sábado, 14 de agosto de 2010

Preocupémonos por los más débiles de nuestra sociedad

¡Amor y paz!

Muchas veces nos exhorta Jesús a la infancia espiritual, porque ella es el camino único para llegar a Él (18, 3). Santa Teresa del Niño Jesús extrajo esta espiritualidad como esencia del Evangelio y Benedicto XV la llama "el secreto de la santidad" (ACI Digital 2003).

Los invito, hermanos, a que lean y m editen el Evangelio y el comentario, en este Sábado de la XIX Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 19,13-15.

Le trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron, pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos". Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.

Comentario

a) Jesús atendía a todos, y con preferencia a los más débiles y marginados de la sociedad: los enfermos, los «pecadores». En esta ocasión, a los niños que le traen para que los bendiga. A los apóstoles se les acaba pronto la paciencia.

Su frase es toda una consigna: «dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mi».

Y no es sólo por amabilidad. Le gusta ponerlos como modelos de la actitud que deben tener sus discípulos, como ya vimos el martes de esta misma semana «de los que son como ellos es el Reino de los Cielos».

b) Por una parte, volvemos a recoger la lección que Jesús nos da poniendo a los niños como modelos: la sencillez, la limpieza de corazón, la convicción de nuestra debilidad, deben ser nuestras actitudes en la vida humana y cristiana.

Pero esta breve página nos interpela también sobre nuestra actitud hacia los niños. En tiempos de Jesús, no se les tenía muy en cuenta. Ahora ha aumentado claramente el respeto que la dignidad de los niños despierta en la sociedad. En la Iglesia, tal vez, sea la época en que más se les atiende pastoralmente.

A algunos autores, como el protestante O.Cullmann, les parece descubrir en este pasaje de Mateo («no impidáis a los niños acercarse a mí») una alusión al Bautismo de niños: ya en el primer siglo, los niños de familias cristianas eran bautizados, con la garantía de vivir en un clima en que sería posible luego crecer en su fe personal.

La familia cristiana, y toda la comunidad, deben sentirse responsables de evangelizar a los niños, de transmitirles la fe y el amor a Dios. Las ocasiones de esta atención para con los niños son numerosas: el Bautismo, la catequesis como iniciación en los valores cristianos, los demás sacramentos de la iniciación (Confirmación y Eucaristía), las Misas dominicales más pedagógicamente preparadas para niños, los diversos ambientes de su educación cristiana etc.

Ahora los niños no ven a Jesús por la calle para acercarse a él a que les bendiga. Nos ven a nosotros. Y nosotros tenemos que conducirles hacia el amor de Jesús, con todas las consecuencias.

J. ALDAZABAL

ENSÉÑAME TUS CAMINOS 5

Tiempo Ordinario. Semanas 10-21

Barcelona 1997. Págs. 272-275

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