¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este sábado de la 6ª
semana del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice...
LECTIO: MARCOS 9,2-13
Lectio:
Sábado, 23 febrero,
2019
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Señor, tú que te complaces
en habitar en los rectos y sencillos de corazón; concédenos vivir por tu gracia
de tal manera, que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según
Marcos 9,2-13
Les decía también: «Yo os
aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte
hasta que vean venir con poder el Reino de Dios.» Seis días después, toma Jesús
consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte
alto. Y se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron
resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería
capaz de blanquearlos de ese modo. Se les aparecieron Elías y Moisés, y
conversaban con Jesús. Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: «Rabbí, bueno es
estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra
para Elías»; -pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados-.
Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde
la nube: «Este es mi Hijo amado, escuchadle.» Y de pronto, mirando en derredor,
ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos.
Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de «resucitar de entre los muertos.» Y le preguntaban: «¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?» Él les contestó: «Elías vendrá primero y restablecerá todo; mas, ¿cómo está escrito del Hijo del hombre que sufrirá mucho y que será despreciado? Pues bien, yo os digo: Elías ha venido ya y han hecho con él cuanto han querido, según estaba escrito de él.»
Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de «resucitar de entre los muertos.» Y le preguntaban: «¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?» Él les contestó: «Elías vendrá primero y restablecerá todo; mas, ¿cómo está escrito del Hijo del hombre que sufrirá mucho y que será despreciado? Pues bien, yo os digo: Elías ha venido ya y han hecho con él cuanto han querido, según estaba escrito de él.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy
habla de dos asuntos enlazados entre sí: la Transfiguración de Jesús y la
cuestión del retorno del profeta Elías. En aquel tiempo, la gente esperaba el
retorno del profeta Elías. Hoy, mucha gente vive esperando el retorno de Jesús
y escribe sobre los muros de la ciudad: ¡Jesús volverá! Ellos no se dan cuenta
de que Jesús ya volvió y está presente en el corazón de nuestra vida. De vez en
cuando, como en un relámpago que llega de improviso, esta presencia irrumpe y
se ilumina, transfigurando nuestra vida.
• La Transfiguración de
Jesús acontece después del primer anuncio de la Muerte de Jesús (Mc 8,27-30).
Este anuncio había trastornado la cabeza de los discípulos, sobretodo la de
Pedro (Mc 8,31-33). Ellos tenían los pies en medio de los pobres, pero la cabeza
estaba perdida en la ideología de gobierno y de la religión de la época (Mc
8,15). La cruz era un impedimento para creer en Jesús. La transfiguración de
Jesús ayudará a los discípulos a superar el trauma de la Cruz.
• En los años 70, cuando
Marcos escribe, la Cruz continuaba siendo un gran impedimento para que los
judíos aceptaran a Jesús como Mesías. “¡La cruz es un escándalo!”, así decían
(1Cor 1,23). Uno de los mayores esfuerzos de los primeros cristianos consistía
en ayudar a las personas a percibir que la cruz no era ni escándalo, ni locura,
pero sí expresión del poder y de la sabiduría de Dios (1Cor 1,22-31). Marcos da
su aporte a este esfuerzo. El usa textos y figuras del Antiguo Testamento para
describir la Transfiguración. Así muestra que Jesús vino a cumplir las
profecías y que la Cruz era el camino para la Gloria.
• Marcos 9,2-4: Jesús muda
de aspecto. Jesús sube a una montaña alta. Lucas añade que subió allí para
rezar (Lc 9,28). Allí encima, Jesús aparece en la gloria ante Pedro, Santiago y
Juan. Junto con él aparecen Moisés y Elías. La montaña alta evoca el Monte
Sinaí, donde, en el pasado, Dios había manifestado su voluntad a la gente,
entregando la ley. Los vestidos blancos recuerdan a Moisés resplandeciente
cuando conversaba con Dios en la montaña y de él recibió la ley (cf. Ex
34,29-35). Elías y Moisés, las dos mayores autoridades del Antiguo Testamento,
conversan con Jesús. Moisés representa la Ley, Elías la profecía. Lucas informa
de la conversación sobre “el éxodo de Jesús”, esto es la Muerte de Jesús en
Jerusalén (Lc 9,31). Así queda claro que el Antiguo Testamento, tanto la Ley
como la profecía, ya enseñaba que para el Mesías Siervo el camino de la gloria
tenía que pasar por la cruz.
