¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este lunes de la undécima semana del Tiempo
Ordinario.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Mateo
5,38-42
Lectio
Lunes, 15 de junio de 2020
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas;
y, pues el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu
gracia para guardar tus mandamientos y agradarte con nuestras acciones y
deseos. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 5,38-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se
dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No
hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla
derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la
túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla,
acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo
rehuyas.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy forma parte de una pequeña unidad literaria que
va desde Mt 5,17 hasta Mt 5,48, en la que se describe como pasar de la antigua
justicia de los fariseos (Mt 5,20) para la nueva justicia del Reino de Dios (Mt
5,48). Describe como subir la Montaña de las Bienaventuranzas, de donde Jesús
anunció la nueva Ley del Amor. El gran deseo de los fariseos era alcanzar la
justicia, ser justo ante Dios. Es éste también el deseo de todos nosotros.
Justo es aquel o aquella que consigue vivir allí donde Dios quiere que lo haga.
Los fariseos se esforzaban para alcanzar la justicia a través de la observancia
estricta de la Ley. Pensaban que era por el esfuerzo que podrían llegar hasta
el lugar donde Dios los quería. Jesús toma postura ante esta práctica y anuncia
que la nueva justicia tiene que superar la justicia de los fariseos (Mt 5,20).
En el evangelio de hoy estamos casi llegando a la cima de la montaña. Falta
poco. La cima está descrita con la frase: “Sed perfecto como vuestro Padre
celestial es perfecto” (Mt 5,48), que meditaremos en el evangelio de mañana.
Veamos de cerca este último grado que nos falta para llegar a la cima de la
Montaña, de la que San Juan de la Cruz dice: “Aquí reinan el silencio y el
amor”.
• Mateo 5,38: Ojo por ojo, diente por diente. Jesús cita un texto de
la Ley antigua diciendo: "Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por
diente!”. El abrevia el texto diciendo: ”Vida por vida, ojo por ojo, diente por
diente, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por
golpe” (Ex 21,23-25). Como en los casos anteriores, aquí también Jesús hace una
relectura enteramente nueva. El principio: “ojo por ojo, diente por diente”
estaba en la raíz de la interpretación que los escribas hacían de la ley. Este
principio debe ser subvertido, pues pervierte y perjudica la relación entre las
personas y con Dios.
• Mateo 5,39ª: No devolver mal con mal. Jesús afirma exactamente lo
contrario: “Pero yo os digo: no os vengais de quien os hace el mal”. Ante una
violencia recibida, nuestra relación natural es pagar al otro con la misma
moneda. La venganza pide: “ojo por ojo, diente por diente”. Jesús pide retribuir
el mal no con el mal, sino con el bien. Pues, si no sabremos superar la
violencia recibida, la espiral de violencia lo invadirá todo y no habrá salida.
Lamec decía: “Pongan atención a mis palabras. Yo he muerto a un hombre por la
hrida que me hizo y a un muchacho por un moretón que recibí. Si Caín ha de ser
vengado siete veces, Lamec ha de serlo setenta y siete veces” (Gn 4,24). Fue
por causa de esta venganza extremada que todo terminó en la confusión de la
Torre de Babel (Gen 11,1-9). Fiel a la enseñanza de Jesús, Pablo escribe en la
carta a los Romanos: “antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha
ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la
túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con
él dos. “No devuelvan a nadie mal por mal, procuren ganarse el aprecio de todos
los hombres. No te dejes vencer por lo malo, más bien vence el mal a fuerza de
bien”. (Rom 12,17.21). Para poder tener esta actitud, es necesario tener mucha
fe en la posibilidad que el ser humano tiene de recuperarse. ¿Cómo hacer esto
en la práctica? Jesús nos ofrece 3 ejemplos concretos.
• Mateo 5,39b-42: Los cuatro ejemplos para superar la espiral de
violencia. Jesús dice: (a) al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele
también la otra; (b) al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica
déjale también el manto; (c) y al que te obligue a andar una milla vete con él
dos. (d) a quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas
la espalda.(Mt 5,40-42). ¿Cómo entender estas cuatro afirmaciones? Jesús mismo
nos ofreció una ayuda de cómo debemos entenderlas. Cuando el soldado le dio una
bofetada en el rostro, él no ofreció la otra. Por el contrario, reaccionó con
energía: “Si he hablado mal, muéstrame en qué, pero si he hablado bien, ¿por
qué me pegas?” (Jn 18,23) Jesús no enseña la pasividad. San Pablo piensa que,
retribuyendo el mal con el bien, “haciendo esto, amontonarás brasas sobre su
cabeza” (Rom 12,20). Esta fe en la posibilidad de recupero del ser humano sólo
es posible desde una raíz que nace de la total gratuidad del amor creador que
Dios mostró para con nosotros en la vida y en las actitudes de Jesús.
4) Para la reflexión personal
• ¿Has sentido alguna vez una rabia tan grande como para querer
aplicar la venganza “ojo por ojo”, diente por diente”? ¿Cómo hacer para
superarla?
• ¿Será que la convivencia comunitaria hoy en la iglesia favorece el tener en
nosotros el amor creador que Jesús sugiere en el evangelio de hoy?
5) Oración final
Escucha mi palabra, Señor,
repara en mi plegaria,
atento a mis gritos de auxilio,
rey mío y Dios mío. (Sal 5,2-3)
repara en mi plegaria,
atento a mis gritos de auxilio,
rey mío y Dios mío. (Sal 5,2-3)
Orden de los Carmelitas