¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en
este sábado de la 3ª semana de Pascua, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: Juan 6,60-69
Lectio
Sábado, 2 de mayo de 2020
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, que has renovado por las aguas del bautismo a los que creen
en ti; concede tu ayuda a los que han renacido en Cristo, para que venzan las
insidias del mal y permanezcan siempre fieles a los dones que de ti han
recibido. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Juan 6,60-69
Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?» Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?...«El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. «Pero hay entre vosotros algunos que no creen.» Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.» Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?» Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy trae la parte final del Discurso del Pan de
Vida. Se trata de la discusión de los discípulos entre sí y con Jesús (Jn
6,60-66) y de la conversación de Jesús con Simón Pedro (Jn 6,67-69). El
objetivo es mostrar las exigencias de la fe y la necesidad de un compromiso
firme con Jesús y con su propuesta. Hasta aquí todo se pasaba en la sinagoga de
Cafarnaún. No se indica el lugar para esta parte final.
• Juan 6,60-63: Sin la luz del Espíritu no se entienden estas
palabras. Muchos discípulos pensaban que Jesús se estaba yendo ¡demasiado
lejos! Estaba acabando con la celebración de Pascua y se estaba colocando a sí
mismo en el lugar más central de la Pascua. Por ello, mucha gente se desligó de
la comunidad y no iba más con Jesús. Jesús reacciona diciendo: "Es el
espíritu que da vida, la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho
son espíritu y vida". No deben tomarse al pie de la letra las cosas que él
dice. Sólo con la ayuda del Espíritu Santo es posible entender todo el
significado de lo que Jesús dijo (Jn 14,25-26; 16,12-13). Pablo dirá en la
carta a los Corintios: “¡La letra mata, mientras el Espíritu da vida!” (2Cor
3,6).
• Juan 6,64-66: Algunos de vosotros no creen En su discurso Jesús se
había presentado como el alimento que sacia el hambre y la sed de todos
aquellos y aquellas que buscan a Dios. En el primer Éxodo, muchos dudaron de
que Dios estuviera con ellos: “¿Está o no está Yahvé en medio de nosotros?” (Es
17,7) y murmuraban contra Moisés (Cf. Es 17,2-3; 16,7-8). Querían romper y
volver a Egipto. En esta misma tentación caen los discípulos, dudando de la
presencia de Jesús en el partir el pan. Ante las palabras de Jesús sobre “comer
mi carne y beber mi sangre”, muchos murmuraban como el pueblo en el desierto
(Jn 6,60) y tomaron la decisión de romper con Jesús y con la comunidad “se
volvieron atrás y no fueron con él” (Jn 6,66).
• Juan 6,67-71: Confesión de Pedro. Al final quedan sólo los doce.
Ante la crisis provocada por sus palabras y sus gestos, Jesús se vuelve hacia
sus amigos más íntimos, aquí representados por los Doce, y les dice: “¿También
vosotros queréis marcharos?" Jesús no hace cuestión de tener a mucha gente
que le sigue. No cambia el discurso cuando el mensaje no agrada. El habla para
revelar al Padre y no para agradar a quién sea. Prefiere permanecer solo, y no
estar acompañado por personas que no se comprometen con el proyecto del Padre.
La respuesta de Pedro es linda: “¿A quién iremos? ¡Tú sólo tienes palabras de
vida eterna y nosotros reconocemos que tú eres el Santo de Dios!” Aún sin
entender todo, Pedro acepta a Jesús como Mesías y cree en él. Profesa en nombre
del grupo su fe en el pan compartido y en la palabra. Jesús es palabra y el pan
que sacia al nuevo pueblo de Dios (Dt 8,3). A pesar de todos sus límites, Pedro
no es como Nicodemo que quería ver todo bien claro según sus propias ideas. Y
aún así, entre los doce había quien no aceptaba la propuesta de Jesús. En este
círculo más íntimo existía un adversario (diablo) (Jn 6,70-71) “quien mi pan
compartía, me trata con desprecio” (Sal 41,10; Jn 13,18).
4) Para la reflexión personal
• Me pongo en el lugar de Pedro ante Jesús. ¿Qué respuesta doy a
Jesús
que me pregunta?: “¿También tú quieres irte?”
• Me pongo en el lugar de Jesús. Hoy. Mucha gente está dejando de ir con Jesús.
¿Es culpa de quién?
5) Oración final
¡Ah, Señor, yo soy tu siervo,
tu siervo, hijo de tu esclava,
tú has soltado mis cadenas!
Te ofreceré sacrificio de acción de gracias
e invocaré el nombre del Señor. (Sal 116,16-17)
tu siervo, hijo de tu esclava,
tú has soltado mis cadenas!
Te ofreceré sacrificio de acción de gracias
e invocaré el nombre del Señor. (Sal 116,16-17)
Orden de los Carmelitas