domingo, 31 de julio de 2016

“La vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas”

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este 18º domingo del tiempo ordinario.

Hoy celebra también la Iglesia la fiesta de San Ignacio de Loyola, el fundador de los Jesuitas. Oramos por esa gran comunidad y pedimos que San Ignacio interceda por nosotros.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Lucas 12,13-21.
En aquel tiempo: Uno de la multitud le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia". Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?". Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas". Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'. Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'. Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'. Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".  
Comentario

Mientras viajaba por las montañas, una sabia mujer se encontró un hermoso diamante en un riachuelo. Al día siguiente se cruzó en el camino con otro viajero y al saber que estaba hambriento, le ofreció parte de la comida que traía con ella. Al abrir su bolsa para sacar los alimentos, el hombre vio la piedra preciosa en el fondo del morral, y quedó maravillado. El viajero le pidió el diamante a la mujer y ésta, sin dudarlo, lo sacó de su bolsa y se lo dio. El hombre se fue dichoso por su increíble suerte, ya que sabía que el valor de la piedra era lo suficientemente alto como para vivir sin apuros durante el resto de su vida. Pero días más tarde, después de haber buscado a la mujer, la encontró, le devolvió la joya, y le dijo: –He estado pensando... soy consciente del valor de esta piedra que quiero devolverle, pero espero que a cambio usted me dé algo aun más valioso. Y después de un silencio, continuó: –Deme esa cualidad que le permitió regalarme este tesoro con generosidad y desprendimiento.

El evangelio de hoy nos presenta a un hombre que pide algo inesperado: “–Maestro, dile a mi hermano que me dé mi parte de la herencia. Y Jesús le contestó: –Amigo, ¿quién me ha puesto sobre ustedes como juez y partidor?” Esta situación suscita una enseñanza de Jesús que no viene nunca de más recordar: “–Cuídense ustedes de toda avaricia; porque la vida no depende del poseer muchas cosas”. Y es la ocasión para que el Señor nos cuente una parábola muy bella: “Había un hombre muy rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha. El rico se puso a pensar: ‘¿Qué haré? No tengo dónde guardar mi cosecha.’ Y se dijo: ‘Ya sé lo que voy a hacer. Derribaré mis graneros y levantaré otros más grandes, para guardar en ellos toda mi cosecha y todo lo que tengo. Luego me diré: Amigo, tienes muchas cosas guardadas para muchos años; descansa, come, bebe, goza de la vida.’ Pero Dios le dijo: ‘Necio, esta misma noche perderás la vida, y lo que tienes guardado, ¿para quién será?’ Así le pasa al hombre que amontona riquezas para sí mismo, pero es pobre delante de Dios”.

Es impresionante la insistencia de Jesús y los evangelios en este tema de la libertad que debemos tener frente a los bienes materiales. No se trata de una invitación a no tener, sino a tener de tal manera que no pongamos allí el valor de nuestras vidas. La vida no depende de poseer muchas cosas, sino de nuestra capacidad de compartirlas con los demás con generosidad. No es rico el que tiene mucho, sino el que necesita menos para vivir contento. Ignacio Ellacuría, uno de los jesuitas asesinados en El Salvador hace algunos años, decía que la única salvación para nuestro mundo era crear una civilización de la austeridad compartida. Vivir más sencillamente, soñando menos con lo que nos falta y agradeciendo más lo que tenemos. Un mundo y un país en el que unos pocos derrochan y malgastan, mientras que las grandes mayorías no tienen ni lo mínimo para sobrevivir como seres humanos, no es sostenible en el largo plazo.

La parábola que el Señor nos cuenta hoy es una llamada a no vivir pendientes de acumular riquezas sin fin, pensando que ese es el camino de la vida. Por ese camino sólo se llega a la muerte. Una sociedad que quiere la paz, que busca con ansias el final de una guerra fratricida que se ha prolongado tanto entre nosotros, podría tomar el camino de la generosidad y el compartir, que son capaces de crear hermanos. Por eso, pidámosle al Señor que no nos regale diamantes hermosos y caros, sino la capacidad de dar con generosidad y desprendimiento.

