¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el
comentario, en este sábado de la feria privilegiada de Adviento.
Dios nos bendice...
Primera lectura
Lectura
de la profecía de Malaquías (3,1-4.23-24):
ESTO
dice el Señor Dios:
«Voy
a enviar a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí.
De
repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando; y el
mensajero de la alianza en quien os regocijáis, mirad que está llegando, dice
el Señor del universo.
¿Quién
resistirá el día de su llegada? ¿Quién se mantendrá en pie ante su mirada? Pues
es como el fuego de fundidor, como lejía de lavandero. Se sentará como fundidor
que refina la plata; refinará a los levitas y los acrisolará como oro y plata,
y el Señor recibirá ofrenda y oblación justas.
Entonces
agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en tiempos pasados,
como antaño.
Mirad,
os envío al profeta Elías, antes de que venga el Día del Señor, día grande y
terrible. Él convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón
de los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir a castigar y
destruir la tierra».
Palabra
de Dios
Salmo
Sal
24,4-5ab.8-9.10.14
R/. Levantaos,
alzad la cabeza;
se
acerca vuestra liberación.
V/.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme
en tus sendas:
haz
que camine con lealtad;
enséñame,
porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
V/.
El Señor es bueno y es recto,
y
enseña el camino a los pecadores;
hace
caminar a los humildes con rectitud,
enseña
su camino a los humildes. R/.
V/.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para
los que guardan su alianza y sus mandatos.
El
Señor se confía a los que lo temen,
y
les da a conocer su alianza. R/.
Evangelio
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (1,57-66):
A
Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus
vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se
alegraban con ella.
A
los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como
su padre; pero la madre intervino diciendo:
«¡No!
Se va a llamar Juan».
Y
le dijeron:
«Ninguno
de tus parientes se llama así».
Entonces
preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una
tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente
se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los
vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la
montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues
¿qué será este niño?»
Porque
la mano del Señor estaba con él.
Palabra
del Señor
Comentario
“Mirad,
yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí”. Así comienza la
profecía que Malaquías nos propone para hoy. Me centro en esta primera frase de
la Palabra y te invito a orar hoy al Señor, a las puertas de su nacimiento, con
esta pregunta: Señor, ¿quiénes han sido para mí tus mensajeros? ¿A quién me has
enviado o me estás enviando? ¿Quién me habla de Ti a través de signos o
palabras o acontecimientos? Y pídele en tu oración que no te haga ciego para
tomar conciencia y darte cuenta de las personas
que
en tu historia de salvación el Señor ha ido poniendo a lo largo de tu vida, y
está poniendo, para que prepares sus caminos. Porque esos ángeles (o
mensajeros) a veces están entre nosotros y no los reconocemos. En ocasiones
pedimos señales al Señor y no vemos las que nos envía. A veces le esperamos en
acontecimientos extraordinarios y no lo vemos en lo más sencillo y cotidiano,
como su encarnación entre nosotros, tan sencillo y pequeño como un niño.
Así
era Juan el Bautista en el relato de su nacimiento que el evangelio hoy nos
narra: un niño. “¿Qué va a ser este niño?” Un gran mensajero, el mensajero.
Todos estamos llamados con nuestra vida a ser “Juanes Bautistas”, es decir a
hacer como hacía él: señalar quién es el Cordero de Dios. “Este es el Cordero
de Dios”. Nuestras vidas están llamadas, nuestra vocación cristiana consiste
en, seas laico casado, soltero, religioso/a, sacerdote…, señalar con el dedo
dónde está Jesús, dónde se le puede encontrar, dónde quiere nacer de nuevo
entre nosotros. Estamos llamados a ser mensajeros entre nuestros hermanos, con
humildad y sencillez, pero a la vez con valentía y capacidad profética,
denunciando toda forma de denigración e injusticia. Para ello, como señalaba
antes, debemos tener ojos para ver a los mensajeros que Dios me ha enviado, así
yo también podré ser mensajero para otros, podré ser un Juan el Bautista que
ayude a otros a encontrar al Señor, al Cordero de Dios.
Hoy
terminan las antífonas de las Vísperas que hemos ido siguiendo durante la
semana. La primera palabra de la de hoy es Emmanuel. Juntando todas
las primeras letras sale: SARCORE. Y leído el acróstico en sentido inverso
puede leerse ERO-CRAS, que en latín podemos traducir como: vendré mañana. ¡Que
así suceda!
Juan
Lozano, cmf
Ciudad
Redonda