¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer
y meditar el Evangelio y el comentario, en este jueves de la 1ª semana de
Adviento.
Dios nos bendice…
Evangelio según San Mateo 7,21.24-27.
Jesús dijo a sus discípulos: "No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".
Comentario
1. Una casa firme
1.1 Poco a poco vamos
entrando en el espíritu del adviento. Creo que ya comprendemos la metodología
que ha precedido la elección de las lecturas: una profecía, en algún texto del
Antiguo Testamento, con preferencia, Isaías; y su cumplimiento, a menudo sobreabundante,
en algún texto de los Evangelios. Hoy el tema es la firmeza: Dios anuncia
firmeza, Cristo muestra el camino de una vida de sólidos cimientos.
1.2 La Biblia nos enseña
consecuentemente que la firmeza está ligada a la confianza. Puesto que nadie lo
puede todo por sí mismo, su firmeza depende en el fondo de quiénes son sus
aliados y cuáles son sus alianzas. El mensaje es: "si haces alianza con el
más fuerte, puedes confiar y mirar al futuro con paz, porque tu vida será
firme". El Señor Dios recibe así un elogio singular: la "Roca
perpetua".
1.3 En contraste con la
ciudad que se edifica sobre esta Roca, está la ciudad encumbrada, la ciudad
altiva. ¿En qué pensaba el profeta cuando hablaba así? Lo más probable es que,
más que en un lugar en el mapa, el profeta estuviera describiendo
simbólicamente el destino de la soberbia humana, que nada puede esperar sino su
estruendosa caída.
2. La firmeza de la
experiencia
2.1 Cristo nos habla
también de firmeza, con la conocida imagen de las dos casas, una sobre roca y
otra sobre arena. La casa sobre la roca corresponde a aquel que ha puesto en
práctica la palabra: un hecho que cabe destacar, porque la solidez no proviene
aquí de un sentimiento o de una valoración subjetiva sino de la experiencia que
al parecer dan solamente las obras. Conoce la verdad de la palabra quien ha
puesto a prueba la palabra.
2.2 ¿Qué amenaza a estas
casas? Vientos y crecidas. Su rostro particular o su nombre propio será
diferente en la vida de cada uno de nosotros, pero lo que debe quedarnos claro
es que nuestra existencia como cristianos recibirá amenazas. No existe algo así
como una "pacífica posesión" de la vida de la gracia. Ser de Dios y
soportar torrentes y tempestades es una misma cosa en esta tierra.
3. Encontrar firmeza
3.1 Volvamos a Isaías. Hay
júbilo en sus palabras. Ha encontrado firmeza. La ciudad es fuerte, está
guarnecida por Dios. Es una experiencia grata que tiene su plenitud en aquel
que no cambia, porque es Roca Perpetua. Volver a Dios que no cambia; volver a Dios
y saber que él siempre está ahí, que su amor es indeclinable, que su
misericordia no conoce ocaso. ¡Qué dulce este mensaje para el alma que
peregrina!
3.2 Es lo que sentimos al
celebrar la Eucaristía o al adorar el misterio de Jesús en el altar y en el sagrario.
Cuando hemos tenido oportunidad de viajar miles de kilómetros y de pronto
encontramos una iglesia católica, y tímidos nos acercamos al sagrario, ¡qué
grato y qué reconfortante es saber que allí está el mismo Jesús que nos
despidió cuando salíamos de viaje! Él nos despide y Él nos aguarda. Así será
también, por su bondad, a la hora de nuestra muerte: él, en su viático nos
despide, él en su gloria nos acoge.
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