Hermann Rodríguez Osorio, S.J
Sacerdote jesuita, Profesor Asociado de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá 

sábado, 30 de julio de 2016

¡Líbranos de un corazón dividido!

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la primera lectura y el Evangelio de la Eucaristía y un comentario, en este sábado de la 17ª semana del tiempo ordinario.

Dios nos bendice...

Libro de Jeremías 26,11-16.24. 
Los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y a todo el pueblo: "Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como ustedes lo han escuchado con sus propios oídos". Pero Jeremías dijo a los jefes y a todo el pueblo: "El Señor es el que me envió a profetizar contra esta Casa y contra esta ciudad todas las palabras que ustedes han oído. Y ahora, enmienden su conducta y sus acciones, y escuchen la voz del Señor, su Dios, y el Señor se arrepentirá del mal con que los ha amenazado. En cuanto a mí, hagan conmigo lo que les parezca bueno y justo. Pero sepan que si ustedes me hacen morir, arrojan sangre inocente sobre ustedes mismos, sobre esta ciudad y sobre sus habitantes. Porque verdaderamente el Señor me ha enviado a ustedes para decirles todas estas palabras". Los jefes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: "Este hombre no es reo de muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios". Sin embargo, Ajicám, hijo de Safán, protegió a Jeremías e impidió que fuera entregado en manos del pueblo para ser ejecutado. 

Evangelio según San Mateo 14,1-12. 
En aquel tiempo, la fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes, y él dijo a sus allegados: "Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos". Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía: "No te es lícito tenerla". Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta. El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó tanto a Herodes que prometió bajo juramento darle lo que pidiera. Instigada por su madre, ella dijo: "Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista". El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre. Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús. 
Comentario


1.1 La primera lectura, del libro del profeta de Jeremías, nos deja ver un momento dramático del ministerio de este hombre de Dios, enfrentado por las circunstancias a decir lo que nadie quiere oír y a no poder callar lo que sabe que sólo le atrae enemistad y persecución.

1.2 Las cosas alcanzan una tensión máxima cuando empiezan a deliberar si Jeremías merece o no la muerte. Algunos dicen que sí, presentando al profeta como un enemigo del templo, y por lo tanto, como enemigo de Dios y de la Ley; otros en cambio dicen que no puede merecer la muerte porque precisamente ha hablado de parte de ese mismo Dios. Las cosas se dan de tal modo que el profeta mismo poco puede hacer y casi le toca convertirse en espectador angustiado de las deliberaciones y decisiones de otros sobre sí mismo.

1.3 Por otra parte, es interesante ver cuáles son las partes a favor o en contra de Jeremías. En contra van los sacerdotes (que ven disminuirse el culto en el templo, por las críticas de Jeremías a la hipocresía de ese culto) y van los demás profetas (que pierden popularidad al ser denunciados como farsantes que sólo endulzan el oído de la gente). A favor van "los jefes," especies de líderes por tribus y "el pueblo entero." Es en cierto modo, la gente, el sentido de la fe de la gente, quien percibe que Jeremías lo está arriesgando todo, hasta su propia vida, por ser fiel al Señor. Eso lo salvará.

2. Frutos de un Corazón Dividido

2.1 Herodes oía con agrado a Juan, pero no le obedecía. Su corazón, pues, estaba dividido. Herodes oía a Juan y su conciencia despertaba en lucidez; oía a Herodías, su amante, y se embriagaba en pasión. Forcejeaba entre la lucidez y la pasión, se dividía entre lo que podía disfrutar ya en las delicias de su amorío turbio, y lo que le daría paz para mañana y siempre, en la dulzura de una conciencia limpia. Estaba dividido.