• Marcos 9,5-6: A Pedro le
gustó, pero no entendió. A Pedro le gustó y quiso asegurarse un momento
agradable en la Montaña. Se ofreció para construir tres tiendas. Marcos dice
que Pedro tenía miedo, sin saber lo que estaba diciendo y Lucas añade que los
discípulos tenían sueño (Lc 9,32). Son como nosotros: tienen dificultad en
entender la Cruz.
• Marcos 9,7-9: La voz del
cielo aclara los hechos. En cuanto Jesús está envuelto en la gloria, una voz
del cielo dice: “¡Este es mi Hijo amado!” ¡Escuchadlo!”. La expresión “Hijo
amado” recuerda la figura del Mesías Siervo, anunciado por el profeta Isaías
(cf. Is 42,1). La expresión “¡Escuchadlo!” recuerda la profecía que prometía la
llegada de un nuevo Moisés (cf. Dt 18,15). En Jesús, las profecías del Antiguo
Testamento se estaban realizando. Los discípulos no podían dudar. Jesús es
realmente el Mesías glorioso que ellos deseaban, pero el camino hacia la gloria
pasa por la cruz, según había anunciado en la profecía del Siervo (Is 53,3-9).
La gloria de la Transfiguración lo comprueba. Moisés y Elías lo confirman. El Padre
es el garante. Jesús lo acepta. Al final, Marcos dice que después de la visión,
los discípulos ven sólo a Jesús y a nadie más. De ahora en adelante, Jesús es
la única revelación de Dios para nosotros. Jesús y sólo él es la llave para que
la gente entienda todo el Antiguo Testamento.
• Marcos 9, 9-10: Saber
guardar el silencio. Jesús pidió a los discípulos que no dijesen nada a nadie
hasta que él resucitara de los muertos, pero los discípulos no lo entendieron.
De hecho, no entiende el significado de la Cruz, no entienden el enlace del
sufrimiento con la resurrección. La Cruz de Jesús es la prueba de que la vida
es más fuerte que la muerte.
• Marcos 9,11-13: El
retorno del profeta Elías. El profeta Malaquías había anunciado que Elías tenía
que volver para preparar el camino del Mesías (Ml 3,23-24). El mismo anuncio
está en el libro del Eclesiástico (Sir 48,10). Entonces, ¿cómo Jesús podía ser
el Mesías si Elías no había vuelto? Por esto, los discípulos preguntan: “¿Por
qué los escribas dicen que Elías tiene que venir primero?” (9,11). La respuesta
de Jesús es clara: “Elías ya vino e hicieron con él lo que quisieron, según lo
que está escrito” (9, 13). Jesús estaba hablando de Juan Bautista que fue
asesinado por Herodes (Mt 17,13).
4) Para la reflexión
personal
• Tu fe en Jesús ¿te dio
algún momento de transfiguración y de intensa alegría? Estos momentos de
alegría ¿cómo te dan fuerza en las dificultades?
• Hoy, ¿cómo transfigurar,
tanto la vida personal y familiar como la vida comunitaria?
5) Oración final
Feliz el hombre que se
apiada y presta,
y arregla rectamente sus asuntos.
Nunca verá su existencia amenazada,
el justo dejará un recuerdo estable. (Sal 112,5-6)
y arregla rectamente sus asuntos.
Nunca verá su existencia amenazada,
el justo dejará un recuerdo estable. (Sal 112,5-6)
Orden de los Carmelitas