jueves, 30 de diciembre de 2021

El que cumple su voluntad permanece en Él

 

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer la Palabra de Dios, en este jueves, Día VI de la octava de la Navidad.

Dios nos bendice…

 

PRIMERA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan         

2, 12-17

Hijos, les escribo porque sus pecados han sido perdonados por el nombre de Jesús.

Padres, les escribo porque ustedes conocen al que existe desde el principio.

Jóvenes, les escribo porque ustedes han vencido al Maligno.

Hijos, les he escrito porque ustedes conocen al Padre.

Padres, les he escrito porque ustedes conocen al que existe desde el principio.

Jóvenes, les he escrito porque son fuertes, y la Palabra de Dios permanece en ustedes, y ustedes han vencido al Maligno.

No amen al mundo ni las cosas mundanas. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo -los deseos de la carne, la codicia de los ojos y la ostentación de riqueza- no vienen del Padre, sino del mundo. Pero el mundo pasa, y con él, sus deseos.

En cambio, el que cumple la voluntad de Dios permanece eternamente.

Palabra de Dios.

 

SALMO          Sal 95, 7-8a. 8b-9. 10 (R.: 11a)

R.        Alégrese el cielo y goce la tierra.

Aclamen al Señor, familias de los pueblos,

aclamen la gloria y el poder del Señor;

aclamen la gloria del nombre del Señor.  R.

Entren en sus atrios trayendo una ofrenda,

adoren al Señor al manifestarse su santidad:

¡que toda la tierra tiemble ante él!  R.

Digan entre las naciones: « ¡el Señor reina!

el mundo está firme y no vacilará.

El Señor juzgará a los pueblos con rectitud.»  R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   2, 22. 36-40

Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La primera carta de Juan define las modalidades de la comunión con Dios: vivir con El en la luz, compartir su amor amando a los hermanos: esto es conocerlo. Pero esa comunión supone una elección deliberada. No es posible servir a dos amos a la vez: al Padre y al Mundo. El término «mundo» no se refiere al mundo por el que Cristo ha muerto y al que Dios ha amado tanto, sino esa humanidad que se niega a admitir que su futuro depende de la iniciativa gratuita de Dios, ese mundo cuyo príncipe es Satanás.
  • El cristiano no huye del mundo; forma parte activa de él y sabe que puede llevar al mundo a su plenitud cuando vive tratando de ser dócil a los impulsos del Espíritu de Dios.

***

  • En esta línea el evangelio nos presenta a esta buena mujer, Ana que es conducida por el Espíritu. Ella es del grupo de los «pobres de Yahvé», que esperaban confiados la salvación de Dios y la alcanzaron a celebrar gozosamente. Representa a las tantas personas que desde su vida de cada día sirven a Dios y siguen el camino de Jesús, y, sin demasiada cultura probablemente, tienen capacidad para discernir los signos de los tiempos y de reconocer, más que los sabios, la presencia de Dios en la vida. Esta mujer, viuda, marginada, necesitada por lo tanto de sustento material, es una mujer religiosa que vive en profundidad su comunión con Dios. Su religiosidad no se limita al ámbito de lo íntimo e individual. Según Lucas, Ana tenía el don de profecía que no era algo común para las mujeres en Israel. Dios le había concedido ese don. Su experiencia religiosa le permitió reconocer en el niño Jesús, al Mesías y el don de profecía, la llevó a compartir esta alegría.
  • Ana no descubre al Mesías de un modo mágico; había preparado su alma y su corazón desde hacía muchos años. Su fe no era improvisada, sino que se apoyaba en una experiencia de entrega en la oración profunda y creyente.
  • El descubrimiento de Jesús como Mesías no fue el resultado de haber estado en contacto con el templo, ni con la religión, sino directamente con Dios. La mujer servía en el templo, del mismo modo que lo hacían los sacerdotes; pero estos últimos no reconocen la presencia de Jesús liberador, porque eran otras sus preocupaciones. Es la experiencia con el Dios Vivo desde donde se puede reconocer al Mesías, y no sólo desde la pertenencia a una estructura religiosa.
  • La real comunión con el Dios de la Vida, abre el corazón a la novedad de lo que el mismo Dios quiere manifestar en cada tiempo, y nos ayuda a descubrir lo que Dios va haciendo en la historia.
  • El final del evangelio nos hace mirar a Jesús que va creciendo y aprendiendo. Los largos años de Nazaret son años de camino oculto: aprendiendo de sus padres y maestros, yendo a la sinagoga, llenándose de Dios. Su vida tan normal como la nuestra nos da a entender que Dios estará siempre junto a aquellos que, siendo hombres de buena voluntad, están dispuestos a dejarse conducir por su Espíritu. Navidad es invitación a estar siempre en la presencia del Señor: cuando oramos en el templo, pero sobre todo cuando con nuestro modo fiel de vivir, hacemos de toda nuestra vida una continua alabanza de su Nombre.

