domingo, 9 de marzo de 2014

Padre Nuestro: ¡no nos dejes caer en la tentación!

¡Amor y paz!

La tentación es experiencia permanente y universal. Todos los humanos fueron, son y serán tentados.

El primer Adán, tentado en el paraíso; el segundo, en el desierto. El primer Adán, tentado con la manzana de la ciencia y del poder; el segundo, con la manzana del consumo y de la gloria. El primer Adán, tentado para que sea Dios; el segundo, tentado para que no sea siervo.

Son las mismas tentaciones de todos los hombres y pueblos. La tentación de Israel en el desierto, la de la Iglesia en la historia. En el fondo es la desconfianza, la no dependencia, la autosuficiencia. Es negarse a servir, negarse a morir, negarse a amar (Caritas. La más urgente reconversión – Cuaresma 1984).

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, n este 1er Domingo de Cuaresma.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 4,1-11. 
Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre. Y el tentador, acercándose, le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes". Jesús le respondió: "Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, diciéndole: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra". Jesús le respondió: "También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios". El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras para adorarme". Jesús le respondió: "Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto". Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.  
Comentario

 Las tentaciones de Jesús son las tentaciones de cualquier hombre normal. La respuesta de Jesús es clara:

-Alimentarse sólo de las cosas de la tierra no lleva a la felicidad. El hombre no se puede contentar con este alimento. Si lo hace tendrá siempre hambre insaciable.

-El hombre no está hecho para poner a Dios a prueba. Lo que importa es vivir en comunión con Dios. Eso sí. Como un hijo. En confianza absoluta. Cuando el hombre se mide con Dios, lo único que hace es tomar distancia de Dios.

-El hombre no está hecho para adorar a nadie que no sea Dios. Los ídolos y los demás hombres, hombres e ídolos son. El hombre se dobla ante Dios, a Él sólo debe servir.

Cuando estas cosas no se dan, lo único que pasa es que el hombre pone en juego su propia identidad.

La gran tentación del diablo es siempre la misma, la que ya puso al primer hombre en el paraíso: "serás como Dios". Y no hay manera de ser como Dios que no pase por imitar lo que ha hecho Jesús de Nazaret, arrodillarse delante de los hermanos para lavar los pies de los discípulos. Esa es la única manera de llegar a ser como Dios. Convertirse es comprender esto.

ÁLVARO GINEL
CELEBRAR LA CUARESMA
C.C.S./MADRID