viernes, 6 de octubre de 2017

¡Un examen y una confesión que deberíamos hacer todos!

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en este viernes de la 26ª semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice...

Primera Lectura

Lectura del libro de Baruc 1,15-22:

Confesamos que el Señor, nuestro Dios, es justo, y a nosotros nos abruma hoy la vergüenza: a los judíos y vecinos de Jerusalén, a nuestros reyes y gobernantes, a nuestros sacerdotes y profetas y a nuestros padres; porque pecamos contra el Señor no haciéndole caso, desobedecimos al Señor, nuestro Dios, no siguiendo los mandatos que el Señor nos había dado. Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta hoy, no hemos hecho caso al Señor, nuestro Dios, hemos rehusado obedecerle. Por eso, nos persiguen ahora las desgracias y la maldición con que el Señor conminó a Moisés, su siervo, cuando sacó a nuestros padres de Egipto para darnos una tierra que mana leche y miel. No obedecimos al Señor, nuestro Dios, que nos hablaba por medio de sus enviados, los profetas; todos seguimos nuestros malos deseos, sirviendo a dioses ajenos y haciendo lo que el Señor, nuestro Dios, reprueba.

Salmo

Sal 78,1-2.3-5.8.9

R/. Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre

Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos en pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra. R/.

Derramaron su sangre como agua
en torno a Jerusalén, y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor? ¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera? R/.

No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.

Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.

Evangelio de hoy


Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ¡ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado.»

Comentario


1. La grandeza de quien sabe arrepentirse


1.1 Es un hecho notable que, entre las grandes confesiones cristianas que hay en la actualidad, la única que pidió públicamente perdón por las deficiencias de sus hijos fue la católica, con nuestro Papa Juan Pablo II a la cabeza. Y así como el texto de la primera lectura de hoy nos invita a aprender a arrepentirnos, así también nos deja saborear un poco de la dulzura de ese sentimiento tan noble y propio del alma que descubre la bondad de Dios y su infinita ternura y poder restaurador.

1.2 En ese contexto quiero recordar aquí un bello momento de oración y penitencia pública que realizó la Iglesia Católica en Argentina el 8 de septiembre del año 2000, dentro del conjunto de celebraciones propias del Gran Jubileo. Los textos, que son como una lectura actualizada de la contrición que nos enseña Baruc, nos inspiran, también hoy, a no bajar el ideal sino levantarnos hacia él.

2. Confesión de los pecados contra la unidad querida por Dios para su pueblo.


2.1 Padre, tu Pueblo te pide perdón: por la falta de esfuerzo para comprender las razones de quienes no creen y por no interpretar el significado de sus búsquedas.

2.2 Por omitir una acción más intensa en promover caminos comunes con los hombres y mujeres de buena voluntad.

2.3 Por no haber rechazado adecuadamente el antisemitismo.

2.4 Por descuidar la oración y los gestos que favorezcan el impulso ecuménico.

2.5 Por la falta de testimonio en la vivencia de la comunión entre los obispos, miembros del clero, religiosos, consagrados y laicos en nuestras comunidades.

2.6 Porque tantas veces los católicos fuimos responsables, con nuestro modo de actuar, del alejamiento de muchos hermanos.

2.7 Dios Padre de los hombres, en la víspera de su Pasión, tu Hijo nos confió el desafío de la unidad para que el mundo crea.

2.8 Tú que nos quieres protagonistas y constructores de la historia, concédenos vivir el don de la unidad, para ser signos e instrumentos de tu amor, sirviendo y siendo fermento del Reino.


3. Confesión de los pecados contra el servicio a la verdad.


3.1 Oh Dios de misericordia, perdónanos por las veces en que tus hijos hemos cedido a métodos autoritarios de intolerancia e imposición, desfigurando el rostro de la Iglesia.

3.2 Por las veces que hemos dejado de buscar, meditar y servir a la verdad, callándola o disimulándola, por conveniencia o complacencia.

3.3 Por la falta de fidelidad en la transmisión de la verdad, y la escasa presencia de los católicos comprometidos con la fe cristiana en los medios de comunicación.

3.4 Recibe en tu corazón de Padre nuestro arrepentimiento.

3.5 Ten misericordia de nosotros, acepta nuestro propósito de buscar y proponer la verdad con la dulzura del amor, conscientes que la verdad nos hará libres.


4. Confesión de los pecados contra el Evangelio de la vida.


4.1 Padre, te pedimos perdón porque muchas veces los cristianos, en nombre de los mismos derechos del hombre, hemos provocado el crimen del aborto y de la eutanasia, de la manipulación genética y del ensañamiento terapéutico, reclamando un poder sobre la vida que sólo te pertenece a Ti.

4.2 Perdónanos porque, por diversos motivos, amenazamos nuestra salud con el consumo de drogas, con la falta de descanso, con el abuso del alcohol, y del tabaco, y con otros excesos.

4.3 Dios Padre, en Jesús nos dices: "Yo he venido para que tengan Vida y la tengan en abundancia" (Jn 10,10) y nos la regalas como don de tu amor y bondad.

4.4 Concédenos la gracia que nosotros, Pueblo servidor de la Vida, ofrezcamos al mundo nuevos signos de esperanza, que promuevan y afiancen la cultura de la vida.


5. Confesión de los pecados contra la dignidad humana.


5.1 Padre, te pedimos perdón por el estilo de vida consumista y por las actitudes de muchos cristianos que contribuyen a la marginación u obstaculizan la participación de todos los hombres en la vida y en los bienes de la comunidad, no alcanzando los niveles elementales de alimentación, salud, vivienda, vestido y educación.

5.2 Como comunidad eclesial, imploramos tu perdón por la falta de un testimonio de austeridad y de una acción más decidida a favor de los pobres, "en la vastedad de su extensión: los enfermos, los subocupados, los desocupados, los ancianos, los sin techo, las víctimas de injusticia y calamidades, los analfabetos y semi-analfabetos, los marginados o postergados de todo tipo, los migrantes e itinerantes, los amplios sectores juveniles, espiritualmente desorientados y los menores desamparados.

5.3 Padre bueno, que enviaste a tu Hijo para anunciar a los pobres la Buena Nueva y para dar libertad a los oprimidos, acrecienta la vocación solidaria de nuestro pueblo, para vivir de modo que nuestra fe en Ti manifieste todo su potencial humanizador y generador de dignidad.


6. Confesión de los pecados contra los derechos del hombre.


6.1 Padre, tenemos el deber de acordarnos ante Ti de aquellos hechos 
dramáticos y crueles.

6.2 Te pedimos perdón por los silencios responsables y por la participación efectiva de muchos de tus hijos en tanto desencuentro político, en el atropello a las libertades, en la tortura y la delación, en la persecución política y la intransigencia ideológica, en las luchas y las guerras, y la muerte absurda que ensangrentaron nuestro país. 6. 3Padre bueno y lleno de amor, perdónanos y concédenos la gracia de refundar los vínculos sociales y de sanar las heridas todavía abiertas en tu comunidad.

http://fraynelson.com/homilias.html.