miércoles, 30 de agosto de 2023

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!»

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en este miércoles de la semana 21ª del Tiempo Ordinario, ciclo A.

 

Dios nos bendice...

 

Primera lectura

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (2,9-13):

Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. Vosotros sois testigos, y Dios también, de lo leal, recto e irreprochable que fue nuestro proceder con vosotros, los creyentes; sabéis perfectamente que tratamos con cada uno de vosotros personalmente, como un padre con sus hijos, animándoos con tono suave y enérgico a vivir como se merece Dios, que os ha llamado a su reino y gloria. Ésa es la razón por la que no cesarnos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.

Palabra de Dios

 

Salmo

 

Sal 138,7-8.9-10.11-12ab

R/.
Señor, tú me sondeas y me conoces

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R/.

Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. R/.

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día. R/.

 

Evangelio de hoy

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (23,27-32):

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"! Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!»

Palabra del Señor

 

Reflexión

 

Hay personas para las que el cuidado de su propia imagen es algo muy importante. Algunos dedican a ello gran parte de su energía. En principio, no está mal. Lo malo viene cuando la imagen, la apariencia, no coincide con la realidad de la persona. Es entonces cuando el cuidado de la imagen deviene hipocresía. Cuando las personas se convierten en sepulcros blanqueados. Y se empieza a vivir una doble vida. La real y la aparente. Lo malo es que hace falta consumir muchísima energía para vivir de esa manera durante largo tiempo. Y ciertamente también hace falta la colaboración y complicidad de otras personas. Terminan colaborando porque al proteger la apariencia del otro se sienten ellas mismas protegidas. Más hipocresía.

 

Jesús denuncia esta hipocresía en los letrados y fariseos. Son los que dictan las normas, los que dicen a los demás cómo tienen que comportarse, siempre en el nombre de Dios, siempre diciendo que sus normas y leyes son la voluntad de Dios. Pero ellos saben lo suficiente como para encontrar otros caminos, excusas varias, para no cumplir sus mismas normas. Jesús denuncia y condena con radicalidad. Porque está a favor de los sencillos, de los humildes, a los que aquellos tenían que haber cuidado y que, sin embargo, lo que reciben son condenas y admoniciones por no cumplir las normas como ellos dicen.

 

Casi seguro que no todos los letrados y fariseos eran como Jesús dice en sus palabras. Pero es muy posible que callaran y no denunciaran a esos letrados y fariseos hipócritas para no dañar a la institución a la que ellos mismos pertenecían o para no meterse en problemas. Y haciendo eso eran cómplices de la hipocresía de los otros.

Nos podemos preguntar si hay fariseos y letrados como los del Evangelio en la Iglesia actual. Pero también nos podemos preguntar cuantas veces callamos ante el mal que hacen otros simplemente para proteger nuestra propia imagen, para vivir tranquilos y seguros. No sé si Jesús lo aprobaría.  

 

Fernando Torres cmf

Ciudad Redonda