 PARA DISCERNIR

  • ¿Qué es lo que espero más ardientemente en esta vida?
  • ¿En qué expreso mi deseo de comunión con Dios?
  • ¿Me dejo conducir por el Espíritu?

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral

 

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Mis ojos han visto la salvación

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este miércoles de la Octava de Navidad.

Dios nos bendice…

PRIMERA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan          2, 3-11

Queridos hermanos:

La señal de que lo conocemos, es que cumplimos sus mandamientos.

El que dice: «Yo lo conozco», y no cumple sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado verdaderamente a su plenitud.

Esta es la señal de que vivimos en él. El que dice que permanece en él, debe proceder como él.

Queridos míos, no les doy un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, el que aprendieron desde el principio: este mandamiento antiguo es la palabra que ustedes oyeron.

Sin embargo, el mandamiento que les doy es nuevo. Y esto es verdad tanto en él como en ustedes, porque se disipan las tinieblas y ya brilla la verdadera luz.

El que dice que está en la luz y no ama a su hermano, está todavía en las tinieblas. El que ama a su hermano permanece en la luz y nada lo hace tropezar.

Pero el que no ama a su hermano, está en las tinieblas y camina en ellas, sin saber a dónde va, porque las tinieblas lo han enceguecido.

Palabra de Dios.

SALMO

Sal 95, 1-2a. 2b-3. 5b-6 (R.: 11a)

R.        Alégrese el cielo y goce la tierra.

Canten al Señor un canto nuevo,

cante al Señor toda la tierra;

canten al Señor, bendigan su Nombre.  R.

 

Día tras día, proclamen su victoria,

anuncien su gloria entre las naciones,

y sus maravillas entre los pueblos.  R.

 

El Señor hizo el cielo;

en su presencia hay esplendor y majestad,

en su Santuario, poder y hermosura.  R.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   2, 22-35

Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:

«Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel.»

Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos.»

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

  • La carta de Juan nos ha señalado un termómetro para evaluar nuestra celebración de la Navidad: la venida al mundo del Mesías es luz y es amor, por parte de Dios, y debe serlo también por parte nuestra. Porque el amor de Dios es total entrega: «tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo para que todos tengan vida eterna». El mismo Jesús  vincula las dos direcciones del amor: «yo los he amado: ámense unos a otros».

