¡Amor y paz!
Así habla el Señor en
Éxodo 23: “Yo voy a enviar un Ángel
delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar
que te he preparado”.
Pues hoy celebramos la
memoria de los Santos Ángeles de la Guarda, de raíces bíblicas y populares muy
antiguas, que se celebró primero en tono
menor, como fiesta particular, pero que luego el Papa Paulo V la incluyó en el
calendario universal, en 1607. Posteriormente, Clemente X (1670-1676) le señaló
como fecha litúrgica el 2 de octubre.
En esta fecha especial, nos
encomendamos a nuestros ángeles
custodios rezando, como aprendimos de pequeños, palabras más, palabras menos: “Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no me
desampares ni de noche de día hasta que me pongas, en paz y alegría, con todos
los santos, Jesús y María.Amén”.
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, éste último escrito por el beato Papa Juan Pablo II.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Mateo 18,1-5.10.
En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?". Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.
Comentario
1. Según la Sagrada
Escritura, los ángeles, en cuanto criaturas puramente espirituales, se
presentan a la reflexión de nuestra mente como una especial realización de la
'imagen de Dios', Espíritu perfectísimo, como Jesús recuerda a la mujer
samaritana con las palabras; 'Dios es espíritu' (Jn 4, 24).
Los ángeles son, desde este
punto de vista, las criaturas más cercanas al modelo divino. El nombre que la
Sagrada Escritura les atribuye indica que lo que más cuenta en la Revelación es
la verdad sobre las tareas de los ángeles respecto a los hombres: ángel
(angelus) quiere decir, en efecto, 'mensajero'.
El término hebreo 'malak'
-mélk-, usado en el Antiguo Testamento, significa más propiamente 'delegado' o ‘embajador'.
Los ángeles, criaturas espirituales, tienen función de mediación y de ministerio en las relaciones entre Dios y los hombres. Bajo este aspecto la Carta a los Hebreos dirá que a Cristo se le ha dado un 'nombre', y por tanto un ministerio de mediación, muy superior al de los ángeles (Cfr. Heb 1, 4).
Los ángeles, criaturas espirituales, tienen función de mediación y de ministerio en las relaciones entre Dios y los hombres. Bajo este aspecto la Carta a los Hebreos dirá que a Cristo se le ha dado un 'nombre', y por tanto un ministerio de mediación, muy superior al de los ángeles (Cfr. Heb 1, 4).
2. El Antiguo Testamento
subraya sobre todo la especial participación de los ángeles en la celebración
de la gloria que el Creador recibe como tributo de alabanza por parte del mundo
creado.
Los Salmos de modo
especial se hacen intérpretes de esa voz cuando proclaman, p.e.: 'Alabad al
Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto. Alabadlo, todos sus ángeles.'
(Sal 148, 1-2).De modo semejante en el Salmo 102: 'Bendecid a Yahvéh vosotros
sus ángeles, que sois poderosos y cumplís sus órdenes, prontos a la voz de su
palabra' (Sal 102, 20). Este último versículo del Salmo 102 indica que los
ángeles toman parte, a su manera, en el gobierno de Dios sobre la creación,
como 'poderosos ejecutores de sus órdenes' según el plan establecido por la
Divina Providencia.
A los ángeles está
confiado en particular un cuidado y solicitud especiales por los hombres, en
favor de los cuales presentan a Dios sus peticiones y oraciones, como nos
recuerda, p.e., el Libro de Tobías (Cfr. especialmente Tob 3, 17 y 12, 12),
mientras el Salmo 90 proclama: 'a sus ángeles ha dado órdenes. te llevarán en sus
palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra'(Cfr. Sal 90, 1-12). Siguiendo
el libro de Daniel, se puede afirmar que las funciones de los ángeles como
embajadores del Dios vivo se extienden no sólo a cada uno de los hombres y a
aquellos que tienen funciones especiales, sino también a enteras naciones (Dan
10, 13-21).
3. El Nuevo Testamento
puso de relieve las tareas de los ángeles respecto a la misión de Cristo como
Mesías y, ante todo, con relación al misterio de la encarnación del Hijo de
Dios, como constatamos en la narración de la anunciación del nacimiento de Juan
Bautista (Cfr. Lc 1, 11), de Cristo mismo (Cfr. Lc 1, 26), en las explicaciones
y disposiciones dadas a María y José (Cfr. Lc 1, 30-37; Mt 1, 20-21), en las
indicaciones dadas a los pastores la noche del nacimiento del Señor (Cfr. Lc 2,
9-15), en la protección del recién nacido ante el peligro de la persecución de
Herodes (Cfr. Mt 2, 13).
Más adelante los
Evangelios hablan de la presencia de los ángeles durante el ayuno de Jesús en
el desierto a lo largo de 40 días (Cfr. Mt 4, 11) y durante la oración en
Getsemaní (Cfr. Lc 22, 43). Después de la resurrección de Cristo será también
un ángel, que se aparece en forma de un joven, quien dirá a las mujeres que
habían acudido al sepulcro y estaban sorprendidas por el hecho de encontrarlo
vacío: 'No os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado; ha
resucitado, no está aquí. Pero id a decir a sus discípulos. '(Mc 16, 6-7).
María Magdalena, que se ve privilegiada por una aparición personal de Jesús, ve
también a dos ángeles (Jn 20, 12-17; cfr. también Lc 24, 4). Los ángeles 'se
presentan' a los Apóstoles después de la desaparición de Cristo para decirles:
'Hombres de Galilea, ¿qué estáis mirando al cielo? Ese Jesús que ha sido
arrebatado de entre vosotros al cielo, vendrá como le habéis visto ir al cielo'
(Hech 1, 11).
Son los ángeles de la
vida, de la pasión y de la gloria de Cristo. Los ángeles de Aquel que, como
escribe San Pedro, 'está a la diestra de Dios, después de haber ido al cielo,
una vez sometidos a Él ángeles, potestades y poderes' (1 Pe 3, 22).
4. Si pasamos a la nueva
venida de Cristo, es decir, a la 'parusía', hallamos que todos los sinópticos
hacen notar que 'el Hijo del hombre. vendrá en la gloria de su Padre con los
santos ángeles' (así Mc 8, 38, Mt 16, 27 y 25, 31, en la descripción del juicio
final; y Lc 9, 26; cfr. también San Pablo, 2 Tes 1, 7).
Se puede, por tanto, decir
que los ángeles, como espíritus puros, no sólo participan en el modo que les es
propio de la santidad del mismo Dios, sino que en los momentos clave, rodean a
Cristo y lo acompañan en el cumplimiento de su misión salvífica respecto a los
hombres. De igual modo también toda la Tradición y el Magisterio ordinario de
la Iglesia ha atribuido a lo largo de los siglos a los ángeles este carácter
particular y esta función de ministerio mesiánico.
Autor:
Beato Juan Pablo II