios de Israel, te manda decir: ‘Voy a desgarrar el reino de Salomón. A ti te daré diez tribus, y a Salomón solamente le dejaré una en consideración a David, mi siervo, y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel’». Y desde entonces hasta el día de hoy, Israel se separó de la casa de David.
Salmo responsorial: 80
R/. Israel, yo soy tu Dios: cumple mis mandatos.
No tendrás otro Dios fuera de mí, ni adorarás a dioses
extranjeros. Pues yo, el Señor, soy el Dios tuyo, el que te sacó de Egipto, tu
destierro.
Pero Israel no oyó mi voz y mi pueblo no quiso obedecerme. Los entregué, por
eso, a sus caprichos y los dejé vivir como quisiesen.
Israel, yo soy tu Dios: cumple mis mandatos. ¡Ojalá que mi puebla escuchara y
cumpliera Israel con mis mandatos! Yo, al punto, humillaría a sus enemigos y
sentirían mi mano sus contrarios.
Versículo antes del Evangelio (Cf. Hch 16,14):
Aleluya. Abre, Señor, nuestros corazones, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluya.
Texto del Evangelio (Mc 7,31-37):
En aquel tiempo, Jesús se marchó de la región de Tiro y
vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Le
presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la
mano sobre él. Él, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los
oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al cielo, dio
un gemido, y le dijo: «Effatá», que quiere decir: "¡Ábrete!".
Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y
hablaba correctamente. Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto
más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban. Y se maravillaban
sobremanera y decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a
los mudos».
Comentario
Hoy, el Evangelio nos presenta un milagro de Jesús: hizo
volver la escucha y destrabó la lengua a un sordo. La gente se quedó admirada y
decía: «Todo lo ha hecho bien» (Mc 7,37).
Ésta es la biografía de Jesús hecha por sus contemporáneos. Una biografía corta
y completa. ¿Quién es Jesús? Es aquel que todo lo ha hecho bien. En el doble
sentido de la palabra: en el qué y en el cómo, en la sustancia y en la manera.
Es aquel que sólo ha hecho obras buenas, y el que ha realizado bien las obras
buenas, de una manera perfecta, acabada. Jesús es una persona que todo lo hace
bien, porque sólo hace acciones buenas, y aquello que hace, lo deja acabado. No
entrega nada a medias; y no espera a acabarlo después.
Procura también tú dejar las cosas totalmente listas ahora: la oración; el
trato con los familiares y las otras personas; el trabajo; el apostolado; la
diligencia para formarte espiritual y profesionalmente; etc. Sé exigente
contigo mismo, y sé también exigente, suavemente, con quienes dependen de ti.
No toleres chapuzas. No gustan a Dios y molestan al prójimo. No tomes esta
actitud simplemente para quedar bien, ni porque este procedimiento es el que
más rinde, incluso humanamente; sino porque a Dios no le agradan las obras
malas ni las obras “buenas” mal hechas. La Sagrada Escritura afirma: «Las obras
de Dios son perfectas» (Dt 32,4). Y el Señor, a través de Moisés, manifiesta al
Pueblo de Israel: «No ofrezcáis nada defectuoso, pues no os sería aceptado»
(Lev 22,20). Pide la ayuda maternal de la Virgen María. Ella, como Jesús,
también lo hizo todo bien.
San Josemaría nos ofrece el secreto para conseguirlo: «Haz lo que debas y está
en lo que haces». ¿Es ésta tu manera de actuar?
Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach (Vilamarí, Girona, España)
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