miércoles, 29 de febrero de 2012

¡Señor, cambia mi corazón!

¡Amor y paz!

Así como los ninivitas supieron reconocer en la predicación de Jonás la verdadera llamada de Dios y se convirtieron, así "nuestra generación" debe creer en Jesús, no buscando signos espectaculares, sino a través de su Palabra, de su Vida (Misa Dominical. 1990/05).

Los invito, hermanos, a leer y meditar el evangelio y el comentario, en este miércoles de la 1ª. Semana de Cuaresma.

Dios los bendiga...

Evangelio según San Lucas 11,29-32.
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás.  Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás. 
Comentario

En el evangelio de hoy, Jesús invita a sus oyentes a «convertirse» y a "hacer penitencia". Les pone como ejemplo la ciudad pagana de Nínive, que se convirtió al escuchar la predicación de Jonás.

El libro de Jonás es una "parábola", un género literario que vemos usado frecuentemente por Jesús: se narra una historia ficticia para ilustrar una lección.

-Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad pagana, y proclama allí el mensaje que te doy para ella.

La historia es pues la de un profeta judío -del "pueblo escogido" que Dios envía para que predique, en tierra enemiga, a los paganos de Nínive. El profeta, de momento, por un reflejo egoísta, rehúsa ir allá y toma otra dirección.

Pero Dios se las arregla -con humor y con la ayuda de un enorme pez- para conducirlo a la fuerza a su misión.

¡Esta es HOY, como siempre, la orden de Dios! La Iglesia debe ser misionera, es enviada a los paganos para que les proclame el mensaje de Dios ¿Cómo podría ser yo mismo, especialmente durante esta cuaresma, portador de la Palabra de Dios para mis hermanos no-creyentes? ¿Cuál será mi manera de proclamar la "buena nueva", en mi barrio, en mis relaciones humanas, en mi familia, en mi lugar de trabajo?

-"Dentro de cuarenta días... Nínive será destruida".

En lenguaje violento, el lenguaje de los profetas, esto quiere decir: convertíos, haced penitencia, el reino de Dios está cerca... ¡es urgente! 

¡Dentro de un mes, será demasiado tarde!

Jesús repitió esas palabras.

De los cuarenta días de esa cuaresma que me ha sido dada, han pasado ya siete. ¿Qué he hecho de estos siete días primeros?

¿Sigo dándome, quizá, buenas excusas? «Comprendedlo, no tengo tiempo, mi trabajo me absorbe». Había decidido dedicar un poco más de tiempo a la oración: ¿he avanzado algo en este sentido? Había tomado tal resolución: ¿continúo, quizá, en mi ronroneo habitual? Faltan todavía treinta y tres días para la Pascua. No hay tiempo que perder.

-Sin tardar, los Ninivitas creyeron en Dios. Ordenaron un ayuno. Cada uno se convirtió de su mala conducta.

Lo que el "pueblo elegido", a pesar de las invitaciones apremiantes de muchos profetas y sacerdotes, no había hecho jamás -la conversión radical y colectiva- he ahí que un pueblo pagano lo hace, y a la voz de un solo profeta que cruza, un día, sus calles.

Esta es la lección que Dios quiere darnos HOY también.

Lección que Jesús repetirá explícitamente.

Ayúdanos, Señor. Ayuda a tu «pueblo elegido» del día de hoy, a convertirse, a vivir una verdadera cuaresma, a abandonar su mala conducta

Concédeme que sepa aprovechar bien el tiempo que me queda.

-Viendo su actitud, Dios renunció a enviarles el castigo con el que los había amenazado.

Dios ama a los paganos.
Dios ama a los pecadores.
Dios ama a todos los hombres.

A Dios no le agrada castigar. Todo el relato tiene por objeto llegar a esta conclusión: los Ninivitas van a poder "vivir"; su conversión les lleva a ser más felices, a vivir en plenitud. El mal comporta su propio castigo. El esfuerzo para hacer el bien, comporta también su recompensa.

Señor, cambia mi corazón.

Palabra de Dios para cada día 3
Primeras lecturas para Adviento-Navidad
Cuaresma y Tiempo Pascual.
Edit. Claret/Barcelona 1983.Pág. 106 s.