¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este lunes de la 7ª
semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Marcos
9,14-29
Lectio
Lunes, 25 febrero, 2019
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y
eterno: concede a tu pueblo que la meditación asidua de tu doctrina le enseñe a
cumplir de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según
Marcos 9,14-29
Al llegar junto a los
discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y a unos escribas que discutían
con ellos.
Toda la gente, al verle,
quedó sorprendida y corrieron a saludarle. Él les preguntó: «¿De qué discutís
con ellos?» Uno de entre la gente le respondió: «Maestro, te he traído a mi
hijo que tiene un espíritu mudo y, dondequiera que se apodera de él, le
derriba, le hace echar espumarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. He
dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido.» Él les responde:
«¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo
habré de soportaros? ¡Traédmelo!» Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a
Jesús, agitó violentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba
echando espumarajos. Entonces él preguntó a su padre: «¿Cuánto tiempo hace que
le viene sucediendo esto?» Le dijo: «Desde niño. Y muchas veces le ha arrojado
al fuego y al agua para acabar con él; pero, si algo puedes, ayúdanos,
compadécete de nosotros.» Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible
para quien cree!» Al instante gritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi
poca fe!» Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu inmundo,
diciéndole: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y no entres más
en él.» Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El
muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que había
muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie.
Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus discípulos: «¿Por qué
nosotros no pudimos expulsarle?» Les dijo: «Esta clase con nada puede ser
arrojada sino con la oración.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy
informa que los discípulos de Jesús no fueron capaces de expulsar al demonio
del cuerpo del niño. El poder del mal fue mayor que su capacidad. Hoy también,
hay muchos males que son mayores que nuestra capacidad de enfrentarlos:
violencia, drogas, guerra, dolores, falta de empleo, terrorismo, etc. Hacemos
un gran esfuerzo, pero parece que en vez de mejorar el mundo queda peor aún.
¿De qué sirve luchar? Con esta pregunta en la cabeza vamos a leer y a meditar
el evangelio de hoy.
• Marcos 9,14-22: La
situación de la gente: desesperación sin solución. Al bajar del monte de la
Transfiguración, Jesús encuentra mucha gente alrededor de los discípulos. Un
padre estaba desesperado, pues un espíritu mudo se había apoderado de su hijo.
Con muchos detalles, Marcos describe la situación del muchacho poseído, la
angustia del padre, la incapacidad de los discípulos y la reacción de Jesús. Lo
que más llama la atención son dos cosas: por un lado, la confusión y la
impotencia de la gente y de los discípulos ante el fenómeno de la posesión y,
por otro, el poder de Jesús y el poder de la fe en Jesús ante la cual el
demonio pierde toda su influencia. El padre había pedido a los discípulos que
expulsaran el demonio del muchacho, pero ellos no fueron capaces. Jesús se
impacientó y dijo: «¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con
vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo!». Jesús pregunta
respecto de la dolencia del muchacho. Por la respuesta del padre, Jesús se
entera de que el muchacho, “desde pequeño”, tenía una enfermedad grave que lo
ponía en peligro de vida. El padre pide: “Si algo puedes, ayúdanos, compadécete
de nosotros!” La frase del padre expresa la situación bien real de la gente:
(a) tiene fe, (b) está sin condicione para resolver los problemas, pero (c)
tiene mucha buena voluntad para acertar.
• Marcos 9,23-27: La
respuesta de Jesús: el camino de la fe. El padre había dicho: “¡Si algo
puedes,....!” A Jesús no le gustó esta afirmación: “Si el señor pudiera...”.
Esta condición no podía ponerse, pues “¡todo es posible a aquel que tiene fe”.
El padre responde: Yo creo, ¡Señor, ayuda mi poca fe! La respuesta del padre
ocupa un lugar central en este episodio. Muestra cómo ha de ser la actitud del
discípulo que, a pesar de sus límites y dudas, quiere ser fiel. Viendo que
venía mucha gente, Jesús actuó rápidamente. Ordenó al espíritu que saliera del
muchacho y no volviera “¡nunca más!” Señal del poder de Jesús sobre el mal.