***

  • La presentación de Jesús en el Templo es una escena que nos ayuda a seguir profundizando en el misterio de la Encarnación de Dios.  José y María cumplen la ley, con lo que eso significa de solidaridad del  Mesías con su pueblo. San Lucas es el único evangelista que nos presenta esta solemne escena de la presentación de Jesús recién nacido en el templo de Jerusalén.
  • La madre, después de dar a luz, quedaba legalmente impura: debía permanecer en casa otros treinta y tres días. El día cuarenta debía ofrecer un sacrificio en la puerta de Nicanor, al este del Atrio de las Mujeres. Por otro lado, todo primogénito varón, como aparece en el libro del Éxodo, debía ser consagrado a Dios para el servicio del santuario y rescatado mediante el pago de una suma.
  • Lucas no habla del rescate pero sí del sacrificio expiatorio de los pobres ofrecido para la purificación. Esto pone de manifiesto la condición social de José. La ley prescribía el sacrificio de un cordero para las familias con recursos económicos, o un par de tórtolas si eran pobres.
  • Cuando acuden al Templo, se produce el encuentro del Mesías recién nacido con el anciano Simeón, representante de los hombres justos de Israel que esperaban el consuelo y la salvación de Dios. Simeón, camina hacia la muerte, pero no parece estar triste. Es un hombre religioso que se deja guiar, y Dios lo ha conducido como de la mano, hacia el Templo.
  • Allí, movido por el Espíritu, reconoce en el hijo de esta sencilla familia al enviado de Dios, y prorrumpe en un canto de bendición y esperanza «ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz». Describe en su alabanza al Mesías: «mis ojos han visto a tu Salvador», que es «luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».
  • Este Cristo que es la gloria del pueblo de Israel y la luz para los demás pueblos, es a la vez, juicio, signo de contradicción. Todos tendrán que tomar partido ante Él, no podrán quedar indiferentes. Por eso Simeón anuncia a la joven madre María una misión difícil, porque tendrá que participar en el destino de su Hijo: «será como una bandera discutida… y a ti una espada te traspasará el alma».
  • La presencia de María en este momento, al inicio de la vida de Jesús, la conecta con la madre que estará al pie de la Cruz cuando muera su Hijo. Presencia y cercanía de la madre a la misión salvadora de Cristo Jesús.
  • El evangelio nos conduce a la profundidad de la Navidad. El anciano Simeón nos invita, con su ejemplo, a saber ver, a dejarnos conducir por el Espíritu, para descubrir la presencia de Dios en nuestra vida; así como Él la supo discernir en esta familia pobre, que no llamaba a nadie la atención. Reconoció a Jesús, y se llenó de alegría y lo anunció a todos los que escuchaban. En los detalles de cada día, y en las personas que pueden parecer más insignificantes, Dios se nos presenta si tenemos los ojos de la fe para descubrirlo. 
  • Además, Simeón nos dice a nosotros, como se lo dijo a María y José, que el Mesías es signo de contradicción. El niño a quien contemplamos indefenso en el pesebre de Belén y que ahora es presentado en el templo, se convertirá en un hombre, abandonará su casa, su familia, su trabajo, para asumir su destino, su vocación. Proclamará la buena noticia del amor de Dios por los pobres, los pequeños, los pecadores. Cristo, por su palabra de fraternidad y de reconciliación, se convierte en la luz del mundo no sólo para Israel, el pueblo al cual perteneció por sus orígenes humanos, sino para todos los pueblos de la tierra.
  • La fidelidad a esta verdad lo llevará a ser condenado por los poderes de este mundo a una muerte vergonzosa. Su mensaje, fue en su tiempo y lo sigue siendo ahora, una palabra exigente, que pone al descubierto los pensamientos de muchos y ante la que hay que tomar partido. Podemos hacerlo seguros y confiados porque tenemos la firme esperanza de que el Padre Dios, que lo resucitó a Él de entre los muertos, nos dará también a nosotros una vida nueva y definitiva.
  • Lucas hoy, pone en labios de Simeón, la seguridad que tenemos que tener como discípulos si nos comprometemos en el anuncio y el trabajo desde el evangelio de la Vida: «mis ojos han visto la salvación».

PARA DISCERNIR

  • ¿Estoy abierto al encuentro con Jesucristo?
  • ¿Trato de mirar la realidad más allá de las apariencias?
  • ¿Lo descubro en la realidad que me rodea

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral

martes, 28 de diciembre de 2021

José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este martes en que conmemoramos a los Santos Inocentes mártires, ciclo C..

 

Dios nos bendice…

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan          1, 5-2, 2

Queridos hermanos:

La noticia que hemos oído de él y que nosotros les anunciamos, es esta: Dios es luz, y en él no hay tinieblas. Si decimos que estamos en comunión con él y caminamos en las tinieblas, mentimos y no procedemos conforme a la verdad. Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y purificarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo. El es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Palabra de Dios.

 

SALMO

Sal 123, 2-3. 4-5. 7b-8 (R.: 7a)

 

R.        Nuestra vida se salvó como un pájaro de la trampa del cazador.

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando los hombres se alzaron contra nosotros,

nos habrían devorado vivos.

Cuando ardió su furor contra nosotros.  R.

 

Las aguas nos habrían inundado,

un torrente nos habría sumergido,

nos habrían sumergido las aguas turbulentas.  R.

La trampa del cazador: la trampa se rompió

y nosotros escapamos.

Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.  R.

 

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   2, 13-18

 

Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»

José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.

Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo.

Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • La carta de Juan entra en el primer gran tema de su mensaje: Dios es luz, Dios es «verdadero», Dios es transparencia, Dios es sinceridad.  En El no hay ningún desfase entre «lo que dice o muestra» … y «lo que verdaderamente es».
  • Jesucristo está en la luz, y nosotros debemos también caminar en la luz. Juan utiliza términos que en su contraposición nos hacen más claro el mensaje: amar-odiar, dar vida-dar muerte, luz-tinieblas.
  • Juan se propone «desvelar» el mensaje de Cristo a los destinatarios de la carta porque deben ahondar cada vez más en sus exigencias.
  • La luz, en el lenguaje bíblico, es sinónimo de alegría, de vida, de verdad, de bondad, de pureza. Lo contrario de todo esto es la tiniebla, la oscuridad, la penumbra.
  • Caminar en la luz significa realizar el proyecto de vivir en comunión con El. Pero esto, no está al alcance de los solos medios humanos: el pecado obstaculiza continuamente nuestro caminar en la luz y nos extravía constantemente entre las tinieblas. Por desgracia todos tenemos la experiencia de nuestra debilidad, y nos sentimos pecadores. Con humildad, nadie puede decir que no tiene pecado. Sería engañarnos a nosotros mismos e ir contra la luz. Sin embargo, esto no nos puede llenar de angustia, porque «la sangre de Jesús nos limpia» y «si alguno peca, tenemos a uno que aboga ante el Padre: Jesucristo, el Justo».
  • La confesión de los pecados nos mantiene en la luz y en la comunión con Dios, pues la actitud misma de confesar los pecados es una llamada al perdón de Dios. Caminar en la luz de Dios no es un estado adquirido de una vez para siempre; se trata, por el contrario, de un incesante paso de las tinieblas a la luz por la conversión y la confesión de los pecados.
  • El pecado es también una ocasión de comunión con Dios por el perdón que puede provocar. Sólo la pretensión de estar sin pecado nos priva de esa comunión salvadora.
  • Vivir «según la verdad», es «vivir según Dios». Es en primer lugar una exigencia de lucidez, de santidad, de verdad.
  • El Jesús de quien habla Juan es el que ha venido en Navidad y a la vez el de la Cruz, el que con su sangre nos purifica de todo pecado, no sólo a nosotros, sino a todo el mundo.

***

  • El texto del evangelio de san Mateo relata la matanza de los niños inocentes de Belén por obra del rey Herodes el Grande, despechado porque los magos no le avisaron del lugar en el que lo encontraron. Este es el fundamento histórico de este legendario relato que evoca la famosa matanza de los niños israelitas en Egipto, cuando el faraón ordenó hacerlos morir ahogados en el Nilo, para controlar así el crecimiento del pueblo hebreo al que consideraba peligroso.
  • San Mateo quiere presentar a Jesús como el nuevo Moisés que desde su nacimiento ha venido para dar al pueblo de Dios la nueva ley, a ser el mediador de una alianza definitiva y a liberarlo de toda esclavitud.  El intento asesino del rey causa la muerte en torno suyo, pero, en este contexto de homicidio, Dios se hace presente, de nuevo, por medio de su ángel. Una nueva aparición del ángel durante el sueño de José prepara lo necesario para el cumplimiento de su palabra liberadora que se llevará a cabo a través de la fuga a Egipto de José con el niño y su madre. De esta manera se cumple lo anunciado en Oseas: «De Egipto llamé a mi hijo» (cf. Os 11,1). En un mundo de muerte causada por el temor de los poderosos, Dios se revela como Padre, fuente de la vida para su hijo y, por medio de él, para toda la Humanidad.
  • Al igual que el pueblo elegido, la familia de Jesús huye a Egipto para escapar de las calamidades que sobrevinieron en Palestina hacia el final del reinado de Herodes el Grande. Esta peregrinación les sirvió para madurar sus opciones de fe y estar preparados para los continuos llamados de Dios.
  • El sacrificio de estos niños inocentes y las lágrimas de sus madres se convierten en símbolo de tantos niños que son injustamente tratados y han sufrido y siguen sufriendo sin ninguna culpa.
  • Estos niños mártires, hoy, también tienen nombres concretos en niños que siguen siendo asesinados víctimas de la pobreza, del desamparo, de la miseria. Mueren porque sus padres no llegan a los hospitales, porque no pueden pagar sus medicamentos, o simplemente porque no pueden darles de comer.
  • Mueren miles de niños víctimas de la violencia familiar, de la prostitución infantil y de la delincuencia juvenil.  Mueren en las calles, que para muchos es el único hogar que conocen, con hambre, frío, desnudos, sucios y analfabetos; empachados de drogas y con la nostalgia de no haber sido amados por alguien.
  • El amor de Dios se ha manifestado en la Navidad. Pero el mal existe, y el desamor de los hombres ha ocasionado a lo largo de la historia mucha muerte inocente.
  • José y María empiezan a experimentar que los planes de Dios exigen una disponibilidad nada cómoda. La huida y el destierro no son precisamente un adorno poético en la historia de la Navidad.
  • De esta experiencia brota una enseñanza para la comunidad de discípulos que nace y crece en un contexto de amenazas a la vida. El discípulo está llamado a hacer una experiencia de exilio, no de evasión, respecto a su entorno, para trabajar comprometidamente con la vida amenazada. Nuestra opción de fe nos invita constantemente a levantarnos, nos hace estar atentos a las cosas que pasan a nuestro alrededor, porque es el lugar donde Dios habla.
  • También hoy el ángel del Señor nos invita a preservar la vida poniendo distancia de los que la amenazan y de esa forma, convertirnos en signo de esperanza para los inocentes que están expuestos a la matanza.

