¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este miércoles de
la 21a semana del Tiempo Ordinario, en que celebramos la memoria de la Santísima
Virgen María, Reina.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: MATEO
20,1-16
Lectio:
Miércoles, 22 agosto, 2018
TIEMPO ORDINARIO
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, que has
preparado bienes inefables para los que te aman; infunde tu amor en nuestros
corazones, para que, amándote en todo y sobre todas las cosas, consigamos
alcanzar tus promesas, que superan todo deseo. Por nuestro Señor.
2) Lectura del Evangelio
2) Lectura del Evangelio
Del Evangelio según Mateo 20,1-16
«En efecto, el Reino de
los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana
a contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado con los obreros en un
denario al día, los envió a su viña. Salió luego hacia la hora tercia y al ver
a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: `Id también vosotros a mi
viña, y os daré lo que sea justo.' Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora
sexta y a la nona e hizo lo mismo. Todavía salió a eso de la hora undécima y,
al encontrar a otros que estaban allí, les dice: ` ¿Por qué estáis aquí todo el
día parados?' Dícenle: `Es que nadie nos ha contratado.' Díceles: `Id también
vosotros a la viña.' Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador:
`Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los
primeros.' Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada
uno. Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también
cobraron un denario cada uno. Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario,
diciendo: `Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a
nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor.' Pero él contestó a
uno de ellos: `Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo
en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último
lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser
tu ojo malo porque yo soy bueno?'. Así, los últimos serán primeros y los
primeros, últimos.»
3) Reflexión
3) Reflexión
• El evangelio de hoy trae una parábola que encontramos sólo en Mateo. No la hay en los otros tres evangelios. Como en todas las parábolas, Jesús cuenta una historia hecha de elementos de la vida diaria de la gente. Retrata la situación social de su tiempo, en la que los oyentes se reconocían. Pero al mismo tiempo, en la historia de la parábola, acontecen cosas que nunca acontecen en la realidad de la vida de la gente. Al hablar del dueño, Jesús piensa en Dios, piensa en su Padre. Por esto, en la historia de la parábola, el dueño hizo cosas sorprendentes que no acontecen en el día a día de la vida de los oyentes. En esta actitud extraña del dueño hay que procurar encontrar la llave para comprender el mensaje de la parábola.
• Mateo 20,1-7: Las cinco veces que el propietario sale en busca de obreros. " El Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.” Así empieza la historia que habla por sí y no precisaría de ningún comentario. En lo que sigue, el propietario sale otras cuatro veces para llamar a obreros a que vayan a su viña. Jesús alude al terrible desempleo de aquella época. Algunos detalles de la historia:
(a)
El dueño sale personalmente cinco veces para contratar a los obreros.
(b)
En la hora de contratar a los obreros, solamente con el primer grupo decide el
salario: un denario por día. Con los de la hora nona dice: Os daré lo que es
justo. Con los otros no concordó nada, sólo los contrató para que fueran a
trabajar en la viña.
(c)
Al final del día, a la hora de hacer las cuentas con los obreros, el
propietario manda que el administrador cumpla con este servicio.
• Mateo 20,8-10: La
extraña manera de acertar las cuentas al final del día. Al atardecer, dice el
dueño de la viña a su administrador: `Llama a los obreros y págales el jornal,
empezando por los últimos hasta los primeros.' Vinieron, pues, los de la hora
undécima y cobraron un denario cada uno. Empieza por los últimos y termina por
los primeros’. Aquí, a la hora de hacer cuentas, acontece algo extraño que no
acontece en la vida común. Parece que las cosas se han invertido. El pago
empieza con los que fueron contratados por último y que trabajaron apenas una
hora. El pago es el mismo para todos: un denario, como había sido combinado con
los que fueron contratados al comienzo del día. Al venir los primeros pensaron
que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. ¿Por qué el
propietario hizo esto? ¿Tú harías así? La llave de la parábola está escondida
en este gesto sorprendente del propietario.
• Mateo 20,11-12: La
reacción normal de los obreros ante la extraña actitud del propietario. Los
últimos en recibir el salario fueron los que habían sido contratados los
primeros. Estos, así dice la historia, al recibir el mismo pago, empezaron a
murmurar contra el propietario, diciendo: “¡Estos últimos no han trabajado más
que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día
y el calor!” Es la reacción normal de sentido común. Creo que todos nosotros
tendríamos la misma reacción y diríamos la misma cosa al dueño. ¿O no?
• Mateo 20,13-16: La
explicación sorprendente del propietario que proporciona la llave de la
parábola. La respuesta del propietario es ésta: “Amigo, no te hago ninguna
injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete.
Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo
hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?”
Estas palabras encierran la clave que explica la actitud del propietario y
apunta hacia el mensaje que Jesús quiere comunicar:
(a)
El propietario no fue injusto, pues actuó de acuerdo con los que había sido
combinado con el primer grupo de obreros: un denario al día.
(b)
Es decisión soberana del propietario dar a los últimos lo mismo que había sido
combinado con los de la primera hora. Estos no tienen derecho a reclamar.
(c)
Actuando dentro de la justicia, el propietario tiene derecho a hacer el bien
que quiere con las cosas que le pertenecen. El obrero, por su parte, tiene este
mismo derecho.
(d)
La pregunta final toca el punto central: O ¿va a ser tu ojo malo porque yo soy
bueno?' Dios es diferente. Sus pensamientos no son nuestros pensamientos (Is
55,8-9).
•
El trasfondo de la parábola es la coyuntura de aquella época, la de Jesús como
la de Mateo. Los obreros de la primera hora son el pueblo judío, llamado por
Jesús a trabajar en su viña. Ellos sostuvieron el peso del día, desde Abrahán y
Moisés, más de mil años. Ahora, en la undécima hora, Jesús llama a los paganos
para que vayan a trabajar en su viña y ellos llegan a tener la preferencia en
el corazón de Dios: “Así, los últimos serán los primeros, y los primeros serán
los últimos”.
4) Para la reflexión personal
4) Para la reflexión personal
•
Los de la undécima hora llegan, se aventajan y reciben prioridad en la fila de
entrada en el Reino de Dios. Cuando tú esperas dos horas en una fila y llega
alguien que, sin más, se coloca delante de ti, ¿lo aceptas? ¿Es posible
comparar las dos situaciones?
•
La acción de Dios supera nuestros cálculos y nuestra manera humana de actuar.
Sorprende y a veces incomoda. ¿Ha ocurrido a veces en tu vida? ¿Qué lección
saca?
5) Oración final
5) Oración final
Bondad
y amor me acompañarán
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
un sinfín de días. (Sal 23,6)
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
un sinfín de días. (Sal 23,6)
Orden de los Carmelitas