¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el evangelio, en este lunes de la 27a semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Lucas 10,25-37
Lectio
Lunes, 7 Octubre ,
2019
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, que con
amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican; derrama
sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda
inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro
Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según
Lucas 10,25-37
Se levantó un legista y dijo, para
ponerle a prueba: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida
eterna?» Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió:
«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus
fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.» Díjole entonces:
«Bien has respondido. Haz eso y vivirás.» Pero él, queriendo justificarse, dijo
a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de
Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores que, después de despojarle y
darle una paliza, se fueron, dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por
aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita
que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de
camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión. Acercándose, vendó sus
heridas, echando en ellas aceite y vino; y le montó luego sobre su propia
cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacó dos
denarios y se los dio al posadero, diciendo: `Cuida de él y, si gastas algo
más, te lo pagaré cuando vuelva.' ¿Quién de estos tres te parece que fue
prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la
misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy nos presenta la
parábola del Buen Samaritano. Meditar una parábola es lo mismo que profundizar
en la vida, para descubrir en ella los llamados de Dios. Al descubrir el largo
viaje de Jesús hacia Jerusalén (Lc 9,51 a 19,28), Lucas ayuda a las comunidades
a comprender mejor en qué consiste la Buena Nueva del Reino. Lo hace
presentando a personas que vienen a hablar con Jesús y le plantean preguntas.
Eran preguntas reales de la gente al tiempo de Jesús y eran también preguntas
reales de las comunidades del tiempo de Lucas. Así, en el evangelio de hoy, un
doctor de la ley pregunta: "¿Qué he de hacer para tener en herencia vida
eterna?" La respuesta, tanto del doctor como de Jesús, ayuda a comprender
mejor el objetivo de la Ley de Dios.
• Lucas 10,25-26: "¿Qué he de
hacer para tener en herencia vida eterna?" Un doctor, conocedor de la ley,
quiere provocar la pregunta: "¿Qué he de hacer para tener en heredad vida
eterna?" El doctor piensa que tiene que hacer algo para poder heredar. El
quiere garantizarse la herencia por su propio esfuerzo. Pero una herencia no se
merece. La herencia la recibimos simplemente por ser hijo o hija. ”Así, pues,
ya no eres esclavo, sino hijo, y tuya es la herencia por gracia de Dios”. (Gal
4,7). Como hijos y hijas no podemos hacer nada para merecer la herencia.
¡Podemos perderla!
• Lucas 10,27-28: La respuesta del
doctor. Jesús responde con una nueva pregunta: “¿Qué está escrito en la
Ley?" El doctor responde correctamente. Juntando dos frases de la Ley, él
dice: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con
todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo." La
frase viene del Deuteronomio (Dt 6,5) y del Levítico (Lev 19,18). Jesús aprueba
la respuesta y dice: "¡Haz esto y vivirás!" Lo importante, lo
principal, ¡es amar a Dios! Pero Dios viene hasta mí, en el prójimo. El prójimo
es la revelación de Dios para conmigo. Por esto, he de amar también a mi
prójimo con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi fuerza y con todo mi
entendimiento.
• Lucas 10,29: "¿Y quién es mi
prójimo?" Queriendo justificarse, el doctor pregunta: "¿Y quién es mi
prójimo?" El quiere saber para él:"¿En qué prójimo Dios viene hasta
mi?" Es decir, ¿cuál es la persona humana prójima a mí que es revelación
de Dios para mi? Para los judíos, la expresión prójimo iba ligada al clan.
Aquel que no pertenecía al clan, no era prójimo. Según el Deuteronomio, podían
explotar al “extranjero”, pero no al “prójimo” (Dt 15,1-3). La proximidad se
basaba en lazos de raza y de sangre. Jesús tiene otra forma de ver, que expresa
en la parábola del Buen Samaritano.
• Lucas 10,30-36: La parábola:
a) Lucas 10,30: El asalto por el
camino de Jerusalén hacia Jericó. Entre Jerusalén y Jericó se encuentra el
desierto de Judá, refugio de revoltosos, marginados y asaltantes. Jesús cuenta
un caso real, que debe haber ocurrido muchas veces. “Bajaba un hombre de
Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores que, después de despojarle y
darle una paliza, se fueron, dejándole medio muerto.”
b) Lucas 10,31-32: Pasa un sacerdote,
pasa un levita. Casualmente, pasa un sacerdote y, acto seguido, un levita. Son
funcionarios del Templo, de la religión oficial. Los dos vieron al hombre
asaltado, pero pasaron adelante. ¿Por qué no hicieron nada? Jesús no lo dice.
