lunes, 30 de marzo de 2015

Más allá de los intereses inmediatos, hay un amor que mira lejos

¡Amor y paz!

Los textos de la Sagrada Escritura que la Iglesia nos propone meditar hoy nos muestran la actitud de Dios hacia nosotros y las de algunos seres humanos con el Hijo de Dios. El Padre, conmovido, envía a su Hijo para ser luz de las naciones, abrir los ojos a los ciegos, sacar de la mazmorra a quienes habitan las tinieblas...

Jesús ya está llegando al final de su misión y mientras Judas urde la traición, los amigos del Señor lo atienden. Dan lo mejor de sí para agradecerle. Marta le sirve la cena; María lo unge con perfume fino. Tres maneras de obrar: la misericordia infinita de Dios, la respuesta traidora de algunos humanos y el agradecimiento de quien da lo mejor de sí…

¿Cuál es mi respuesta a la acción de Dios Creador, Redentor y Santificador? Volvamos al título de este texto: “Más allá de los intereses inmediatos, hay un amor que mira lejos”.

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, hoy Lunes Santo.

Dios nos bendice…

Isaías 42, 1-7
Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Así dice el Señor Dios, que creó y desplegó los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, dio el respiro al pueblo que lo habita y el aliento a los que se mueven en ella. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.
Juan 12,1-11. 
Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales. María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: "¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?". Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella. Jesús le respondió: "Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura.  A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre". Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado. Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él.  

Comentario


1.1 Lunes, Martes y Miércoles de esta semana van acompañados, en la primera lectura de la Misa, por sendos textos del profeta Isaías. Se trata de pasajes bellos y hondos, de singular hermosura y un contenido que toca el alma creyente. Una larga y venerable tradición les ha dado un nombre común: los Cánticos del Siervo.

1.2 Se describe en estas piezas bellísimas de literatura y profecía el perfil de un personaje misterioso, quizá un ser humano en particular, quizá el mismo Isaías, tal vez el pueblo sufriente y fiel. Lo cierto es que estos textos que antecedieron en siete siglos al nacimiento de Cristo pronto fueron leídos por la comunidad creyente como un retrato del Mesías en su Pasión.

1.3 Y la verdad impacta sobremanera ver a Jesús con los ojos de Isaías. Es ver al Mesías en contacto inmediato con el dolor de la humanidad y a la vez en perfecta fidelidad a Dios. ¿Y dónde se encuentra este cuadro mejor o más patente que en la Cruz Bendita de nuestro Salvador?

1.4 En el primero de esos Cánticos, el que la Iglesia nos ofrece hoy, tomado del capítulo 42 de Isaías, hay un tono irreprimible de victoria. El Siervo de Dios es el "elegido", es Aquel destinado a realizar el designio salvador de Dios con firmeza y constancia, hasta los confines mismos de la tierra. Es este el pasaje famoso en que se llama a Jesucristo "Luz de las Naciones", nombre que dio su título a una de las Constituciones del Concilio Vaticano II, la que trata sobre la Iglesia.

1.5 Guiados, pues, por la liturgia, miremos a Cristo y en él gocémonos. Su misión, que no ha de fallar, es "proclamar la justicia con firmeza, no titubear ni doblegarse, hasta haber establecido el derecho sobre la tierra y hasta que las islas escuchen su enseñanza...".

2. Perfume para una sepultura

2.1 ¡Oh, qué contraste entre ese tono victorioso del Cántico de Isaías y las notas lúgubres del texto del evangelio de hoy! Si en la primera lectura se oyen ecos de triunfo en este evangelio resuenan lamentaciones. Está próxima la sepultura, y Jesús, como asumiendo ya la condición de un muerto, acepta los perfumes propios de un funeral a usanza de su época y cultura.

2.2 Después de las lecturas de los evangelios de la semana pasada, entendemos bien que ahora ya poco queda por hacer. Las opiniones se han radicalizado y Juan lo resume preciosamente con lo que sucede en torno a Lázaro, a quien el Señor ha devuelto la vida: "la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús".

2.3 Dos cosas es justo destacar de esta nota que nos ofrece Juan. Primera: el deseo de matar a Jesús no es la aspiración mayoritaria del pueblo judío, que más bien saluda en el milagro de Lázaro una señal digna de ser conocida y de despertar la fe. Segunda: las autoridades tienen clara una razón para querer deshacerse de Jesús: la gente se estaba apartando de ellos y yendo donde Jesús. La crudeza de esta descripción nos es necesaria para meternos en lo que estaba sucediendo en esas horas decisivas, y en los planes que condujeron a la muerte de Cristo.

2.4 Pero más allá de esos planes, hay un plan, el de Dios. Cuando Jesús ve en el acto de cariño de la mujer que derrama el perfume una "unción para sepultura" está saltando de las consideraciones puramente humanas al designio de su Padre. Una lección que nos invita a levantar la mirada, pues más allá de los intereses inmediatos hay un amor que mira lejos.

http://fraynelson.com/homilias.html.