2.2 Y de su división nació muerte. De su división salió la división entre el cuerpo y la cabeza de Juan. Incapaz de obedecer a su amigo, lo mató. Incapaz de escucharlo, le silenció. Incapaz de seguirlo, lo detuvo primero en la cárcel y lo encerró después en las paredes de la muerte.

2.3 También a nosotros nos acecha el mal del corazón dividido. Tenemos el corazón dividido cuando empezamos a escoger qué nos gusta o qué nos conviene de la enseñanza de la Iglesia. Estamos divididos cuando aplaudimos al Papa y no le hacemos caso. Nos tienta la división cuando hacemos una moral para uso propio o cuando defendemos ciertos principios en ciertos ambientes mientras callamos, cómplices, ante otras personas.

2.4 ¡Juan, Juan! ¡Por mérito de tu martirio, por fuerza de tu plegaria, líbranos de un corazón dividido!

http://fraynelson.com/homilias.html. 

viernes, 29 de julio de 2016

“El que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios”

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la primera lectura y el Evangelio, así como el comentario, en este viernes en que celebramos la memoria de santa Marta.

Dios nos bendice...

Epístola I de San Juan 4,7-16. 
Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él. Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados. Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros. La señal de que permanecemos en él y él permanece en nosotros, es que nos ha comunicado su Espíritu. Y nosotros hemos visto y atestiguamos que el Padre envió al Hijo como Salvador del mundo. El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios, y Dios permanece en él. Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él.  
Evangelio según San Juan 11,19-27. 
Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas". Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará". Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día". Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?". Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo". 
Comentario

La memoria litúrgica de Santa Marta, la hermana de Lázaro y María, data del siglo XIII, cuando los franciscanos, custodios de los santos lugares de tierra santa, la introdujeron en el calendario de la iglesia, tal vez impresionados por las ruinas de la basílica cristiana que se levantaba sobre el supuesto lugar de residencia de esta familia de hermanos amigos de Jesús.

La primera lectura, un pasaje conocido de la 1ª carta de Juan, nos habla del motivo que hace admirable a santa Marta, y en general a todos los santos y santas: el amor. Como dice la lectura, no porque ellos hayan amado a Dios, sino porque Dios los amó primero y los redimió por la sangre de su Hijo. “El que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios”.

En el caso de santa Marta hay que tomar la frase al pie de la letra. Los evangelios apuntan a que se trataba de amigos de Jesús, que lo hospedaban en su casa, con quienes el Maestro se entretenía en amables conversaciones (Lc 10, 38-42; Jn 11, 1-44), en fin, que lo conocían y lo amaban, porque amor y conocimiento entrañable, simpatía de unos por otros, comprensión y benevolencia, todo va de la mano.

Esta santa amistad, que tal vez comenzó con un gesto de hospitalidad de Lázaro y sus hermanas a favor del Maestro y de sus discípulos, le mereció a santa Marta y a su familia la dicha y la gloria de contemplar el rostro humano de Dios, la imagen de su gloria (cf Col 1, 15). Es cierto: a Dios nadie lo ha visto nunca, sólo el amor nos lo hace cercano, nos introduce en su vida y, al parecer, amor había en la casa de Betania, sentimientos de hospitalidad, capacidad de servicio. En el amor y en la entrega generosa del servicio mutuo, se hacía presente Dios en medio de esta familia singular.

No es inverosímil pensar que Lázaro y sus hermanas Marta y María, hayan sido miembros de una primitiva comunidad cristiana de Betania que se reuniría en su casa.

Y que hayan dado testimonio de su amistad con Jesús, del amor entrañable con el que los distinguió el Señor. Tradiciones legendarias hablan de desplazamientos forzosos e, incluso, de martirio.