PARA DISCERNIR

  • ¿Nos quedamos contemplando horrorizados la muerte de los inocentes sin ver la que ocurre a nuestro alrededor?
  • ¿Tomamos alguna actitud en defensa de la vida amenazada?
  • ¿Qué postura tomamos ante la constante amenaza a la vida no nacida?

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral

lunes, 27 de diciembre de 2021

El otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro

 

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este lunes en que celebramos la fiesta de San Juan, apóstol y evangelista.

Dios nos bendice…

 

PRIMERA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan  1, 1-4

Queridos hermanos:

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos.

Porque la Vida se hizo visible, y nosotros la vimos y somos testigos, y les anunciamos la Vida eterna, que existía junto al Padre y que se nos ha manifestado.

Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.

Les escribimos esto para que nuestra alegría sea completa.

Palabra de Dios.

 

SALMO

Sal 96, 1-2. 5-6. 11-12 (R.: 12a)

 

R.        Alégrense, justos, en el Señor.

¡El Señor reina! Alégrese la tierra,

regocíjense las islas incontables.

Nubes y Tinieblas lo rodean,

la Justicia y el Derecho son la base de su trono.  R.

Las montañas se derriten como cera

delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra.

Los cielos proclaman su justicia

y todos los pueblos contemplan su gloria.  R.

Nace la luz para el justo,

y la alegría para los rectos de corazón.

Alégrense, justos, en el Señor

y alaben su santo Nombre.  R.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan     20, 1-8

 

El primer día de la semana, María Magdalena corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»

Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.

Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • Hoy la Iglesia nos muestra la entrega en amor de un apóstol: Juan. De tal manera se sintió querido por Jesús que él mismo se dio ese título, y quiso mostrarnos la calidad y fuerza de ese amor. Juan es testigo de lo que Jesús vivió e hizo; escribe su evangelio «para que creamos y tengamos vida». 
  • La finalidad de toda la carta es clara. El amor de Dios se nos ha manifestado para que tengamos comunión de vida con Él y la alegría sea plena: «para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo», y «que nuestra alegría sea completa».
  • Esa comunión es una presencia de Dios en el hombre y una presencia del hombre en Dios. Es también una alianza mediante la cual Dios concede al hombre un corazón nuevo para conocerlo.
  • Todas las exposiciones de Juan tienden hacia la misma conclusión: Dios se revela a través de la justicia, el amor, luz, y el cristiano que hace justicia, ama, camina en la luz, penetra en una relación existencial con Dios a la que Juan llama comunión.
  • La Encarnación no es un sueño, un fruto de la imaginación. Esta vida eterna que estaba junto al Padre -esta Palabra de vida- mediante la cual Dios se expresa a sí mismo, de una manera absoluta, perfecta, se manifestó, se hizo visible. Desde la encarnación se nos invita a participar de la «vida» de Dios: «pensar», «reflexionar», «amar», «actuar», «trabajar», como El; a tratar de reproducir la vida de Jesús.
  • La comunión con Dios no se comunica a cada individuo en particular, sino que se transmite por medio de la comunión con hombres. Por medio de la comunión con los testigos, nosotros mismos llegamos a ser testigos.
  • Cuando anunciamos a Cristo como la vida, entonces no sólo queremos comunicar un “saber”, sino también atraer a otros a nuestra comunión, y con ello a la comunión con el Padre y el Hijo, lo cual significa la salvación y el «gozo pleno». 

