martes, 14 de julio de 2020

Jesús recriminó a las ciudades donde hizo casi todos sus milagros, porque no se habían convertido

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la manera de la lectio divina, en este martes de la 15ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo A.

Dios nos bendice...

Lectio Divina: Mateo 11,20-24

Lectio
Martes, 14 julio de 2020
Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor. 

2) Lectura

Del Evangelio según Mateo 11,20-24

En aquel tiempo se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».

3) Reflexión

• El Sermón de la Misión ocupa el capítulo 10. Los capítulos 11 y 12 describen como Jesús realizaba la Misión. A lo largo de estos dos capítulos, aparecen las adhesiones, las dudas y los rechazos que la acción de Jesús iba provocando. Juan el Bautista, que miraba con los ojos del pasado, no conseguía, entenderlo (Mt 11,1-15). La gente, que miraba hacia Jesús con finalidad interesada, no fue capaz de entenderlo (Mt 11,16-19). Las grandes ciudades alrededor del lago, que oyeron la predicación de Jesús y vieron sus milagros, no quisieron abrirse a su mensaje (es el texto del evangelio de hoy) (Mt 11,20-24). Los sabios y los doctores, que apreciaban todo a partir de su propia ciencia, no fueron capaces de entender la predicación de Jesús (Mt 11,25). Los fariseos que confiaban sólo en la observancia de la ley, criticaban a Jesús (Mt 12,1-8) y decidieron matarle (Mt 12,9-14). Decían que Jesús actuaba en nombre de Belcebú (Mt 12,22-37). Querían de él una prueba para poderle creer (Mt 12,38-45). Tampoco sus parientes apoyaban a Jesús (Mt 12,46-50). Solo los pequeños y el pueblo enfermo lo entendían y aceptaban la Buena Nueva del Reino (Mt 11,25-30). Iban detrás de él (Mt 12,15-16) y veían en él el Siervo anunciado por Isaías (Mt 12,17-21).
 
• Esta manera de describir la acción misericordiosa de Jesús era una advertencia clara para los discípulos y las discípulas que andaban con Jesús por Galilea. No podían esperar mucha recompensa ni elogio por el hecho de ser misioneros de Jesús. La advertencia vale también para nosotros que, hoy, leemos y meditamos este Sermón de la Misión, pues los evangelios están escritos para todos. Nos invitan a confrontar nuestra actitud con la actitud de los personajes que aparecen en el evangelio y a preguntarnos si somos como Juan Bautista (Mt 11,1-15), como el pueblo interesado (Mt 11,16-19), como las ciudades incrédulas (Mt 11,20-24), como los doctores que pensaban saberlo todo y no entendían nada (Mt 11,25), como los fariseos que lo único que sabían hacer era criticar (Mt 12,1-45) o como la gente pequeña que iba en busca de Jesús para seguirle (Mt 12,15) y que con su sabiduría, sabe entender y aceptar el mensaje del Reino (Mt 11,25-30).
 
• Mateo 11,20: La palabra contra las ciudades que no lo recibieron. El espacio por donde Jesús anduvo durante aquellos tres años de su vida misionera era un espacio reducido. A lo largo del Mar de Galilea había pocos Km. cuadrados entorno a las ciudades de Cafarnaún, Betsaida y Corazín. ¡Solamente pocos km! Fue, pues, en este espacio muy pequeño, donde Jesús realizó la mayor parte de sus milagros y de sus discursos. Vino a salvar a toda la humanidad, y casi no salió del limitado espacio de su tierra. Trágicamente, Jesús tuvo que constatar que la gente de aquellas ciudades no quiso aceptar el mensaje del Reino y no se convirtió. Las ciudades se fijaron en su rigidez, en sus tradiciones y en sus costumbres y no aceptaron la invitación de Jesús que consistía en cambiar vida.
 
• Mateo 11,21-24: Corazín, Betsaida y Cafarnaún son peores que Tiro, Sidón y Sódoma. En el pasado, Tiro y Sidón, enemigos férreos de Israel, maltrataron al pueblo de Dios. Por esto, fueron maldecidas por los profetas (Is 23,1; Jr 25,22; 47,4; Ez 26,3; 27,2; 28,2; Jl 4,4; Am 1,10). Y ahora, Jesús dice que estas ciudades, símbolos de toda la maldad posible, se hubiesen convertido ya si en ellas se hubiesen dado los milagros hechos en Corazín y Betsaida. La ciudad de Sodoma, símbolo de la peor perversión, fue destruida por la ira de Dios (Gén 18,16 a 19,29). Y ahora Jesús dice que Sódoma existiría hasta hoy, pues se hubiera convertido si hubiese visto los milagros que Jesús hizo en Cafarnaún. Hoy sigue en pie la misma paradoja. Muchos de nosotros, que somos católicos desde niños, tenemos tantas convicciones consolidadas, que nadie es capaz de convertirnos. Y en algunos lugares, el cristianismo, en vez de ser fuente de cambio y de conversión, es el reducto de las fuerzas más reaccionarias de la política del país. 

4) Para la reflexión personal

• ¿Cómo me sitúo ante la Buena Nueva de Jesús: como Juan el Bautista, como el pueblo interesado, como los doctores, como los fariseos o como el pueblo pequeño y libre?
 
• Mi ciudad y mi país, ¿merecen la advertencia de Jesús contra Cafarnaún, Corazín y Betsaida? 

5) Oración final

¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza!
En la ciudad de nuestro Dios
está su monte santo,
hermosa colina,
alegría de toda la tierra. (Sal 48,2-3)

Orden de los Carmelitas