El evangelio, tomado del capítulo 11 de san Juan, dedicado a la resurrección de Lázaro, nos presenta el momento en que Marta encuentra a Jesús que, con sus discípulos, se acerca a la aldea en donde hace poco había muerto su amigo. El gesto de Marta parece concordar con su temperamento impulsivo, dado a la actividad, mientras que el de María su hermana, más tranquilo y contemplativo la retiene en el lugar del duelo, rodeada de judíos amigos que les dan el pésame. El diálogo entre Jesús y Marta esta centrado en la idea de la resurrección de los muertos. No era una idea corriente en el mundo anterior al cristianismo. Muchos judíos la consideraban contraria a las más antiguas y veneradas tradiciones, entre ellos los saduceos, aristócratas ricos, satisfechos de los bienes de fortuna y de su posición destacada dentro de la sociedad judía.

En cambio los fariseos, y en general los más piadosos del pueblo, consideraban que Dios la había prometido a los justos, antes del juicio final, para poder darles el premio merecido por sus obras, pues no había recibido durante su vida terrena sino sufrimientos y humillaciones. Entre los paganos la idea de resurrección escatológica de los muertos era impensable dada su manera de concebir al ser humano no era más que una chispa divina, el alma, prisionera en una cárcel destinada a la corrupción: el cuerpo. Esto en el mejor de los casos, porque para muchos paganos la muerte era el inicio de un sueño eterno, en una región oscura donde ni se sufría ni se gozaba, sino que se era como una sobra inanimada.

Marta se le queja a Jesús de no haberse hecho presente más a tiempo: habría evitado la muerte de su hermano. Expresa también una esperanza: ella sabe que lo que Jesús pida al Padre le será concedido. Jesús la consuela afirmando simplemente que Lázaro resucitará. Marta replica que eso lo sabe ella, que resucitará al final de los tiempos. Y esta especie de terquedad que expresa Marta, que no se resigna a la desaparición de su hermano, le arranca a Jesús las palabras sublimes que hoy son nuestra firme esperanza y nuestro consuelo: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y el que esta vivo y cree en mí, no morirá para siempre”.

Ante tamaña revelación Marta se pliega: Prorrumpe en una confesión de fe que aún hoy, veinte siglos después, expresa perfectamente la fe de la Iglesia: “Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”.

Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica). 

jueves, 28 de julio de 2016

"¿Han entendido todo esto?"

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la primera lectura, el Evangelio y el comentario, correspondientes a la Eucaristía de este jueves de la 17ª semana del tiempo ordinario.

Dios nos bendice...

Libro de Jeremías 18,1-6. 
Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos: «Baja ahora mismo al taller del alfarero, y allí te haré oír mis palabras.» Yo bajé al taller del alfarero, mientras él trabajaba en el torno. Y cuando la vasija que estaba haciendo le salía mal, como suele pasar con la arcilla en manos del alfarero, él volvía a hacer otra, según le parecía mejor. Entonces la palabra del Señor me llegó en estos términos: «¿No puedo yo tratarlos a ustedes, casa de Israel, como ese alfarero? -oráculo del Señor-. Si, como la arcilla en la mano del alfarero, así están ustedes en mi mano, casa de Israel.» 
Evangelio según San Mateo 13,47-53. 
Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.¿Comprendieron todo esto?". "Sí", le respondieron. Entonces agregó: "Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo". Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí. 
Comentario


1.1 Una nueva acción simbólica de la profecía de Jeremías nos deja una enseñanza imborrable: la caricia vigorosa del alfarero hace posible el milagro de la belleza en el barro; la gracia poderosa del Señor hace posible la vida divina en la existencia humana.

1.2 Las manos son el símbolo y el instrumento primero del poder. Ya el filósofo Aristóteles destacaba el papel de la mano como vehículo de la voluntad; luego los antropólogos destacaron el diseño de la mano humana, con el pulgar opuesto a los otros dedos, cosa que permite asir, sujetar y "manejar."

