¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este jueves de la 2ª
semana del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: MARCOS
3,7-12
Lectio:
Jueves, 24 enero,
2019
Tiempo ordinario
1) Oración inicial
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente la oración de tu pueblo, y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por nuestro Señor. Amen.
2) Lectura
Del santo Evangelio según
Marcos 3,7-12
Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.
3) Reflexión
• La conclusión a la que
se llega, al final de estos cinco conflictos (Mc 2,1 a 3,6), es que la Buena
Nueva de Dios tal y como era anunciada por Jesús, decía exactamente lo
contrario de la enseñanza de las autoridades religiosas de la época. Por esto,
al final del último conflicto, se prevé que Jesús no va a tener una vida fácil
y será combatido. La muerte aparece en el horizonte. Decidirán matarle (Mc
3,6). Sin una conversión sincera no es posible comprender la Buena Nueva.
• Un resumen de la acción
evangelizadora de Jesús. Los versos del evangelio de hoy (Mc 3,7-12) son un
resumen de la actividad de Jesús y acentúan un enorme contraste. Un poco antes,
en Mc 2,1 hasta 3,6, se habla sólo de conflictos, inclusive del conflicto de
vida y muerte entre Jesús y las autoridades civiles y religiosas de la Galilea
(Mc 3,1-6). Y aquí en el resumen, parece lo contrario: un movimiento popular
inmenso, mayor que el movimiento de Juan Bautista, porque llegaba gente no sólo
de Galilea, sino también de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del
Jordán, de Tiro y de Sidón para encontrarse con Jesús (Mc 3,7-12). Todos
quieren verle y tocarle. Es tanta gente y hasta Jesús queda preocupado. Corre
el peligro de ser aplastado por la gente. Por eso, pide a los discípulos que
tengan a disposición una barca para que la multitud no lo aplastara. Y desde la
barca hablaba a la multitud. Eran sobre todo excluidos y marginados que venían
a él para que los sanara de sus males: los enfermos y los poseídos. Estos que
no eran acogidos en la convivencia social de la sociedad de la época, son ahora
acogidos por Jesús. He aquí el contraste: por un lado, el liderazgo religioso y
civil que decide matar a Jesús (Mc 3,6); por el otro un movimiento popular
inmenso que busca en Jesús la salvación. ¿Quién ganará?
• Los espíritus impuros y
Jesús. La insistencia de Marcos en la expulsión de los demonios es muy grande.
El primer milagro de Jesús es la expulsión de un demonio (Mc 1,25). El primer
impacto que Jesús causa en la gente es por causa de la expulsión de los
demonios (Mc 1,27). Una de las principales causas del enfrentamiento de Jesús con
los escribas es la expulsión de los demonios (Mc 3,22). El primer poder que los
apóstoles van a recibir cuando son enviados en misión, es el poder de expulsar
los demonios (Mc 6,7). La primera señal que acompaña el anuncio de la
resurrección es la expulsión de los demonios (Mc 16,17). ¿Qué significa
expulsar los demonios en el evangelio de Marcos?
• En el tiempo de Marcos, el miedo a los demonios iba en aumento. Algunas religiones, en vez de liberar a la gente, alimentaban el miedo y la angustia. Uno de los objetivos de la Buena Nueva de Jesús era ayudar a la gente a que se liberara de este miedo. La llegada del Reino de Dios significó la llegada de un poder más fuerte. Jesús es “el hombre más fuerte” que llegó para someter a Satanás, el poder del mal, y sustraer de sus garras a la humanidad presa del miedo (Mc 3,27). Por esto, Marcos insiste tanto, en la victoria de Jesús sobre el poder del mal, sobre el demonio, sobre Satanás, sobre el pecado y sobre la muerte. Desde el principio hasta el fin, con palabras casi iguales, repite el mismo mensaje: “¡Jesús expulsaba a los demonios!” (Mc 1,26.27.34.39; 3,11-12.15.22.30; 5,1-20; 6,7.13; 7,25-29; 9,25-27.38; 16,9.17). ¡Parece como un refrán! Hoy, en vez de usar siempre las mismas palabras preferimos usar palabras diferentes. Diríamos: “¡El poder del mal, Satanás, que infundió miedo entre la gente, Jesús lo venció, lo dominó, lo sometió, lo destronó, lo derribó, lo echó, lo eliminó, lo exterminó, lo aniquiló, lo abatió, lo destruyó y lo mató!” Lo que Marcos quiere decirnos es lo siguiente: “A los cristianos está prohibido tener miedo a Satanás!” Después de que Jesús resucitó, es una manía y falta de fe hacer referencia a todas horas a Satanás, como si él tuviera algún poder sobre nosotros. Insistir en el peligro de los demonios para llamar a la gente a que vaya a las iglesias, es desconocer la Buena Nueva del Reino. ¡Es falta de fe en la resurrección de Jesús!
4) Para una reflexión
personal
• ¿Cómo vives tu fe en la resurrección de Jesús? ¿Te ayuda a vencer el miedo?
• Expulsión de los
demonios. ¿Cómo haces para neutralizar ese poder en tu vida?
5) Oración final
¡En ti gocen y se alegren
todos los que te buscan!
¡Digan sin cesar: «Grande es el Señor»
los que ansían tu victoria! (Sal 40,17)
Orden de los Carmelitas