jueves, 14 de julio de 2011

“Vengan a mí todos los que están rendidos y agobiados”

¡Amor y paz!

El Evangelio de hoy es  la continuación del texto de ayer. Jesús continúa pensando en los que ocupan el primer lugar en su corazón y en su preocupación: los pequeños o humildes, los pobres, los que sufren, los hambrientos, los enfermos o desgraciados... todos los que están rendidos y agobiados.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Jueves de la XV Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 11,28-30.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.  Porque mi yugo es suave y mi carga liviana". 
Comentario

a) Es muy breve el evangelio de hoy, pero rico en contenido y consolador por demás. Jesús nos invita, a los que podemos sentirnos «cansados y agobiados» en la vida, a acercarnos a él: «venid a mí».

Nos invita también a aceptar su yugo, que es llevadero y suave. Los doctores 
de la ley solían cargar fardos pesados en los hombros de los creyentes. Jesús, el Maestro verdadero, no. El nos asegura que su «carga es ligera», y que en él «encontraremos descanso».

b) No es que el estilo de vida de Jesús no sea exigente. Lo hemos leído muchas veces en el evangelio y lo experimentamos en la vida. Su programa incluye renuncias y nos pide cargar con la cruz.

Pero, a la vez, él nos promete su ayuda. Cargamos con la cruz, sí, pero en su compañía «Yo os aliviaré». Como el Cireneo le ayudó a él a llevar la cruz camino del Calvario, él nos ayuda a nosotros a superar nuestras luchas y dificultades. Cuando nos sentimos «cansados y agobiados», cosa que nos pasa a todos alguna vez, recordemos la palabra alentadora del Señor, que conoce muy bien lo difícil que es nuestro camino.

Así mismo, deberíamos aprender la lección para nuestras relaciones con los demás.

Para que no nos parezcamos a los sabios legalistas que agobian a los demás con sus normas y exigencias, sino a Jesús, que invita a ser fieles, pero se muestra comprensivo con las caídas y debilidades de sus seguidores, siempre dispuesto a ayudar y perdonar. No quiere que nos sintamos movidos por el temor de los esclavos, sino por el amor de los hijos y la alegría de los voluntarios.

Cuando es el amor el que mueve, toda carga es ligera

J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 5
Tiempo Ordinario. Semanas 10-21
Barcelona 1997. Págs. 153-156