1.3 En un sentido más trivial, ¿qué sucede con mucha frecuencia cuando descansamos o trabajamos? El "ratón" del computador o el "control remoto" del televisor o equipo de sonido suelen estar en nuestras manos. Nos dan una sensación de "poder" que ha sido estudiada también: nos encanta tener el control.

1.4 Jeremías le da la vuelta a ese cuadro: se trata no de llenarnos de poder sino de permitir que el poder de Dios obre; se trata no de tener a Dios en nuestras manos sino de ponernos en sus manos. En ello está nuestra real posibilidad de ser felices y de realizarnos en plenitud, pero también está el sacrificio de ser remodelados incluso en aquellas cosas que quizá preferíamos o no queríamos soltar.

2. "¿Han entendido todo esto?"

2.1 ¡Vaya pregunta la que nos trae Jesús en el evangelio de hoy! "¿Han entendido todo esto?". Con más optimismo que tino aquellos oyentes dijeron que sí. Parece que hubiera sido más sensato dudar un poco.

2.2 Les hablaba Cristo, en efecto, de los misterios del Reino de Dios. Y aunque sus palabras eran sencillas, y las imágenes que utilizaba pertenecían al mundo de cada día, no por ello el contenido debía parecerles tan obvio. Pero ellos creyeron que entendían. Nos puede pasar también a nosotros.

2.3 Aquí hay una relación con la primera lectura: descubrir que no entiendo, darme cuenta que no me estoy dando cuenta de todo es el principio de la sabiduría. Es algo como la nube luminosa. Nadie que sepa que no abarca la profundidad del Evangelio despreciará al Evangelio. Sólo desprecian la buena nueva los que creen que ya la entienden y que ya ha sido probada a fondo y que ya ha dado todo de sí.

2.4 Y aunque parezca extraño eso se da, eso existe. La Europa de nuestros días, por dar sólo un ejemplo, quiere definirse como indiferente y cuando menos "posterior" al cristianismo. Millones de europeos sienten que ya aprendieron todo lo que el Evangelio les podía dar y que la propuesta cristiana ya se ensayó lo suficiente. Quizá hará falta para ellos que alguien sepa mostrarles de modo nuevo y sugerente que hay una nube de luz y una luz de niebla que viste la desnudez de Cristo en la Cruz.

http://fraynelson.com/homilias.html. 

miércoles, 27 de julio de 2016

¿Podemos llamar `evangelizados’ a los que no se alegran con la Buena Nueva?

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la 17ª semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Mateo 13,44-46. 
Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró."
Comentario


Y uno lee estas cosas y piensa: ¿podemos llamar "evangelizados" a aquellos que NUNCA han experimentado este tipo de alegría? Si una persona NUNCA ha sentido que seguir el camino de Dios es su decisión más acertada y que la puerta que un día se le abrió es lo más fantástico que había podido sucederle, ¿qué pensará esa persona de las exigencias de amor y de la moral de la Iglesia, sino que son cosas imposibles, anticuadas y tristes?

No es posible, por lo menos yo no creo que sea posible, seguir el camino de Jesús sin la alegría de Jesús. No se pueden obedecer los mandamientos de Jesús sin el amor de Jesús. Y por eso está bien que los católicos defendamos el derecho a la vida, protejamos a los niños no nacidos, tratemos de frenar la legalización de parejas homosexuales... todo eso está bien, peor todo eso es MUY POCO si no tenemos un vigoroso y convincente mensaje de alegría que muestre que sí es verdad que existe algo mejor que el placer efímero, la soberbia estéril o el lucro fácil.

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martes, 26 de julio de 2016

La cizaña se arranca y se quema; así será al fin del tiempo

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la 17ª semana del tiempo ordinario.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Mateo 13,36-43. 
Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo". Él les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!"  

Comentario

La parábola de la cizaña es un mensaje de Jesús para tiempos de crisis y tiene doble enseñanza para la comunidad cristiana.

