lunes, 22 de noviembre de 2010

«Esa pobre viuda ha echado más que nadie»

¡Amor y paz!

En esta última semana del Tiempo Ordinario, el Evangelio nos presenta a través de los ojos de Jesús una escena muy diciente. Una viuda se acerca y deposita dos monedas de escaso valor, mientras los ricos depositaban en el cofre cuantiosas sumas. A los ojos de los humanos, los ricos eran generosos, a los ojos de Dios la única generosa es la viuda.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Lunes de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 21,1-4.
Después, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo. Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre, y dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie. Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir". 
Comentario
     En el evangelio de Lucas, el Señor enseña que hay que ser misericordioso y generoso para con los pobres, sin pararse a pensar en la propia pobreza; porque la generosidad no se calcula según la abundancia del patrimonio sino según la disposición a dar. Por eso la palabra del Señor provoca que todos prefieran a esa viuda de la cual se ha dicho: «Esa pobre viuda ha echado más que nadie». En el sentido moral el Señor enseña a todo el mundo que es preciso no dejar de hacer el bien pensando en la vergüenza de la pobreza, y que los ricos no deben gloriarse cuando parece que dan más que los pobres. Una pequeña moneda cogida de unos pocos bienes es más valiosa que la que se saca de la abundancia; no se calcula lo que se da sino lo que queda. Nadie ha dado más que la que no ha guardado nada para sí...

   Ahora bien, en el sentido místico es necesario no olvidar a esta mujer que ha tirado dos monedas en el cepillo[i]. Ciertamente, ¡grande es esta mujer que, por el juicio de Dios, mereció ser preferida a todos! ¿No será que ella ha sacado su fe de los dos Testamentos que son en beneficio de los hombres? Nadie hizo más, ni ningún hombre ha podido igualar la grandeza de su don, puesto que ella unió la fe a la misericordia. También tú, quienquiera que seas..., no dudes de llevar al cepillo dos monedas llenas de fe y de gracia.

San Ambrosio (hacia 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Exhortación a las viudas, § 27s -
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[i] Cepillo: Caja de madera u otra materia, con cerradura y una abertura por la que se introducen las limosnas, que se fija en las iglesias y otros lugares.(RAE).