¡Amor y paz!
Los invito, hermanos,
a leer y meditar el Evangelio, en este viernes de la 11a semana del Tiempo
Ordinario, ciclo C.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Mateo 6,19-23
Lectio
Viernes, 21 junio de
2019
Tiempo
Ordinario
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, fuerza de
los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas; y, pues el hombre es frágil y
sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus
mandamientos y agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del
santo Evangelio según Mateo 6,19-23
«No atesoréis
tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que
socavan y roban. Atesorad más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla
ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu
tesoro, allí estará también tu corazón.«La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu
ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo
tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué
oscuridad habrá!
3) Reflexión
• En el evangelio de
hoy seguimos nuestra reflexión sobre el Sermón del Monte. Anteayer y ayer hemos
reflexionado sobre la práctica de las tres obras de piedad: limosna (Mt 6,1-4),
oración (Mt 6,5-15) y ayuno (Mt 6,16-18). El evangelio de hoy y de mañana
presenta cuatro recomendaciones sobre la relación con los bienes materiales,
explicitando así cómo vivir la pobreza de la primera bienaventuranzas: (a) no
acumular (Mt 6,19-21); (b) tener la visión correcta de los bienes materiales
(Mt 6,22-23); (c) no servir a dos señores (Mt 6,24); (d) abandonarse a la
providencia divina (Mt 6,25-34). El evangelio de hoy presenta las dos primeras
recomendaciones: no acumular bienes (6,19-21) y no mirar el mundo con ojos
malos (6,22-23).
• Mateo
6,19-21: No acumular tesoros en la tierra. Si, por ejemplo, hoy en la
tele se da la noticia de que en el próximo mes faltarán azúcar y café, todos
vamos a comprar el máximo de azúcar y café posible. Acumulamos, porque no
confiamos. En los cuarenta años de desierto, el pueblo fue puesto a prueba para
ver si era capaz de observar la ley de Dios (Ex 16,4). La prueba consistía en
esto: ver si eran capaces de recoger sólo lo necesario de maná para un único
día y no acumular para el día siguiente. Jesús dice: "«No os
amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y
ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no
hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y
roben.” ¿Qué significa acumular tesoros en el cielo? Se trata de saber
dónde coloca el fundamento de mi existencia. Si lo coloca en los bienes
materiales de esta tierra, corro siempre el peligro de perder lo que acumulé.
Si coloco el fundamento en Dios, nadie va a poder destruirlo y tendré la
libertad interior de compartir con los demás los bienes que poseo. Para que
esto sea posible y viable, es importante que se cree una convivencia
comunitaria que favorezca el compartir y la ayuda mutua, y en la que la
mayor riqueza o tesoro no es la riqueza material, sino la riqueza y
el tesoro de la convivencia fraterna nacida de la certeza traída por Jesús de
que Dios es Padre/Madre de todos. Donde está tu tesoro (riqueza), allí
está tu corazón.
• Mateo
6,22-23: La lámpara del cuerpo es el ojo. Para entender lo que Jesús
pide es necesario tener ojos nuevos. Jesús es exigente y pide muchas cosas: no
acumular (6,19-21), no servir a Dios y al dinero al mismo tiempo (6,24), no
preocuparse de lo que bebemos y comemos (6,25-34). Estas recomendaciones
exigentes tratan de aquella parte de la vida humana, donde las personas tienen
más angustias y preocupaciones. Es también la parte del Sermón del Monte que es
más difícil de entender y practicar. Por esto Jesús dice: "Si tu ojo
está malo, ....". Algunos traducen ojo malo y
ojo sano. Otros traducen ojo mezquino y ojo generoso.
Es igual. En la realidad, la peor enfermedad que se pueda imaginar es una
persona encerrada en sí misma y en sus bienes, y la confianza que tiene sólo en
sus bienes. ¡Es la enfermedad de la mezquindad! Quien mira la vida con esta
mirada vivirá en la tristeza y en la oscuridad. El remedio para curar esta
enfermedad es la conversión, el cambio de mentalidad y de ideología. Poniendo
el fundamento de la vida en Dios, la mirada se vuelve generosa y la vida se
vuelve luminosa, pues hace nacer el compartir y la fraternidad.
• Jesús quiere un
cambio radical. Quiere la observancia de la ley del año sabático, donde se dice
que en la comunidad de los que creen, no puede haber pobres (Dt 15,4). La
convivencia humana debe organizarse de tal manera que ya no es necesario
preocuparse de la comida, de la bebida, de la ropa y de la vivienda, de la
salud y de la educación (Mt 6,25-34). Pero esto es posible sólo si todos
buscamos primero el Reino de Dios y su justicia (Mt 6,33). El Reino de Dios es
permitir que Dios reine: es imitar a Jesús (Mt 5,48). La imitación de Dios
lleva a compartir con justicia los bienes y lleva al amor creativo, que
engendra la verdadera fraternidad. La Providencia Divina tiene que ser mediada
por la organización fraterna. Sólo así es posible deshacernos de todas las
preocupaciones para el mañana (Mt 6,34).
4) Para la reflexión
personal
•
Jesús dice: “Donde está tu riqueza, allí estará tu corazón”. ¿Dónde está mi
riqueza: en el dinero o en la fraternidad?
•
¿Cuál es la luz que tengo en mis ojos para mirar la vida, los acontecimientos?
5) Oración final
Pues el Señor ha escogido a Sión,
la ha querido como
sede para sí:
«Aquí está mi reposo
para siempre,
en él me instalaré,
que así lo quiero. (Sal 132,13-14)
Orden
de los Carmelitas