Primero, los miembros de la comunidad no pueden prescindir de vivir en un mundo donde el bien tiene que abrirse camino con capacidad de convivir en medio de las situaciones complejas y contradictorias que producen las dinámicas del mal: corrupción, guerra, discriminación e impunidad. Ante esto, la crisis es la oportunidad para no perder la esperanza, la resistencia, la lucidez histórica y las acciones que redunden en justicia y reconciliación.

El segundo mensaje va dirigido al interior de la comunidad eclesial. No podemos negar que la Iglesia se ha visto cuestionada, acrisolada y exigida a “sanearse” al interior de ella misma. El reino de Dios que es siempre una propuesta, en y para la libertad. Queda en nuestras manos acogerlo o rechazarlo. ¿Cómo vivir en el mundo sin ser del mundo?

Servicio Bíblico Latinoamericano 

lunes, 25 de julio de 2016

El ser humano fue creado por y para Dios, no para el mundo

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y reflexionar sobre el Evangelio, en este lunes en que celebramos la fiesta de Santiago, apóstol.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Mateo 20,20-28. 
La madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo. "¿Qué quieres?", le preguntó Jesús. Ella le dijo: "Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda". "No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?". "Podemos", le respondieron. "Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre". Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".  
Comentario


1.1 ¿Por qué se asocia el apóstol Santiago, llamado en la Biblia "el mayor" con España? Hay una página (http://www.red2000.com/spain/santiago/1histor.html) que nos lo explica.

1.2 En el Noroeste de España, en la céltica y verde Galicia, a la que los romanos llamaron "Finis Terrae", por ser el extremo más occidental del mundo hasta entonces conocido, cuenta la tradición que estuvo el Apóstol Santiago, como llaman los españoles a Jacob el hijo de Zebedeo y hermano de Juan el Evangelista.

1.3 Cuentan las confusas narraciones de los primeros años de la cristiandad que a él le fueron adjudicadas las tierras españolas para predicar el Evangelio, y que en esta tarea llegó hasta la desembocadura del río Ulla. Sin embargo con poco éxito y escaso número de discípulos, decidió su vuelta a Jerusalén.

1.4 Cuando regresó a Palestina, en el año 44, fue torturado y decapitado por Herodes Agripa, y se prohibió que fuese enterrado. Sin embargo sus discípulos, en secreto, durante la noche trasladaron su cuerpo hasta la orilla del mar, donde encontraron una barca preparada para navegar pero sin tripulación. Allí depositaron en un sepulcro de mármol el cuerpo del apóstol que llegaría tras la travesía marítima, remontando el río Ulla hasta el puerto romano, en la costa Gallega, de Iria Flavia, la capital de la Galicia romana. Allí enterraron su cuerpo en un compostum o cementerio en el cercano bosque de Liberum Donum, donde levantaron un altar sobre el arca de mármol.

1.5 Tras las persecuciones y prohibiciones de visitar el lugar, se olvidó la existencia del mismo, hasta que en el año 813 el eremita Pelayo observó resplandores y cánticos en el lugar. En base a este suceso se llamaría al lugar Campus Stellae, o Campo de la Estrella, de donde derivaría al actual nombre de Compostela.

1.6 El eremita advirtió al obispo de Iria Flavia, Teodomiro, quien después de apartar la maleza descubrió los restos del apóstol identificados por la inscripción en la lápida. Informado el Rey Alfonso II del hallazgo, acudió al lugar y proclamó al apóstol Santiago patrono del reino, edificando allí un santuario que más tarde llegaría a ser la Catedral. A partir de esta declaración oficial los milagros y apariciones se repetirían en el lugar, dando lugar a numerosas historias y leyendas destinadas a infundir valor a los guerreros que luchaban contra los avances del Al-Andalus y a los peregrinos que poco a poco iban trazando el Camino de Santiago.