***

  • El día de Pascua, por la mañana, María Magdalena echó a correr en busca de Simón Pedro y el otro discípulo, aquel que Jesús amaba. Juan se caracteriza a sí mismo como: «el discípulo amado».
  • Juan era aquel que junto con su hermano Santiago el Mayor, y Pedro, fue testigo de la gloria de la transfiguración de Jesús, en la última cena reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús. Estuvo presente en su agonía en el Huerto y en el Calvario, al pie de la cruz en la que moría Jesús, y de sus labios recibió a María como su segunda madre. Juan, que había sido testigo presencial de la muerte de Cristo, es también testigo del sepulcro vacío.
  • Después de escuchar las palabras de María, Pedro y Juan corrían juntos hacia el sepulcro. Juan corrió más rápido y llegó primero, pero no entró. Luego llegó Simón Pedro y entró en el sepulcro. Juan es quien creyó al ver este signo de la ausencia del cadáver.
  • Este apóstol que para muchos estudiosos es símbolo de todo cristiano, aparece unido al Señor por algo más que el simple seguimiento, o adhesión a una doctrina: por el amor y la amistad.
  • Es esta amistad la que lo hace reconocer la resurrección y creer. Por eso el creer no está sujeto al lugar que se ocupa en la iglesia, ni al poder que en ella se ejerce, sino a la amistad con Jesús.
  • Celebrar a Juan es celebrar la fe que se apoya en un creer por amor.
  • La transmisión del hecho de la resurrección es algo que el discípulo amado no sólo comprobará al ver el sepulcro vacío, sino también al contemplar al resucitado en las varias apariciones de las que será testigo. Lo que nos transmita no será sólo algo que le haya llegado de oídas, sino algo que él mismo vio y tocó con sus propias manos. Ser discípulo amado de Jesús es ser experto por amor en descubrir los signos del resucitado e interpretarlos. Donde otros veían un robo, el discípulo amado “vio y creyó”. Donde todos ven contraindicaciones, los discípulos amados verán huellas, signos.
  • El discípulo amado es testigo, también nosotros debemos ser signos de la resurrección. Aquí está nuestro desafío: ser una comunidad cristiana enamorada de la resurrección, empujada por el valor, mostrando el sentido de una vida nueva, jugada en el amor y el servicio.

PARA DISCERNIR

  • ¿Experimento la fe como cercanía de amor?
  • ¿Me animo a contar el paso del Señor por mi vida?
  • ¿Siento que la expresión más alta de mi fe es un amor comprometido?

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral

domingo, 26 de diciembre de 2021

El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría

 

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este domingo en que celebramos la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José.

Dios nos bendice…

PRIMERA LECTURA        

Lectura del primer libro de Samuel          1, 20-22.24-28

«Ana concibió y dio a luz un hijo, al que puso por nombre Samuel, pues dijo: ¡Al Señor se lo pedí! Cuando su marido Elcaná subió con toda su familia para ofrecer al Señor el sacrificio anual y cumplir sus promesas, Ana no quiso subir, sino que dijo a su marido: Cuando el niño haya sido destetado, yo lo llevaré para presentárselo al Señor y que se quede allí para siempre. Después subió con el niño al templo del Señor en Siló, llevando un novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino.
Cuando inmolaron el novillo y presentaron el niño a Elí, Ana le dijo: Señor mío, te ruego que me escuches; yo soy la mujer que estuvo aquí, junto a ti, rezando al Señor. Este niño es lo que yo pedía, y el Señor me ha concedido lo que le pedí. Ahora yo se lo cedo al Señor; por todos los días de su vida queda cedido para el Señor. Y se postraron allí ante el Señor».

Palabra de Dios.

SALMO          

Sal 95, 1-2. 11-12. 13-14 (R.: 11a)
 
R.        Alégrese el cielo y goce la tierra.
 
Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre,
día tras día, proclamen su victoria.  R.
 
Alégrese el cielo y exulte la tierra,
resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjense el campo con todos sus frutos,
 griten de gozo los árboles del bosque.  R.
 