Deja que nosotros supongamos o nos identifiquemos. Tiene que haber ocurrido
varias veces, tanto en tiempo de Jesús, como en tiempo de Lucas. Hoy también
acontece: una persona de Iglesia pasa cerca de un hombre sin darle ayuda. Puede
que el sacerdote y el levita tengan una justificación: "¡No es mi
prójimo!" o: "El es impuro y si lo toco, ¡yo también quedo
impuro!" Y hoy: "¡Si ayudo, pierdo la misa del domingo, y peco
mortalmente!"
c) Lucas 10,33-35: Pasa un
samaritano. Enseguida, llega un samaritano que estaba de viaje. Ve, es movido a
compasión, se acerca, cuida las llagas, le monta sobre su cabalgadura, le lleva
a la hospedería, da al dueño de la hospedería dos denarios, el sueldo de dos
días, diciendo: "Cuida de él y si gastas algo más te lo pagaré cuando
vuelva." Es la acción concreta y eficaz. Es la acción progresiva: llevar,
ver, moverse a compasión, acercarse y salir para la acción. La parábola dice
"un samaritano que estaba de viaje". Jesús también iba de viaje hacia
Jerusalén. Jesús es el buen samaritano. Las comunidades deben ser el buen
samaritano.
• Lucas 10,36-37: ¿Quién de estos
tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?” Él
dijo: “El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo
mismo.” Al comienzo el doctor había preguntado: “¿Quién es mi prójimo?” Por
detrás de la pregunta estaba la preocupación consigo mismo. El quería saber:
"¿A quién Dios me manda amar, para que yo pueda tener paz en mi conciencia
y decir: Hizo todo lo que Dios me pide: "¿Quién de estos tres te parece
que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?" La condición
del prójimo no depende de la raza, del parentesco, de la simpatía, de la
cercanía o de la religión. La humanidad no está dividida en prójimo y no
prójimo. Para que tu sepas quién es tu prójimo, esto depende de que tu llegues,
veas, te muevas a compasión y te acerques. Si tu te aproxima, te acercas, el
otro será tu prójimo! Depende de ti y no del otro! Jesús invierte todo y quita
la seguridad que la observancia de la ley podría dar al doctor.
• Los Samaritanos. La palabra
samaritano viene de Samaría, capital del reino de Israel en el Norte. Después
de la muerte de Salomón, en el 931 antes de Cristo, las diez tribus del Norte
se separaron del reino de Judá en el Sur y formaron un reino independiente (1
Re 12,1-33). El Reino del Norte sobrevivió durante unos 200 años. En el 722, su
territorio fue invadido por Asiria. Gran parte de su población fue deportada (2
Re 17,5-6) y gente de otros pueblos fue traída hacia Samaria (2 Rs 17,24). Hubo
mezcla de raza y de religión (2 Re 17,25-33). De esta mezcla nacieron los
samaritanos. Los judíos del Sur despreciaban a los samaritanos considerándolos
infieles y adoradores de falsos dioses (2 Re 17,34-41). Había muchas ideas
preconcebidas contra los samaritanos. Eran mal vistos. De ellos se decía que
tenían una doctrina equivocada y que no formaban parte del pueblo de Dios.
Algunos llegaban hasta el punto de decir que ser samaritano era cosa del diablo
(Jn 8,48). Muy probablemente, la causa de este odio no era sólo la raza y la
religión. Era también un problema político y económico, enlazado con la
posesión de la tierra. Esta rivalidad perduró hasta el tiempo de Jesús. Sin
embargo Jesús los pone como modelo para los demás.
4) Para la reflexión
personal
• El samaritano de la parábola no
pertenecía al pueblo judío, pero hacía lo que Jesús pedía. ¿Hoy acontece lo
mismo? ¿Conoces a gente que no va a la Iglesia pero que vive lo que el
evangelio pide? ¿Quién es hoy el sacerdote, el levita y el samaritano?
• El doctor pregunta: “¿Quién es mi
prójimo?” Jesús pregunta: “¿Quién fue prójimo del hombre asaltado?” Son dos
perspectivas diferentes: el doctor pregunta desde sí. Jesús pregunta desde las
necesidades del otro. Mi perspectiva ¿cuál es?
5) Oración final
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en la reunión de los justos y en la
comunidad.
Grandes son las obras del Señor,
meditadas por todos los que las aman.
(Sal 111,1-2)
Orden de los
Carmelitas