Los discípulos, muy humanos, no cejan en sus deseos de poder, de ser reconocidos y elogiados. Así que le preguntan a Jesús cuál de ellos será el más grande. Él responde, contrario a la lógica humana, que el más pequeño será el más importante. El ser como niños no significa volver a ser el niño que se fue, sino renunciar al poder y los bienes terrenales para optar por la humildad y el servicio a los demás, como única posibilidad de ser parte del Reino de Dios.
En la otra parte del Evangelio, Jesús se sirve de un proverbio que se había hecho corriente desde la guerra civil de los romanos: "Te hemos oído decir que nosotros (los hombres de Pompeyo) tenemos por adversarios nuestros a todos los que no están con nosotros, y que tú (Cesar) tienes por tuyos a todos los
que no están contra ti". Jesús da razón al dicho del Cesar.
Los invito, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Lunes XXVI del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Lucas 9,46-50.
Entonces se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo, les dijo: "El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande". Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros". Pero Jesús le dijo: "No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes".
Comentario
a) Termina hoy el relato que nos ha hecho Lucas sobre el ministerio de Jesús en Galilea. A partir de mañana se inicia su viaje a Jerusalén.
El sábado, cuando Jesús anunció a los suyos la muerte que le esperaba, "ellos no entendían este lenguaje". Hoy tenemos la prueba de esta cerrazón: están discutiendo quién es el más importante. No han captado el mensaje de Jesús, que su mesianismo pasa por la entrega de sí mismo y, por tanto, también sus seguidores deben tener esta misma actitud.
Jesús tuvo que mostrar su paciencia no sólo con los enemigos, sino también con sus seguidores. Iban madurando muy poco a poco.
Pero hay otro episodio: los celos que siente Juan de que haya otros que echan demonios en nombre de Jesús, sin ser "de los nuestros". Juan quiere desautorizar al exorcista "intruso". Jesús les tiene que corregir una vez más: "no se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro".
b) ¡Lo que nos gusta ser los más importantes, que todos hablen bien de
nosotros, aparecer en la foto junto a los famosos!
Tampoco nosotros hemos entendido mucho de la enseñanza y del ejemplo de Jesús, en su actitud de Siervo: "no he venido a ser servido sino a servir".
Tendría que repetirnos la lección del niño puesto en medio de nosotros como "el más importante". El niño era, en la sociedad de su tiempo, el miembro más débil, indefenso y poco representativo. Pues a ése le pone Jesús como modelo.
También tenemos la tendencia que aquí muestra Juan, el discípulo preferido: los celos.
Nos creemos los únicos, los que tienen la exclusiva y el monopolio del bien. Algo parecido pasó en el AT (cf. Nm 11), cuando Josué, el fiel lugarteniente de Moisés, quiso castigar a los que "profetizaban" sin haber estado en la reunión constituyente, y Moisés, de corazón mucho más amplio, le tuvo que calmar, afirmando que ojalá todos profetizaran.
¿Tenemos un corazón abierto o mezquino? ¿Sabemos alegrarnos o más bien reaccionamos con envidia cuando vemos que otros tienen algún éxito? No tenemos la exclusiva. Lo importante es que se haga el bien, que la evangelización vaya adelante: no que se hable de nosotros. No se trata de "quedar bien", sino de "hacer el bien". También "los otros", los que "no son de los nuestros", sea cual sea el nivel de esta distinción (clero y laicos, religiosos y casados, mayores y jóvenes, católicos y otros cristianos, practicantes y alejados), nos pueden dar lecciones. Y en todo caso "el que no está contra nosotros, está a favor nuestro", sobre todo si expulsan demonios en nombre de Jesús.
Si seguimos buscando los primeros lugares y sintiendo celos de los demás en nuestro trabajo por el Reino, todavía tenemos mucho que aprender de Jesús y madurar en su seguimiento.
J. ALDAZÁBAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 1997. Págs. 116-119
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 1997. Págs. 116-119