Griten de gozo delante del Señor,
 porque él viene a gobernar la tierra:
 él gobernará al mundo con justicia,
 y a los pueblos con su verdad.  R.

 SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta de San Juan       3,1-2.21-24

Consideren el amor tan grande que nos ha demostrado el Padre, hasta el punto de llamarnos hijos de Dios; y en verdad lo somos. El mundo no nos conoce, porque no lo ha conocido a él. Queridos, ahora somos ya hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Queridos míos, si nuestra conciencia no nos condena, podemos acercarnos a Dios con confianza, y lo que le pidamos lo recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos los unos a los otros según el mandamiento que él nos dio. El que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Por eso sabemos que él permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 2, 41 -52

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre, y cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le oían, quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
-Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.
Él les contestó
-¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
El bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

Palabra del Señor.

PARA REFLEXIONAR

Sobre el amor en familia decía el Papa Francisco: “Si el amor es una relación, se construye como una casa. No querrán construirla sobre la arena de los sentimientos que van y vienen, sino sobre la roca del amor verdadero, el amor que viene de Dios. La familia nace de este proyecto de amor que quiere crecer como se construye una casa: que sea lugar de afecto, de ayuda, de esperanza” (Palabras a los novios que se reunieron en la Plaza San Pedro en San Valentín).
La familia de Nazaret era cumplidora de la Ley de Dios que mandaba peregrinar a Jerusalén al menos para la fiesta mayor de la Pascua. Era todo un acontecimiento para la gente del interior, iban en caravana rezando y cantando.

Se señala que Jesús había cumplido los doce años. Posiblemente era la edad de la madurez y podía entonces participar de la peregrinación y de la fiesta de Pascua en Jerusalén. La fiesta en Jerusalén transcurrió sin inconvenientes, pero cuando el grupo emprende el regreso, incluidos María y José, Jesús se queda en la ciudad santa sin avisar a sus padres. Al cabo de tres días de angustiosa búsqueda lo encuentran: “lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas” (2,46).

La gran cuestión es por qué Jesús hizo esto, es decir quedarse sin avisar a sus padres. La misma Virgen María lo expresa en su pregunta, con tono de comprensible disgusto: “Cuando le vieron quedaron sorprendidos y su madre le dijo: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.” (2,48).

La respuesta de Jesús a esta interpelación de su Madre es algo enigmática por cuanto sugiere que sus padres no deberían haberlo buscado sabiendo que debía ocuparse de las cosas de su Padre (Dios). En efecto, la respuesta de Jesús resulta desconcertante para María y José, pero a través de ella el evangelista pone en claro que el único Padre de “Él debe estar con el Padre, y así resulta claro que lo que puede parecer desobediencia, una libertad desconsiderada respecto a los padres, es en realidad precisamente una expresión de su obediencia filial. 

Él no está en el templo por rebelión a sus padres, sino justamente como quien obedece, con la misma obediencia que lo llevará a la cruz y a la resurrección”. (J. Ratzinger). Por tanto, en las primeras palabras de Jesús que nos reporta el evangelio de Lucas, este se dirige a Dios llamándolo “mi Padre” y revelando que esta relación Padre-Hijo tiene un carácter trascendente y único que supera la simple comprensión humana, incluida la de María, su madre.

Según la interpretación de muchos Padres de la Iglesia, Jesús quiso de este modo conducirlos al verdadero Padre. Lo cierto es que María y José, como todos los padres, debieron “aprender” a “entregar” a su Hijo a Dios, a reconocer Su soberanía sobre todo ser humano.
Superado este “incidente”, todo vuelve a la “normalidad” pues Jesús regresa a casa con María y José y permanece obediente a ellos. Y allí, en la vida oculta y familiar de Nazaret “iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia, delante de Dios y de los hombres” (2,52).
No se trató, por tanto, de un acto de rebeldía y menosprecio de su familia. Fue un momento de “revelación” de la identidad profunda de Jesús que supera la percepción natural y que requiere su aceptación por la fe.

PARA DISCERNIR

¿Vivo mi experiencia familiar como lugar de encuentro, de respeto mutuo, de crecimiento?
¿Qué aporto para el desarrollo de todos sus miembros? ¿Qué riquezas recibo para mi madurez?
¿La experimento como lugar de realización del plan de Dios?

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES
Vicaría de Pastoral