1.7 Una de ellas narra como Ramiro I, en la batalla de Clavijo, venció a las tropas de Abderramán II ayudado por un jinete sobre un caballo blanco que luchaba a su lado y que resultó ser el Apóstol. A partir de entonces surgió el mito que lo convirtió en patrón de la reconquista.

1.8 A partir del s. XI Santiago ejerció una fuerte atracción sobre el cristianismo europeo y fue centro de peregrinación multitudinaria, al que acudieron reyes, príncipes y santos.

1.9 En los s. XII y XIII, época en que se escribió el "Códice Calixtino"; primera guia del peregrino, la ciudad alcanzó su máximo esplendor. El Papa Calixto II concedió a la Iglesia Compostelana el "Jubileo Pleno de del Año Santo" y Alejandro III lo declaró perpetuo, convirtiendose Santiago de Compostela en Ciudad Santa junto a Jerusalén y Roma. El Año Santo se celebra cada vez que la festividad del Apóstol, el 25 de Julio, cae en Domingo.

2. ¿Quién era Santiago, el Mayor?

2.1 El apóstol que la tradición cristiana llama Santiago el Mayor era uno de los dos hijos de Zebedeo y Salomé; su hermano fue Juan el Evangelista, también apóstol.

2.2 Invitado por Jesús "junto a su hermano e inmediatamente después de Pedro y Andrés- a hacerse “pescador de hombres", fue uno de los apóstoles que tuvo una relación más íntima y cercana con el hijo de Dios.

2.3 Le acompañó en los primeros días de la difusión de la palabra; estuvo presente en el Monte de los Olivos recibiendo de los labios de Jesús el anuncio de la destrucción del templo de Jerusalén, de la completa ruina de la ciudad y de las catástrofes que precederán al final de los tiempos; y fue testigo de la última aparición de Jesús en Galilea tras su resurrección.

2.4 Murió, entre los años 41 y 44, decapitado por orden de Herodes Agripa I, cuando el rey de los judíos, en un intento postrero e inútil de conseguir la confianza de Roma, intensificó la persecución de las primeras comunidades cristianas.

2.5 Según la tradición, a la muerte de Jesús los apóstoles se repartieron los lugares en que debían predicar, correspondiéndole a Santiago España y las regiones occidentales.

3. Significado de la vida y martirio de Santiago

3.1 La arquidiócesis de Compostela nos regala esta reflexión en el día de la solemnidad de Santiago (http://www.archicompostela.org).

3.2 Esta celebración es un momento providencial para recordar que estamos edificados sobre el cimiento de los apóstoles, que Cristo es la piedra angular y que la Iglesia. fundada por Él, iluminadora de la entraña del hombre y de la esperanza de los mortales, recibe la misión de anunciar, afirmando sin reducciones el mensaje del cristianismo, para que el hombre descubra con claridad la verdad íntima sobre el significado de su vida, de su actividad y de su muerte, y alcance la vida eterna. Es una llamada a vivir con altura espiritual y recordar el destino trascendente de nuestra naturaleza original que nos urge a buscar el porqué último de la existencia en todos los entresijos de la vida y en todas sus implicaciones, trabajando para que la sociedad sea un espacio de sincero diálogo, de pacífica convivencia, de verdadera fraternidad y de solidaridad humana.

3.3 Este esfuerzo de reflexión sobre el misterio del hombre define nuestra cultura en el intento de concretar el sentido de la vida humana y lograr el acercamiento al más grande de los misterios: el misterio de Dios. Cristo, respuesta a los interrogantes en nuestro peregrinar, nos pregunta también si somos capaces de beber su cáliz, y nos alienta a decirle: "Lo somos", porque "una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros".

3.4 Sólo la conciencia atenta y apasionada de nosotros mismos puede abrirnos de par en par la puerta para conocer, admirar, y seguir a Cristo que se ha solidarizado con la suerte y situación de cada hombre. Reconocer la presencia divina en el hombre cierra toda posibilidad a una falsa absolutización o divinización de lo humano, y a cualquier forma de pensamiento, de cultura o de política que reduzca al hombre a un medio para otros fines, obligándolo a adorar a los ídolos de este mundo.

