sábado, 18 de noviembre de 2023

Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este sábado XXXII del Tiempo Ordinario, ciclo A.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura del libro de la Sabiduría   18, 14-16; 19, 6-9

 

Cuando un silencio apacible envolvía todas las cosas, y la noche había llegado a la mitad de su rápida carrera, tu Palabra omnipotente se lanzó desde el cielo, desde el trono real, como un guerrero implacable, en medio del país condenado al exterminio.

Empuñando como una espada afilada tu decreto irrevocable, se detuvo y sembró la muerte por todas partes: a la vez que tocaba el cielo, avanzaba sobre la tierra.

Porque la creación entera, obedeciendo a tus órdenes, adquiría nuevas formas en su propia naturaleza, para que tus hijos fueran preservados incólumes.

Se vio a la nube cubrir el campamento con su sombra y emerger la tierra seca de lo que antes era agua; apareció en el Mar Rojo un camino despejado y una verde llanura, entre las olas impetuosas: por allí pasó todo un pueblo, protegido por tu mano, contemplando prodigios admirables. Eran como caballos en un pastizal y retozaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su liberador.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO         

 

Sal 104, 2-3. 36-37. 42-43 (R.: 5a)

 

R.        Recuerden las maravillas que obró el Señor.

 

¡Canten al Señor con instrumentos musicales,

pregonen todas sus maravillas!

¡Gloríense en su santo Nombre,

alégrense los que buscan al Señor!  R.

 

Hirió de muerte a los primogénitos del aquel país,

a las primicias de todo ser viviente;

sacó a su pueblo cargado de oro y plata,

y nadie desfalleció entre sus tribus.  R.

 

Él se acordó de la palabra sagrada,

que había dado a Abraham, su servidor,

e hizo salir a su pueblo con alegría,

a sus elegidos, entre cantos de triunfo.  R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   18, 1-8

 

Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:

«En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: «Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario.»

Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: «Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme.»»

Y el Señor dijo: «Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia.

Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?»

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • En esta última página que leemos del libro de la Sabiduría, su autor reflexiona sobre la décima plaga que cayó sobre Egipto para que el Faraón se decidiera finalmente a dejar salir a los judíos hacia el desierto.
  • La descripción es cósmica: en el silencio de la noche, sucede la intervención poderosa de Dios, su Palabra desciende como espada afilada, pisa la tierra y llena el cielo y siembra de muerte a los enemigos del pueblo elegido, mientras que todos los elementos naturales -la nube, la tierra, el mar y su oleaje- se ponen de parte de los israelitas.
  • El éxodo de los israelitas fue una poderosa figura del definitivo éxodo, la muerte y resurrección de Jesús, su paso a través de la muerte a la nueva existencia, guiando, como nuevo Moisés, al pueblo de los salvados.
  • Esta lectura nos prepara para la celebración del domingo y nos ayuda a refrescar nuestra admiración por las maravillas que ha obrado Dios. Nunca será suficiente nuestra gratitud y nuestros cantos de alegría.

***

  • En el mundo bíblico la viuda equivale a la mujer casada que perdió no sólo al esposo, sino también y especialmente el soporte financiero de algún miembro masculino de su familia, y necesita, por tanto, protección legal. El acento recae, por tanto, en las consecuencias de la viudez. Su condición era considerada incluso como un oprobio. La viuda era la imagen más viva de soledad y desamparo. También en aquellos tiempos abundaba la figura del juez como un personaje corrupto y siniestro.
  • En el libro del Éxodo se dice que Dios escucha el clamor de las viudas y sale en su defensa contra los que abusan de ellas; los profetas denunciaron frecuentemente la corrupción de la justicia. Esta viuda de la parábola, en principio, no tiene posibilidad alguna de ser escuchada por el juez injusto. Sin embargo insiste hasta conseguir que el juez le haga justicia, aunque no sea más, que para sacársela de encima.
  • La insistencia en pedir justicia es el tema central, tanto de la parábola como del comentario. Esa insistencia explica la necesidad de orar siempre.
  • Si un juez injusto no puede resistir el pedido insistente de una viuda desamparada, con mayor razón Dios, que es bueno, escuchará a los elegidos que le piden justicia. Sin embargo, pedir insistentemente justicia a Dios es luchar igualmente con insistencia para establecer entre los hombres la justicia.
  • El texto invita a los seguidores de Jesús a tener plena y total confianza en Dios. El discípulo de Jesús debe saber y sentir que Dios toma partido por él en cuanto oprimido y perseguido por causa del Reino.
  • La necesidad de la oración de la que trata el texto es la plegaria, el grito, la súplica del perseguido por causa del Reino de Dios. También la oración de los elegidos de Dios es una oración para pedir a gritos, día y noche, justicia.
  • El texto termina con una pregunta realista y preocupada: Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? Una vida de oración sólo es posible cuando hay fe. Con esta pregunta, Jesús nos insiste para que mantengamos la fe hasta el último día. Entonces, en el día del Señor, comprenderemos que Dios no es un sordomudo ante los gritos de los justos que le piden justicia, comprenderemos que si ahora parece que calla es sólo porque nos escucha y espera darnos al fin la respuesta definitiva. Mientras tanto, la lucha que los hombres fieles mantienen sin descanso por una mayor justicia en el mundo, es en cierto sentido una respuesta de Dios.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Es insistente mi oración?
  • ¿Bajo los brazos y abandono los esfuerzos con facilidad?
  • ¿Mi oración busca la justicia?

 

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

 

Señor te invoco de todo corazón, respóndeme

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral