sábado, 3 de mayo de 2014

“El que cree en mí hará también las obras que yo hago”

¡Amor y paz!

En estos días en Colombia se preparan las elecciones para Presidente de la República y, simultáneamente, el Gobierno realiza diálogos con la guerrilla para poner fin a más de 50 años de desangre nacional. Sin embargo, lejos de promover un debate de altura, donde se controviertan con argumentos las ideas y propuestas, algunos que no tienen méritos para acceder a la Casa de Nariño (la residencia de los presidentes) y que además se oponen a los diálogos con los subversivos, se han dedicado a encender viejas pasiones, odios y resentimientos, por lo cual la vulgaridad, el ataque personal y el sabotaje están a la orden del día.

Es seguro que los que originan esta lamentable situación no están con Dios ni acatan su Palabra porque, como afirma Jesús hoy en su Evangelio, “el que cree en mí hará también las obras que yo hago”.

Y, como ratifica el Papa Francisco en el comentario, en la medida en que Dios logre reinar entre nosotros, “la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos”.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado en que celebramos la fiesta de los apóstoles Felipe y Santiago.

Dios nos bendice,

Evangelio según San Juan 14,6-14. 
Jesús dijo a Tomás: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto". Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta". Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'?  ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré."

Comentario

Leyendo las Escrituras queda por demás claro que la propuesta del Evangelio no es sólo la de una relación personal con Dios… La propuesta es el Reino de Dios (cf. Lc 4,43); se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales. Buscamos su Reino: “Buscad ante todo el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás vendrá por añadidura” (Mt 6,33). El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre; Él pide a sus discípulos: “¡Proclamad que está llegando el Reino de los cielos!” (Mt 10,7).

    El Reino que se anticipa y crece entre nosotros lo toca todo y nos recuerda aquel principio de discernimiento que Pablo VI proponía con relación al verdadero desarrollo: “Todos los hombres y todo el hombre”. Sabemos que “la evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre”. Se trata del criterio de universalidad, propio de la dinámica del Evangelio, ya que el Padre desea que todos los hombres se salven y su plan de salvación consiste en “recapitular todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo” (Ef 1,10).

El mandato es: “Id por todo el mundo, anunciad la Buena Noticia a toda la creación” (Mc 16,15), porque “toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios” (Rm 8,19). Toda la creación quiere decir también todos los aspectos de la vida humana, de manera que “la misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño”.

Papa Francisco
Exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” §180-181 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)

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