¡Amor y
paz!
Los invito,
hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este lunes de la 5a semana de
Pascua.
Dios nos
bendice....
Lectio Divina: Juan
14,21-26
Lectio
Lunes, 20 May , 2019
Tiempo
de Pascua
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, que unes
los corazones de tus fieles en un mismo deseo; inspira a tu pueblo el amor a
tus preceptos y la esperanza en tus promesas, para que, en medio de las
vicisitudes del mundo, nuestros corazones están firmes en la verdadera alegría.
Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del
Evangelio según Juan 14,21-26
El que tiene mis
mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de
mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.» Le dice Judas -no el
Iscariote-: «Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al
mundo?» Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre
le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda
mis palabras. Y la palabra no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he
dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo,
que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo
que yo os he dicho.
3) Reflexión
• Como dijimos
anteriormente, el capítulo 14 de Juan es un bonito ejemplo de cómo se
practicaba la catequesis en las comunidades de Asia Menor al final del siglo
primero. A través de las preguntas de los discípulos y de las respuestas de
Jesús, los cristianos se iban formando la conciencia y encontraban una
orientación para sus problemas. Así, en este capítulo 14, tenemos la pregunta
de Tomás y la respuesta de Jesús (Jn 14,5-7), la pregunta de Felipe y la
respuesta de Jesús (Jn 14,8-21), y la pregunta de Judas y la respuesta de Jesús
(Jn 14,22-26). La última frase de la respuesta de Jesús a Felipe (Jn 14,21)
constituye el primer versículo del evangelio de hoy.
• Juan 14,21: Yo le
amaré y me manifestaré a él. Este versículo es el resumen de la respuesta de
Jesús a Felipe. Felipe había dicho: “¡Muéstranos al Padre y esto nos basta!”
(Jn 14,8). Moisés había preguntado a Dios: “¡Muéstranos tu gloria!” (Es 33,18).
Dios respondió: “No podrás ver mi rostro, porque nadie podrá verme y seguir
viviendo” (Es 33,20). El Padre no podrá ser mostrado. Dios habita una luz
inaccesible (1Tim 6,16). “A Dios nadie le ha visto nunca” (1Jn 4,12). Pero la
presencia del Padre podrá ser experimentada a través de la experiencia del
amor. Dice la primera carta de San Juan: “Quien no ama no conoce a Dios, porque
Dios es amor”. Jesús dice a Felipe: “El que tiene mis mandamientos y los
guarda, ése es el que me ama. Y el que me ama, será amado de mi Padre. Y yo le
amaré y me manifestaré a él”. Observando el mandamiento de Jesús, que es el
mandamiento del amor al prójimo (Jn 15,17), la persona muestra su amor por
Jesús. Y quien ama a Jesús, será amado por el Padre y puede tener la certeza de
que el Padre se le manifestará. En la respuesta a Judas, Jesús dirá cómo
acontece esta manifestación del Padre en nuestra vida.
• Juan 14,22: La
pregunta de Judas, pregunta de todos. La pregunta de Judas: “¿Qué pasa que te
vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?” Esta pregunta de Judas refleja un
problema que es real hasta hoy. A veces, aflora en nosotros los cristianos la idea
de que somos mejores que los demás y que Dios nos ama más que a los otros.
¿Hace Dios distinción de personas?
• Juan 14,23-24:
Respuesta de Jesús. La respuesta de Jesús es sencilla y profunda. El repite lo
que acabó de decir a Felipe. El problema no es si los cristianos somos amados
por Dios más que los otros, o si los otros son despreciados por Dios. No es
éste el criterio de la preferencia del Padre. El criterio de la preferencia del
Padre es siempre el mismo: el amor. "Si alguno me ama, guardará mi
palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. Quien
no me ama, no guarda mis palabras”. Independientemente del hecho que la persona
sea o no cristiana, el Padre se manifiesta a todos aquellos que observan el
mandamiento de Jesús que es el amor por el prójimo (Jn 15,17). ¿En que consiste
la manifestación del Padre? La respuesta a esta pregunta está impresa en el
corazón de la humanidad, en la experiencia humana universal. Observa la vida de
las personas que practican el amor y hacen de su vida una entrega a los demás.
Examina tu propia experiencia. Independientemente de la religión, de la clase,
de la raza o del color, la práctica del amor nos da una paz profunda y una
alegría que consiguen convivir con el dolor y el sufrimiento. Esta experiencia
es el reflejo de la manifestación del Padre en la vida de las personas. Y es la
realización de la promesa: Yo y mi Padre vendremos a él y haremos morada en él.
• Juan 14,25-26: La
promesa del Espíritu Santo. Jesús termina su respuesta a Judas diciendo: Os he
dicho estas cosas estando con vosotros. Jesús comunicó todo lo que oyó del
Padre (Jn 15,15). Sus palabras son fuente de vida y deben ser meditadas,
profundizadas y actualizadas constantemente a la luz de la realidad siempre
nueva que nos envuelve. Para esta meditación constante de sus palabras Jesús
nos promete la ayuda del Espíritu Santo: “Pero el Paráclito, el Espíritu Santo,
que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo
que yo os he dicho.
4) Para la reflexión
personal
• Jesús dice: Yo y mi
Padre vendremos a él y haremos morada en él. ¿Cómo experimento esta promesa?
• Tenemos la promesa
del don del Espíritu para ayudarnos a entender la palabra de Jesús. ¿Invoco la
luz del Espíritu cuando voy a leer y a meditar la Escritura?
5) Oración final
Todos los días te
bendeciré,
alabaré tu nombre por
siempre.
Grande es el Señor, muy digno de alabanza,
su grandeza carece de
límites. (Sal 145,2-3)
Orden
de los Carmelitas