martes, 3 de octubre de 2023

Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este martes XXVI del Tiempo Ordinario, ciclo A.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de la profecía de Zacarías            8, 20-23

 

Así habla el Señor de los ejércitos:

Vendrán asimismo pueblos y habitantes de muchas ciudades. Los habitantes de una ciudad irán a otra, diciendo: «Vamos a apaciguar el rostro del Señor y a buscar al Señor de los ejércitos; yo también quiero ir.»

Pueblos numerosos y naciones poderosas vendrán a Jerusalén a buscar al Señor de los ejércitos y a apaciguar el rostro del Señor.

Así habla el Señor de los ejércitos:

En aquellos días, diez hombres de todas las lenguas que hablan las naciones, tomarán a un judío por el borde de sus vestiduras y le dirán: «Queremos ir con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes.»

 

Palabra de Dios.

 

SALMO         

 

Sal 86, 1-3. 4-5. 6-7 (R.: Zac 8, 23)

 

R.        Dios está con nosotros.

 

¡Esta es la Ciudad que fundó el Señor

sobre las santas Montañas!

El ama las puertas de Sión

más que a todas las moradas de Jacob.

 

Cosas admirables se dicen de ti, Ciudad de Dios.  R.

«Contaré a Egipto y a Babilonia

entre aquellos que me conocen;

filisteos, tirios y etíopes han nacido en ella.»

Así se hablará de Sión:

«Este, y también aquél,

han nacido en ella,

y el Altísimo en persona la ha fundado.»  R.

 

Al registrar a los pueblos, el Señor escribirá:

«Este ha nacido en ella.»

Y todos cantarán, mientras danzan:

«Todas mis fuentes de vida están en ti.»  R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   9, 51-56

 

Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.

Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?» Pero él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo.

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • Inmersos entre paganos, durante su largo destierro, los judíos más fervorosos adquirieron conciencia de que su fe iba destinada a todos los hombres. Y expresaban esta convicción anunciando que todos los pueblos irían un día, en peregrinación, a Jerusalén.
  • El universalismo forma parte del alma de Israel: “Pueblos numerosos y naciones poderosas vendrán a Jerusalén a implorar al Señor del universo y a buscar su rostro”.
  • No se trata pues de una unidad política, ni de la capital de un imperio terrestre; esa reunión de la humanidad está suscitada por la fe, es únicamente religiosa.
  • El profeta Zacarías, con dos oráculos, no sólo anuncia el bienestar del pueblo en su vuelta a Sión, sino que afirma el carácter universal de la salvación que Dios tiene programada.
  • En torno al Dios de los judíos y su Mesías se reunirán todas las naciones como un sólo pueblo que alabe su Nombre. Todos se enterarán de que la Palabra salvadora, la Verdad plena, está en Jerusalén, y correrán a «consultar» al Dios verdadero.

***

  • Jesús quiere ir hasta el fin. Sabe cuál es su camino y se dispone con generosidad a seguirlo a pesar de que lo lleva a la cruz. Esta marcha hacia Jerusalén, ciudad de su Pascua, es una partida sin retorno.
  • Envía mensajeros delante suyo que entraron en Samaría para prepararle alojamiento; pero allí se negaron a recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. Los judíos fieles siempre consideraron cismáticos a los Samaritanos cuando éstos construyeron un templo en la cumbre del monte Garetzim. Despreciados por los judíos, se tomaban su revancha, ocasionando toda clase de molestias a los peregrinos que atravesaban su país para subir a Jerusalén.
  • Jesús no evita pasar por esa tierra en la que un racismo y un desprecio recíproco hacía estragos. Era necesario, por tanto, que los mensajeros preparasen convenientemente el ambiente en Samaria, a fin de que éstos recibieran bien dispuestos a Jesús.
  • Ante el rechazo de los samaritanos, los discípulos Santiago y Juan le propusieron el castigo que Elías en el libro de los Reyes infligió a sus adversarios. El espíritu de poder está siempre ahí, en el corazón de los hombres.  Esos pobres discípulos creían ser los intérpretes de Dios, y disponer del fuego divino para juzgar a esos Samaritanos.  
  • Jesús fiel a su misma palabra no quiere arrancar la cizaña porque se haya mezclado con el trigo. El juicio vendrá más tarde. Increpa a los discípulos como si estuviesen endemoniados, y de hecho, están «poseídos» por una ideología que les impide actuar como personas sensatas: están repletos de odio, de intolerancia religiosa y de exaltación nacionalista.
  • Con energía Jesús les pide que se comporten de acuerdo al proyecto que Él mismo les ha enseñado. Las rivalidades históricas de sus pueblos no se remedian generando más odio y muerte. Jesús no vino a destruir sino a redimir.  Se marcharán a otra aldea sin impaciencias, sin ánimo justiciero, sin dejarse hundir por un fracaso. El desafío es seguir evangelizando, y no condenando: «porque el Hijo del Hombre ha venido a salvar».
  • La actitud de Santiago y Juan sigue estando presente en muchas religiones, ideologías y políticas. Por todos los medios los seres humanos a lo largo de la historia hemos buscado la forma de acabar con los que piensan, actúan o viven de forma diferente.
  • La reacción de Jesús con sus discípulos es un llamado para que los cristianos depongamos el odio, el resentimiento y la venganza, y construyamos espacios de diálogo y concertación que permitan construir la paz entre los pueblos.
  • Si somos llamados a proclamar la Buena Nueva a todas las naciones, y llevar la luz y la salvación que Dios ofrece a todos los hombres, no podemos excluir a nadie. Ni aun cuando seamos rechazados, difamados, perseguidos o se ponga en riesgo nuestra vida. El llamado es a orar por los que nos persiguen y maldicen, no a que hagamos bajar fuego contra ellos para hacerlos desaparecer.
  • Somos mensajeros de la Vida y del Amor que proceden de Dios, y no de la muerte ni del egoísmo que oscurecen la mente de los hombres, quitan la paz y destruyen la posibilidad del amor fraterno.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Somos conscientes de dónde venimos y a dónde vamos, en nuestra vida?
  • ¿Qué actitud tomo ante mis propios pecados, mis propios fracasos, ante los rechazos de los demás, ante las lentitudes o los retrasos de la Iglesia?
  • ¿Qué hacemos cuando algo nos sale mal, cuando experimentamos el rechazo por parte de alguien?
  • ¿Cómo reaccionamos cuando alguien no nos hace caso o nos lleva la contra?

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral