¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario,
en este Domingo
3º del Tiempo Ordinario - Ciclo B.
Dios
nos bendice...
Primera lectura
Lectura de la profecía
de Jonás (3,1-5.10):
En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.»
Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla.
Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»
Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.
Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.
Palabra de Dios
En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.»
Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla.
Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»
Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.
Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 24,4-5ab.6-7bc.8-9
R/. Señor, enséñame tus caminos
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
R/. Señor, enséñame tus caminos
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera
carta del apóstol san Pablo a los Corintios (7,29-31):
Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.
Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Marcos (1,14-20):
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Palabra del Señor
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Palabra del Señor
Comentario
El
Evangelio según san Marcos, que fue el primero en escribirse de los cuatro que
forman parte de los textos bíblicos del Nuevo Testamento según han llegado a
nosotros, nos presenta hoy el comienzo de la predicación de Jesús al iniciar su
vida pública (Marcos 1, 14-20). Las otras lecturas bíblicas [Jonás 3, 1.5-10;
Salmo 25 (24), 1 Corintios 7, 29-31] nos pueden servir de ayuda para
complementar nuestra reflexión sobre el sentido del mensaje central de este
domingo: la Buena Noticia que proclama Jesús, consistente en la llegada y
cercanía del Reino de Dios, para cuyo establecimiento y desarrollo llama a
quienes serían sus primeros discípulos.
1.-
“Se ha cumplido el plazo, el Reino de Dios está cerca”
Esta
es la primera frase que pronuncia Jesús en su vida pública al iniciar su
predicación. Dios había prometido a través de los profetas del Antiguo
Testamento que vendría un “Mesías”, es decir, un hombre ungido o consagrado por
Él para establecer su reinado en la tierra, es decir, para hacer presente en
medio de la humanidad el poder de su amor, un amor que es capaz de liberarnos
de la injusticia y de todas las demás formas de violencia si lo acogemos con fe
y nos alineamos con su proyecto de construcción de una nueva forma de
relacionarnos los unos con los otros, como hermanos, porque somos todos hijos
del mismo Creador. Lo que Jesús proclama al iniciar su predicación es que el
tiempo de la realización de aquellas promesas proféticas ya ha llegado con Él
mismo, lo cual es precisamente una buena nueva, una buena noticia, que es lo
que significa originariamente el término “evangelio”.
Pero,
además, hay un detalle: Jesús proclama y revela, no sólo con su discurso sino
con su forma de actuar, a un Dios que está cerca, que ha querido llegar hasta
nosotros, un Dios próximo, muy diferente del distante y lejano que concebían
las filosofías y religiones paganas. En Jesús llega a su plenitud la
manifestación personal del mismo Dios que 12 siglos antes se había revelado a
Moisés con el nombre Yahvé - “Yo soy”-, para decirle que había “bajado” a
liberar a su pueblo de la esclavitud (Éxodo 3, 7-8; 13-15), y el mismo Dios que
siete siglos atrás había sido anunciado por el profeta Isaías como el Emmanuel
o “Dios-con-nosotros” (Isaías 7, 14).
2.-
“Conviértanse y crean en el Evangelio”
Inmediatamente
después de la proclamación de la cercanía y llegada del Reino de Dios, Jesús
invita a sus oyentes a la conversión y a la fe en la Buena Noticia. Hay un
contraste muy claro entre el contenido de la predicación de Jonás en el Antiguo
Testamento, que se nos presenta en la primera lectura de este domingo, y la
predicación de Jesús. Jonás predica una amenaza de destrucción, Jesús proclama
una noticia alegre y constructiva.
Si
bien es cierto que el Dios que se manifiesta en el relato de la predicación de
Jonás en la capital del reino de Asiria, al norte de Israel, es un Dios
compasivo que “se arrepintió de la catástrofe con que había amenazado a Nínive
y no la ejecutó”, el Dios revelado por Jesús -que es el mismo del relato del
libro de Jonás- ya no se presenta bajo el signo de la amenaza, sino
invitándonos a colaborar con Él en la construcción de su Reino. Se trata de una
invitación a cambiar las actitudes egoístas y desviadas del camino del bien,
por una nueva forma de vida en la que le abramos libremente a Dios, en nuestra
existencia personal y en nuestro entorno social, el espacio necesario para que
el poder de su amor actúe constructivamente en nosotros y en nuestra sociedad.
3.-
Les dijo: “Síganme”… Y al momento dejaron sus redes y se fueron con Él
El
domingo pasado el Evangelio según san Juan nos presentaba el relato del inicio
de la vocación de tres de los primeros discípulos de Jesús. El Evangelio según
san Marcos nos cuenta hoy la definición del llamamiento que el propio Jesús les
hizo a cuatro, todos pescadores: los mismos tres primeros (Simón Pedro, su
hermano Andrés y Juan), y otro más (Santiago, hermano de Juan). La definición
del llamamiento es clara y directa: “Síganme”. Pero no es una orden, es una
invitación, una propuesta. Y aquellos pescadores fueron de tal modo atraídos
por la invitación que Jesús les hizo, que “inmediatamente dejaron las redes y
lo siguieron”.
También
nosotros, cada uno o cada una en sus circunstancias concretas, somos invitados
por el Señor -y esa invitación puede estar repitiéndose aquí y ahora- a
seguirlo de determinada manera, en un estado de vida específico para contribuir
al establecimiento del Reino de Dios en el entorno social concreto en el que
nos corresponde vivir. Para que ese seguimiento sea una realidad, tenemos que
“dejar las redes”, como lo hicieron los primeros discípulos de Jesús, es decir,
deshacernos de todo cuanto nos “en-reda” y por lo mismo nos impide emprender el
camino que Dios nos indica como aquél que nos conduce a la verdadera
realización del sentido de nuestra existencia.
Pidámosle
entonces al Señor que nos dé la disposición necesaria para no ser sordos a su
llamamiento, sino prontos y diligentes en atender la invitación que el mismo
Jesús nos hace a colaborar con Él en la proclamación, el establecimiento y el
desarrollo del Reino de Dios en nuestro entorno social: en nuestros hogares, en
nuestros lugares de trabajo, en todas las circunstancias de nuestra vida.
El mensaje del Domingo
Gabriel Jaime Pérez Montoya,
S.J.