viernes, 23 de diciembre de 2011

Seamos voceros de Dios en el mundo incrédulo

¡Amor y paz!

Después de las anunciaciones de los nacimientos, contemplamos los nacimientos mismos. Hoy, el de Juan Bautista; pasado mañana, el de Jesús.

¿Qué llegara a ser este niño? Se preguntaban sobre Juan y reconocían que la mano de Dios estaba sobre él. Esa misma pregunta se la hacen los padres cada vez que nace un hijo. ¿Qué llegará a ser este niño? Gran parte de la respuesta está en los mismos padres, pues el futuro de su hijo dependerá de la formación y el ejemplo que le den.

La figura de Juan nos invita también a nosotros a ser instrumentos de conversión y liberación. A ser voceros de Dios Nuestro Señor, en un mundo que no nos habla de Él. Asimismo, nos convoca a incentivar el cultivo de la fe y la práctica de la fraternidad, a través de la lectura y meditación diaria de la Palabra de Dios.

Es lo que se propone este blog, que dejará de circular por vacaciones, desde el  25 de diciembre y hasta el 7 de enero. Dios mediante, nos volveremos a actualizar el 8 de enero de 2012, un año que deseamos a todos muy lleno de amor y de paz, en el Señor.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario en este viernes de la IV Semana de Adviento.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 1,57-66.
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.  Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre;  pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan".  Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre". Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él. 
Comentario

El evangelio de hoy nos presenta la gran alegría que trajo para toda la comarca el nacimiento de Juan el Bautista, el Precursor. Si algo le está haciendo falta hoy al mundo es esta “alegría” que nace del corazón.

Es necesario que cada uno de nosotros nos convirtamos en el instrumento de Dios para que la gente se dé cuenta de que la presencia de Cristo en el mundo es una realidad y que Él es la única posibilidad que tiene para ser verdaderamente feliz.

Nuestra sonrisa, nuestra alegría, nuestra sencillez ante las cosas y el mundo, son la mejor invitación para que el mundo crea. Zacarías no podía hablar, así que tomó lo que tenía a la mano y así el plan de Dios continuó adelante; y nos dice que en ese momento todos se “maravillaron”. Que estos últimos días antes de nuestra fiesta de Navidad, hagamos los posible para que la gente se sienta invitada a vivir la Navidad con un espíritu diferente, con paz y con amor. Tú puedes ser el instrumento para que Dios llegue a los corazones.

Ernesto María Caro, Sac.