Señal también de que Jesús no quería propaganda populista.
• Marcos 9,28-29.
Profundización con los discípulos. En casa, los discípulos quieren saber por
qué no fueron capaces de expulsar al demonio. Jesús responde: Esta clase con
nada puede ser arrojada sino con la oración. Fe y oración andan juntas. Una sin
la otra no existen. Los discípulos habían empeorado. Antes ellos habían sido
capaces de expulsar demonios (cf. Mc 6,7.13). Ahora, no lo consiguen más. ¿Qué
les falta? ¿Fe u oración? ¿Por qué faltaba? Son preguntas que se salen del
texto y entran en nuestra cabeza para que también nosotros hagamos una revisión
de nuestra vida.
• La expulsión de los
demonios en el evangelio de Marcos. En el tiempo de Jesús, mucha gente hablaba
de Satanás y de expulsión de demonios. Había mucho miedo, y había personas que
explotaban el miedo de la gente. El poder del mal tiene muchos nombres.
Demonio, Diablo, Belcebú, Príncipe de los demonios, Satanás, Dragón,
Dominaciones, Poderes, Potestades, Soberanías, Bestia-fiera, Lucifer, etc. (cf.
Mc 3,22.23; Mt 4,1; Ap 12,9; Rom 8,38; Ef 1,21). Hoy, entre nosotros, el poder
del mal tiene también muchos nombres. Basta consultar el diccionario y la palabra
Diablo o Demonio. También hoy, mucha gente deshonesta se enriquece, explorando
el miedo que otros tienen del demonio. Ahora bien, uno de los objetivos de la
Buena Nueva de Jesús es, precisamente, ayudar a la gente a liberarse de este
miedo. La llegada del Reino de Dios significa la llegada de un poder más
fuerte. El hombre fuerte era una imagen para designar el poder del mal que
mantenía al pueblo dentro de la cárcel del miedo (Mc 3,27). El poder del mal
oprime a las personas y las aliena de sí. Hace que vivan en el miedo y en la
muerte (cf. Mc 5,2). Es un poder tan fuerte que nadie consigue agarrarlo (cf.
Mc 5,4). El imperio romano, con sus “Legiones” (cf. Mc 5,9), esto es, con sus
ejércitos, era un instrumento usado para mantener esta situación de opresión.
Pero Jesús es un hombre más fuerte que vence, agarra y expulsa ¡el poder del
mal! En la carta a los Romanos, el apóstol Pablo hace una enumeración de todos
los posibles poderes o demonios que podría amenazarnos, y resume todo de la
siguiente manera: “Ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los
principados, ni el presente, ni el futuro, ni los poderes, ni la altura, ni la
profundidad, ni ninguna criatura alguna nos separarán del amor de Dios que se
ha manifestado ¡en Cristo Jesús, nuestro Señor!” (Rom 8,38-39) ¡Nada! Y las
primeras palabras de Jesús después de la resurrección son éstas: “¡No temáis!
¡Alegraos! ¡No tengáis miedo! ¡La paz sea con vosotros!” (Mc 16,6; Mt 28,9.10;
Lc 24,36; Jn 20,21).
4) Para la reflexión
personal
• ¿Has vivido ya una experiencia
de impotencia ante el mal y la violencia? ¿Ha sido una experiencia sólo tuya o
también de la comunidad? ¿Cómo la venciste y te reencontraste a ti mismo/a?
• ¿Cuál es la clase de
poder del mal que, hoy, puede ser arrojada sólo con mucha oración?
5) Oración final
La ley del Señor es
perfecta,
hace revivir;
el dictamen del Señor es veraz,
instruye al ingenuo. (Sal 19,8)
hace revivir;
el dictamen del Señor es veraz,
instruye al ingenuo. (Sal 19,8)
Orden de los Carmelitas