jueves, 5 de enero de 2023

« ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?» «Ven y verás»

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este jueves antes de la Epifanía.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 11-20

 

Queridos hermanos:

La noticia que oyeron desde el principio es esta: que nos amemos los unos a los otros. No hagamos como Caín, que era del Maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano, en cambio, eran justas.

No se extrañen, hermanos, si el mundo los aborrece. Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la Vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida, y ustedes saben que ningún homicida posee la Vida eterna.

En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por eso, también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos.

Si alguien vive en la abundancia, y viendo a su hermano en la necesidad,  le cierra su corazón, ¿cómo permanecerá en él el amor de Dios?

Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad.

En esto conoceremos que somos de la verdad, y estaremos tranquilos delante de Dios aunque nuestra conciencia nos reproche algo, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO         

 

Sal 99, 1-2. 3. 4. 5 (R.: 1)

 

 

R.        Aclame al Señor toda la tierra.

 

Aclame al Señor toda la tierra,

sirvan al Señor con alegría,

lleguen hasta él con cantos jubilosos.  R.

 

Reconozcan que el Señor es Dios:

él nos hizo y a él pertenecemos;

somos su pueblo y ovejas de su rebaño.  R.

 

Entren por sus puertas dando gracias,

entren en sus atrios con himnos de alabanza,

alaben al Señor y bendigan su Nombre.  R.

 

¡Qué bueno es el Señor!

Su misericordia permanece para siempre,

y su fidelidad por todas las generaciones.  R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Juan     1, 43-51

 

Jesús resolvió partir hacia Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: «Sígueme.» Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.

Felipe encontró a Natanael y le dijo: «Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret.»

Natanael le preguntó: « ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?»       «Ven y verás», le dijo Felipe.

Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: «Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez.»

« ¿De dónde me conoces?», le preguntó Natanael.

Jesús le respondió: «Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera.»

Natanael le respondió: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»

Jesús continuó: «Porque te dije: «Te vi debajo de la higuera», crees. Verás cosas más grandes todavía.»

Y agregó: «Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • Juan ha subrayado que la filiación lleva consigo la separación de un mundo que niega la novedad de Dios. El amor mutuo es el criterio de los cristianos, es el mandamiento que conocen desde el comienzo de su conversión.
  • Contrapuesto a la caridad se encuentra el odio. Esta oposición, marca el ritmo de la vida del mundo desde los orígenes del hombre. El odio termina en la muerte del cristiano. Quien recibe la palabra de Jesús ha pasado de la muerte a la vida; y esa palabra no es otra que el mandamiento del amor. Para saber si poseemos la vida, no tenemos más que preguntarnos si vivimos en el amor. Entonces, aunque se nos arrebate la vida física, no se nos podrá quitar la vida eterna.
  • “Pasar de la muerte a la vida” porque amamos a los hermanos es más que una bonita frase. El amor verdadero no nos ahorra la muerte, sino que pasa por la muerte: pasa por la desaparición de uno mismo, pasa por el olvido y muchas veces por el aparente fracaso de la propia y humana realización. Ahí, es cuando surge la vida, cuando surge el fruto duradero y abundante. En el proceso ha habido dolor, ha habido muerte. Ese amor se ha actualizado en Jesucristo que ha ofrecido su vida por los hombres. El sacrificio de la cruz ha sido la victoria del amor sobre el odio.
  • El amor no es una teoría, sino un estilo de vida a seguir. No hay conocimiento abstracto de Cristo, como tampoco existe el amor al prójimo sólo de palabras. Si el discípulo debe reproducir el amor de Cristo que da su vida por los demás, debemos imitarlo cuando se trata de dar nuestros bienes a los pobres. El amor de Dios no ha sido una donación ideal y romántica. La nuestra tampoco puede serlo.

***

  • El relato de la vocación de los primeros discípulos, continúa hoy con el llamado de Felipe y el de Natanael.
  • Natanael es un hombre recto, es un modelo en su género, probablemente era un escriba. Quizá por esa razón estuviera sentado debajo de una higuera, costumbre peculiar de los sabios de la época y compartiera como ellos el desprecio por todo lo que pudiera proceder de Nazaret. 
  • A este hombre arraigado en una visión rabínica de las cosas, Felipe le propone: ir y ver. Este es un llamamiento a la conversión, porque ver para Juan no significa tan solo una mirada material sobre la persona de Cristo, sino una contemplación de su gloria y de su divinidad.
  • Cristo llama a Natanael para realizar esa «conversión de la vista» y actúa con habilidad comenzando por elogiarlo: es «verdaderamente hijo de Israel».
  • Lo mismo que Jacob tuvo la clara visión de Yahvé en Betel, Natanael verá así a Dios en la persona de Cristo. Pero la conversión de Natanael es gradual. Primero verá a Jesús hijo de José, luego profesará la mesianidad de ese Jesús y, finalmente reconocerá a la vez su divinidad y su humillación.
  • Juan propone al presentar la conversión progresiva de Natanael un itinerario catecumenal.
  • La mirada humana basta para ver la humanidad de Cristo, pero se necesita fe para leer la mesianidad de Cristo, en los signos que irán apareciendo a lo largo de la vida de Cristo. Sólo la verdadera fe puede leer el signo por excelencia, la humillación y la glorificación del Hijo del hombre en su misterio pascual.
  • A Natanael le costó mucho descubrir al Hijo de Dios en los signos pobres de Jesús de Nazaret. Pero dio el paso definitivo tomando una opción fundamental por Cristo.
  • Desde la encarnación del Hijo de Dios, los discípulos sabemos que el camino para el descubrimiento y conocimiento del Salvador se da en signos pobres, nada elocuentes por sí mismos. Necesitamos pedir la fe.
  • El evangelio de hoy también nos muestra que para hacer este proceso es necesario estar abiertos, en una búsqueda constante de la verdad, con honestidad y rectitud de corazón.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué conversión necesita hoy mi manera de “ver”?
  • ¿Qué muerte tengo que vivir en este tiempo para alcanzar la vida abundante?
  • ¿Cómo discípulo/a me dejo sorprender y me abro a  los signos sencillos descubriendo en ellos a Dios?

 

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

 

Es Jesús de Nazaret

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral