jueves, 19 de enero de 2012

¿Buscamos los milagros del Señor o al Señor de los milagros?

¡Amor y paz!

Hoy se produce una pausa en el Evangelio en la confrontación entre Jesús y los fariseos. Al Señor, nos relata Marcos, lo sigue “una gran multitud”. Y ese ‘seguimiento’ nos merece una reflexión. Porque tanto ayer como hoy muchos buscan a Jesús porque los puede curar, pero una vez hecha la petición y conseguido o no lo buscado no vuelven a interesarse en Él.
 
¡¿Cuántos ‘amigos’ tenemos que sólo se acuerdan de nosotros cuando necesitan un favor, pero luego nunca volvemos a saber de ellos!?

Los invito, hermanos, a leer y meditar el evangelio y el comentario, en este jueves de la 2ª. Semana del tiempo ordinario.
 
Dios los bendiga…
 
Evangelio según San Marcos 3,7-12 
Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea. Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón.  Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara. Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo. Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!". Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.
Comentario
 
El pasaje que nos presenta hoy san Marcos nos dice que: “Una multitud lo seguía”. Y nos aclara que lo seguían “porque había sanado a muchos” por lo que todos querían tocarlo. Sin embargo, ¿cuántos de esta multitud estaban dispuestos a vivir de acuerdo con la enseñanza del Maestro, a vivir de acuerdo con el Evangelio? ¿Cuántos de los que fueron sanados y liberados de espíritus inmundos, ya una vez libres de sus males, continuaron viviendo según el estilo de vida propuesto por Jesús? Al parecer pocos, pues en la escena del juicio de Jesús no hubo nadie que dijera nada en su favor.
 
Es triste que todavía entre nosotros los cristianos se repita la misma historia: que la gente continúe buscando los milagros del Señor, en lugar de buscar al Señor de los milagros. Es lamentable que muchas personas, una vez que han recibido la gracia que tanto necesitaban, no vuelvan a acordarse del Señor, sino hasta que una nueva necesidad aparezca en el horizonte de su vida.
 
¿Tú estás buscando que Jesús resuelva tu vida, o vivir de acuerdo con el evangelio de Jesús?

Pbro. Ernesto María Caro
www.mercaba.org