3.5 El apóstol Santiago acreditó su compromiso con el Señor en el martirio, que sigue siendo una posibilidad en sus diferentes formas.

http://fraynelson.com/homilias.html. 

domingo, 24 de julio de 2016

Jesús destaca el valor de la insistencia en la oración

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el evangelio y el comentario, en este Domingo XVII del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice....

Evangelio según San Lucas 11,1-13. 
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos". Él les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino; danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación". Jesús agregó: "Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: 'Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle', y desde adentro él le responde: 'No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos'. Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!".  
Comentario

Un conocido maestro de oración de nuestros tiempos, Anthony de Mello, se refiere a la oración de petición con estas palabras: "La oración de petición es la única forma de oración que Jesús enseñó a sus discípulos; de hecho, es prácticamente la única forma de oración que se enseña explícitamente a lo largo de toda la Biblia. Ya sé que esto suena un tanto extraño a quienes hemos sido formados en la idea de que la oración puede ser de muy diferentes tipos y que la forma de oración más elevada es la oración de adoración, mientras que la de petición, al ser una forma «egoísta» de oración, ocuparía el último lugar. De algún modo, todos hemos sentido que más tarde o más temprano hemos de «superar» esta forma inferior de oración para ascender a la contemplación, al amor y a la adoración, ¿no es cierto? Sin embargo, si reflexionáramos, veríamos que apenas hay forma alguna de oración, incluida la de adoración y amor, que no esté contenida en la oración de petición correctamente practicada. La petición nos hace ver nuestra absoluta dependencia de Dios; nos enseña a confiar en Él absolutamente" (De Mello, Contacto con Dios).

El Señor nos ha dicho que no debemos insistir en nuestras peticiones porque el Padre sabe lo necesitamos antes de pedírselo (Cfr. Mateo 6,8). Sin embargo, no deja de insistir que debemos pedir, como puede comprobarse en el texto que nos presenta hoy la liturgia de la Palabra. Lo más típico de la oración de Jesús, por lo que registran los evangelistas, parece ser la oración de petición. Jesús no sólo pide en su oración, sino que nos enseña a pedir. Lo que hemos llamado la Oración del Señor o el Padrenuestro, es una cadena de siete peticiones que se van desprendiendo del 'Padre nuestro'. La petición nos hace tomar conciencia de nuestra radical dependencia de Dios; nos recuerda nuestro límite y la generosa misericordia de Dios que se nos revela en Jesús. Esto aparece aún más claro cuando la petición más repetida de Jesús en los textos evangélicos es "que no se haga mi voluntad sino la tuya", o el "hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo".

Por eso, la pregunta que tendríamos que hacernos no es si pedimos, sino qué pedimos en nuestra oración, porque por allí suele estar el problema. Muchas veces no pedimos que se haga su voluntad, o que nos conceda lo que más nos conviene en una situación determinada, sino que pedimos lo que nosotros creemos que más necesitamos. Cuando el Señor dice que pidamos con insistencia, nos recuerda que lo que tendríamos que pedir sería el Espíritu Santo: “¿Acaso alguno de ustedes, que sea padre, sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado, o de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si ustedes que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!”

Entonces, recordemos siempre lo que nos dice el Señor: “Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre”. La oración de petición nos pondrá en contacto con nuestros límites y hará que nos relacionemos con el Señor desde nuestra pequeñez. No dejemos de pedir, ni pensemos que la oración de petición es de inferior calidad a otras formas de encuentro con Dios. Pero no olvidemos pedir el Espíritu Santo, para que nos ayude a entender los planes de Dios y a ponerlos en práctica.

Hermann Rodríguez Osorio, S.J.*
* Sacerdote jesuita, Profesor Asociado de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá