sábado, 3 de junio de 2023

¿Con qué autoridad haces esto?

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este sábado de la 8ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo A.

 

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura del libro del Eclesiástico     51, 12-20a

 

¡Señor, te daré gracias y te alabaré!

Bendeciré el nombre del Señor.

En mi juventud, antes de andar por el mundo,

busqué abiertamente la sabiduría en la oración;

a la entrada del Templo, pedí obtenerla

y la seguiré buscando hasta el fin.

Cuando floreció como un racimo que madura,

mi corazón puso en ella su alegría;

mi pie avanzó por el camino recto

y desde mi juventud seguí sus huellas.

Apenas le presté un poco de atención, la recibí

y adquirí una gran enseñanza.

Yo he progresado gracias a ella:

al que me dio la sabiduría, le daré la gloria.

Porque resolví ponerla en práctica,

tuve celo por el bien y no me avergonzaré de ello.

Mi alma luchó para alcanzarla,

fui minucioso en la práctica de la Ley,

extendí mis manos hacia el cielo

y deploré lo que ignoraba de ella.

Hacia ella dirigí mi alma

y, conservándome puro, la encontré.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO    

 

Sal 18, 8. 9. 10. 11 (R.: 9a)

 

R. ¡Tus preceptos alegran el corazón, Señor!

 

La ley del Señor es perfecta,

reconforta el alma;

el testimonio del Señor es verdadero,

da sabiduría al simple. R.

 

Los preceptos del Señor son rectos,

alegran el corazón;

los mandamientos del Señor son claros,

iluminan los ojos. R.

 

La palabra del Señor es pura,

permanece para siempre;

los juicios del Señor son la verdad,

enteramente justos. R.

 

Son más atrayentes que el oro,

que el oro más fino;

más dulces que la miel,

más que el jugo del panal. R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 11,27-33

 

Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: «¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?».

Jesús les respondió: «Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?».

Ellos se hacían este razonamiento: «Si contestamos: ‘Del cielo’, él nos dirá: ‘¿Por qué no creyeron en él?’. ¿Diremos entonces: «De los hombres’?». Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: «No sabemos». Y él les respondió: «Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas».

 

Palabra del Señor

 

PARA REFLEXIONAR

  • Termina nuestra lectura del Sirácida con un cántico de alabanza a la sabiduría. «Deseé la sabiduría con toda mi alma, la busqué desde mi juventud… mi corazón gozaba con ella… presté oído para recibirla… mi alma saboreó sus frutos».
  • El autor muestra una fundada satisfacción ya que desde joven la ha seguido y  ha gozado de sus frutos.
  • La Palabra de Dios es palabra viva dicha para nosotros hoy y aquí. Una palabra y una sabiduría que tiene fuerza para iluminar y transformar todos los posibles senderos de nuestra vida.
  • Seguimos a Cristo, Camino, Verdad y Vida. Tenemos motivos para alegrarnos de tener la sabiduría de Dios muy cerca. En nuestro estilo de conducta y en las decisiones que vamos tomando, Jesús, el Maestro, nos va enseñando sus caminos.

***

  • La escena de hoy es continuación de la de ayer: ante el gesto profético de Jesús expulsando a los mercaderes y cambistas del Templo, las autoridades, envían una delegación a pedirle cuentas.
  • Jesús les propone una pregunta. Cuando Él ve que no hay fe, o que hay doblez en la pregunta, considera inútil dar argumentos. A veces se calla, a veces contesta planteando a su vez preguntas. Jesús también sabe ser astuto y desenmascarar las intenciones capciosas.
  • La pregunta de los jefes no era sincera. Es inútil razonar con estas personas. Jesús no les va a dar el gusto de afirmar una cosa que no van a aceptar.
  • Desde ahora se van a precipitar las cosas, con fuertes controversias que desembocarán en el proceso y la ejecución de Jesús.
  • Hay que saber discernir personal y comunitariamente, si los movimientos o las voces nuevas vienen o no del Espíritu. No deberían ser los intereses personales, el orgullo o la pereza lo que motive nuestra decisión.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Practicamos el discernimiento personal y comunitario?
  • ¿A qué actitudes nuevas me invita la liturgia de hoy?
  • ¿Qué implica esta palabra en el discipulado?

 

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

 

Tu gracia vale más que la vida

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral