lunes, 8 de agosto de 2022

Los hijos están exentos del impuesto

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este lunes de la 19ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de la profecía de Ezequiel            1, 2-5. 24-28c

 

El día cinco del mes -era el año quinto de la deportación del rey Joaquín- la palabra del Señor llegó a Ezequiel, hijo del sacerdote Buzí, en el país de los caldeos, a orillas del río Quebar. Allí la mano del Señor descendió sobre él.

Yo miré, y vi un viento huracanado que venía del norte, y una gran nube con un fuego fulgurante y un resplandor en torno de ella; y de adentro, de en medio del fuego, salía una claridad como de electro. En medio del fuego, vi la figura de cuatro seres vivientes, que por su aspecto parecían hombres.

Yo oí el ruido de sus alas cuando ellos avanzaban: era como el ruido de aguas torrenciales, como la voz del Todopoderoso, como el estruendo de una multitud o de un ejército acampado. Al detenerse, replegaban sus alas. Y se produjo un estruendo sobre la plataforma que estaba sobre sus cabezas.

Encima de la plataforma que estaba sobre sus cabezas, había algo así como una piedra de zafiro, con figura de trono; y encima de esa especie de trono, en lo más alto, una figura con aspecto de hombre. Entonces vi un fulgor como de electro, algo así como un fuego que lo rodeaba desde lo que parecía ser su cintura para abajo; vi algo así como un fuego y una claridad alrededor de él: como el aspecto del arco que aparece en las nubes los días de lluvia, así era la claridad que lo rodeaba.

Este era el aspecto, la semejanza de la gloria del Señor. Al verla, caí con el rostro en tierra.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO  

 

Sal 148, 1-2. 11-12. 13-14a. 14bc

 

R.        Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.

 

Alaben al Señor desde el cielo,

alábenlo en las alturas;

alábenlo, todos sus ángeles,

alábenlo, todos sus ejércitos.  R.

 

Los reyes de la tierra y todas las naciones,

los príncipes y los gobernantes de la tierra;

los ancianos, los jóvenes y los niños.  R.

 

Alaben el nombre del Señor.

Porque sólo su Nombre es sublime;

su majestad está sobre el cielo y la tierra,

y él exalta la fuerza de su pueblo.  R.

 

¡A él, la alabanza de todos sus fieles,

y de Israel, el pueblo de sus amigos!  R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   17, 22-27

 

Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y al tercer día resucitará.» Y ellos quedaron muy apenados.

Al llegar a Cafarnaúm, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?» «Sí, lo paga,» respondió.

Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?» Y como Pedro respondió: «De los extraños,» Jesús le dijo: «Eso quiere decir que los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti.»

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • La lectura de hoy nos coloca al comienzo del libro de Ezequiel, presentándonos una gran teofanía, que prepara el relato de su vocación.
  • La catástrofe del 586 a. C., la destrucción de Jerusalén y de toda la vida institucional judía, sin rey, ni templo, ni culto, marca un cambio decisivo para el pueblo elegido. El sueño de un estado temporal desaparece.
  • El mismo Ezequiel, que era sacerdote, se encuentra entre los deportados, lejos de su país, lejos de su templo. El pueblo está en el destierro. Ezequiel era sacerdote en Jerusalén y junto con otros muchos israelitas también fue deportado a Babilonia. Lejos de la tierra prometida, de la ciudad santa, del templo se preguntan si son todavía pueblo elegido.
  • El profeta comparte con el pueblo la experiencia del destierro y a orillas del río tiene la primera visión misteriosa.
  • Ezequiel era muy imaginativo, lleno de fantasía, con un lenguaje cargado de simbolismos. Su visión mezcla elementos cósmicos: como el viento, nube, relámpagos y; misteriosos como son los cuatro seres vivientes, con estrépito de alas, y sobre todo uno en forma humana, rodeado de luz y fuego. El profeta explica esta figura como la apariencia visible de la Gloria del Señor.
  • En esta situación, la narración intenta confortar a los exiliados: Dios no está atado ni a un lugar, ni a una tierra concreta, ni a un templo determinado. Trasciende todos estos lugares. Dios está presente en medio de los hombres, estén donde estén y sean los que sean.
  • Dios no los ha abandonado, y los deportados ahora saben con certeza que Dios está «también» presente en medio de los exiliados, en una tierra extraña.

***           

  • En tiempos de Jesús, el impuesto, era propio de los pueblos sometidos más que de los ciudadanos de derecho, a los que se llamaba hijos. Los que cobraban el «didracma», tributo anual para el templo, se acercaron a Pedro y le preguntaron si Jesús, su maestro, no pagaba el impuesto.
  • Desde tiempos de Nehemías, era costumbre que los israelitas mayores de veinte años, pagaran cada año, una pequeña ayuda para el mantenimiento del templo de Jerusalén: dos dracmas y  la ofrenda de los sacrificios.
  • Jesús se presenta a sí mismo como un «Hijo de Hombre», como un hombre totalmente libre, e inmerso en el amor de Dios, pero que no escapa a las exigencias de su tiempo. Jesús afirmará que es superior al templo y se siente exento de pagar el impuesto al templo, pero, a pesar de esto, se comporta como un ciudadano, igual a los demás, un israelita piadoso, cumplidor de sus deberes.
  • Jesús inmediatamente imprime un giro decisivo a la cuestión. Los hijos del Reino, los que aceptaron a Jesús como Hijo del Padre, están libres del impuesto del templo. Jesús los ha liberado de esta obligación.
  • Sin embargo, como quiere evitar una ruptura que exacerbe los conflictos con la autoridad religiosa, señala un camino para poder cumplir con la obligación. Invita a Pedro a realizarlo mediante la práctica de su oficio de pescador.
  • Jesús utiliza este incidente para demostrar que los que ponen su fe en Él, están libres de cara a las instituciones judías y que los verdaderos hijos del Reino serán aquellos que, como los discípulos, se remiten a Él, y por ese motivo pueden considerarse exentos del pago del impuesto. Sin embargo, para no escandalizar manda pagar este impuesto.
  • El “Hijo” pagó el precio del esclavo, para que, los que estaban sometidos a la esclavitud, desde ese momento fueran hijos. Por eso Jesús, no se deja intimidar por la actitud de los funcionarios y con una libertad soberana pagará el impuesto.
  • La Iglesia de Cristo, es fundamentalmente libre, porque es hija de su sangre; no tiene que pagar impuesto a nadie; no debe ninguna adoración ni sumisión alguna, a ningún tipo de poder. Si bien los hijos del Reino cumpliendo sus responsabilidades cívicas pagamos nuestros impuestos, el espíritu permanece libre frente a la política de los reinos de este mundo.
  • Nos liga la búsqueda del bien común que se funda en la caridad. Somos, como hijos de Dios, los testigos del Viviente, del hombre resucitado, y a través de Él somos invitados a ser los forjadores de la libertad humana en todas sus expresiones.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Sabemos dar el lugar verdadero a las realidades divinas en la vida cotidiana?
  • ¿Sabemos dar el lugar verdadero a las realidades cotidianas dentro del plan de Dios?
  • ¿Vivimos nuestra vida como un testimonio constante de la obra de Dios?

 

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Quiero vivir como tu hijo Señor

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral