viernes, 10 de julio de 2009

SERÁN PERSEGUIDOS, PERO EL QUE PERSEVERE SE SALVARÁ

¡Amor y paz!

El trabajo de la evangelización encontrará siempre la oposición de una sociedad autosatisfecha o incrédula. De tal manera, los discípulos de Cristo deberán nadar contra lo corriente y situarse como ovejas en medio de lobos. Ello les exigirá ser astutos para detectar a los malvados, pero prudentes para no caer en sus fauces. Lo más importante será, sin embargo, que serán asistidos por Dios y, si perseveran hasta el final, se salvarán.

Eso nos afirma Jesús en el Evangelio, hoy, viernes de la XIV semana del tiempo ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 10,16-23.

Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas. Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes. El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará. Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre.

COMENTARIO

a) En el discurso misionero, Jesús anuncia a los suyos que tendrán dificultades y persecuciones.
Las comparaciones están tomadas ahora de la vida de los animales: lobos y ovejas, serpientes y palomas. Conscientes de que serán perseguidos, les recomienda estas dos cualidades: la sagacidad de las serpientes (para saber discernir la presencia de los lobos y no provocar inútilmente a los opositores) y la sencillez de las palomas (sin doblez ni complicaciones).
Seguros de que, a pesar de todas las precauciones, los llevarán ante los tribunales y los odiarán y hasta los matarán. Jesús les invita a confiar en la ayuda de Dios: el Espíritu Santo estará a su lado y les dará su luz y su fuerza.


b) Cuando Mateo escribió su evangelio, la comunidad cristiana ya sabía mucho de persecuciones y excomuniones y hasta de martirios.

El Libro de los Hechos nos lo atestigua abundantemente. Basta recordar el martirio de Santiago y Esteban, así como la historia de los dos grandes héroes de la primera generación, Pedro y Pablo.
A lo largo de la historia, la comunidad de Cristo ha seguido padeciendo problemas internos y externos. Ya se lo había avisado Jesús. También en el mundo de hoy, anunciar el evangelio nos expone a malentendidos y reacciones contrarias. El martirio -el testimonio hasta la muerte- sigue siendo actual. Se repiten los casos, sobre todo en países de misión, o allí donde cristianos valientes denuncian atropellos e injusticias.

Pero esto no nos tiene que desanimar, ni hacernos cejar en nuestro empeño evangelizador. «Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra». Lo importante es seguir anunciando a todos el amor de Dios. Si no es de un modo, será de otro. Si estamos convencidos nosotros mismos de que la salvación está en Cristo y en el estilo de vida que nos propone, ya encontraremos el lugar y el modo de comunicarla a los demás. Con prudencia y, al mismo tiempo, con sencillez. Ayudados por el Espíritu de Dios.

Tenemos trabajo hasta el fin del mundo, hasta la vuelta del Señor. Y «el que persevere hasta el final, se salvará».

J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 5
Tiempo Ordinario. Semanas 10-21
Barcelona 1997. Págs. 131-134