¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en
este domingo en que celebramos la solemnidad de Pentecostés, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Domingo de
Pentecostés (A)
Lectio
Domingo, 31 de mayo de 2020
La misión de la comunidad
“La Paz esté con vosotros”
Juan 20,19-23
“La Paz esté con vosotros”
Juan 20,19-23
1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia
en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de
Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a
descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y
muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para
ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en
la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los
pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también
nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu
resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros
como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús,
Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2. Lectura
a) Clave de lectura:
Los discípulos estaban reunidos, y las puertas estaban bien cerradas.
Tenían miedo de los judíos. De improviso, Jesús se pone en medio de ellos y
dice: “¡La paz esté con vosotros!” Después de mostrarles las manos y el costado
dice de nuevo: “¡La paz esté con vosotros.
Como el Padre me envió, así os envío
yo!” Y enseguida les comunica el don del Espíritu de modo que puedan perdonar
los pecados y reconciliar las personas entre ellas y con Dios. ¡Reconciliar y
construir la paz! He aquí una misión que han recibido y que perdura hasta hoy.
Cada día lo que más falta a la humanidad es la paz: rehacer los
pedazos de la vida desintegrados, reconstruir las relaciones humanas, rota a
causa de las injusticias que se cometen y por tantos otros motivos. ¡Jesús
insiste en la paz y lo repite muchas veces! En el curso de la lectura del breve
texto del evangelio de este domingo de Pentecostés, trataremos de estar atentos
a los comportamientos tanto de Jesús como de los discípulos y a las palabras
que Jesús pronuncia con tanta solemnidad.
b) Una división del texto para ayudar a la
lectura:
Juan 20,19-20: La descripción de la experiencia de la resurrección
Juan 20,21: El envío: “Como el Padre me envió, así yo os envío”
Juan 20,22: El don del Espíritu
Juan 20,23: El poder de perdonar los pecados
Juan 20,21: El envío: “Como el Padre me envió, así yo os envío”
Juan 20,22: El don del Espíritu
Juan 20,23: El poder de perdonar los pecados
c) El texto:
19 Al atardecer de aquel día, el primero de la
semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde
se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo:
«La paz con vosotros.» 20 Dicho esto, les mostró las manos
y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.21 Jesús
les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os
envío.» 22 Dicho esto, sopló y les dijo: «Recibid el
Espíritu Santo. 23 A quienes perdonéis los pecados, les
quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
3. Un momento de silencio orante
para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar
nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la meditación y en la oración.
a) ¿Qué te ha llamado más la atención en la descripción de la
experiencia de la resurrección?
b) ¿Cuáles son las características de la Misión que los discípulos reciben?
c) ¿Cuáles son las características de la acción del Espíritu Santo que Jesús comunica?
d) ¿Qué importancia tiene todo esto para la vida de nuestra comunidad hoy?
e) Jesús insiste: “¡La paz esté con vosotros!” ¿Qué pasos debo dar para ayudar a reconstruir la paz y las relaciones rotas entre las personas?
b) ¿Cuáles son las características de la Misión que los discípulos reciben?
c) ¿Cuáles son las características de la acción del Espíritu Santo que Jesús comunica?
d) ¿Qué importancia tiene todo esto para la vida de nuestra comunidad hoy?
e) Jesús insiste: “¡La paz esté con vosotros!” ¿Qué pasos debo dar para ayudar a reconstruir la paz y las relaciones rotas entre las personas?
5. Para aquellos que desean
profundizar más en el tema
a) El contexto en el que fue escrito el evangelio
de Juan:
El texto del evangelio de Juan es como un tejido muy bello, hecho con
tres hilos de diversos colores. Los tres hilos están tan bien combinados entre
sí, que no siempre es posible ver cuando se pasa de un hilo al otro. (1) El
primer hilo son los hechos de la vida de Jesús, ocurridos en los años treinta
en Palestina, conservados en la memoria del Discípulo Amado y de tantos otros
testigos (1Jn 1,1-4). (2) El segundo hilo son los hechos de la vida de la
comunidad. A partir de su fe en Jesús y convencidas de la presencia de él en
medio de ellas, las comunidades iluminaban sus vidas con las palabras y gestos
de Jesús. Esto influye en la descripción de los hechos. Por ejemplo, el
conflicto de las comunidades con los fariseos hacia finales del primer siglo
indica el modo cómo vienen descritos los conflictos de Jesús con los fariseos.
(3) El tercer hilo son los comentarios hechos por el evangelista. En ciertos
pasajes, casi no se percibe cuándo Jesús cesa de hablar y cuándo el redactor
empieza a tejer sus comentarios (Jn 2,22; 3,16-21; 7,39; 12,37-43; 20,30-31).
b) Comentario del texto:
Juan 20,19-20: Una descripción de la experiencia de la
resurrección
Jesús se hace presente en la comunidad. Ni siquiera las puertas cerradas le impiden estar en medio de aquéllos que no lo reconocen.¡Hasta el presente es así! Cuando estamos reunidos, también si las puertas están cerradas, ¡Jesús está en medio de nosotros! Y también hoy, la primera palabra de Jesús será siempre: “¡La Paz esté con vosotros!”
Jesús se hace presente en la comunidad. Ni siquiera las puertas cerradas le impiden estar en medio de aquéllos que no lo reconocen.¡Hasta el presente es así! Cuando estamos reunidos, también si las puertas están cerradas, ¡Jesús está en medio de nosotros! Y también hoy, la primera palabra de Jesús será siempre: “¡La Paz esté con vosotros!”
Él les muestra las señales de su pasión en las manos y en su costado.¡El
resucitado es el crucificado! El Jesús que está con nosotros en la comunidad,
no es un Jesús glorioso que no tiene nada en común con la vida de la gente.
Sino es el mismo Jesús que ha venido a esta tierra y que tiene las señales de
su pasión. Y hoy estas mismas señales se encuentran en los sufrimientos de la
gente. Son los signos del hambre, de la tortura, de las guerras, de las
enfermedades, de la violencia, de las injusticias. ¡Tantas señales! Y en las
personas que reaccionan y luchan por la vida, Jesús resucita y se vuelve
presente en medio de nosotros.
Juan 20,21: El envío: “¡Como mi Padre me envió, así yo os envío!”
De este Jesús crucificado y resucitado nosotros recibimos la misión, la misma que Él recibió del Padre. Y también para nosotros Él repite: “¡La paz esté con vosotros!”. La repetición recalca la importancia de la paz. Construir la paz forma parte de la misión. La Paz que Jesús nos deja significa mucho más que ausencia de guerra. Significa construir un conjunto humano armonioso, en el que las personas puedan ser ellas mismas, con todo lo necesario para vivir, y donde puedan vivir felices y en paz. En una palabra, quiere decir construir una comunidad según la comunidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
De este Jesús crucificado y resucitado nosotros recibimos la misión, la misma que Él recibió del Padre. Y también para nosotros Él repite: “¡La paz esté con vosotros!”. La repetición recalca la importancia de la paz. Construir la paz forma parte de la misión. La Paz que Jesús nos deja significa mucho más que ausencia de guerra. Significa construir un conjunto humano armonioso, en el que las personas puedan ser ellas mismas, con todo lo necesario para vivir, y donde puedan vivir felices y en paz. En una palabra, quiere decir construir una comunidad según la comunidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Juan 20,22: Jesús comunica el don del Espíritu
Jesús sopló y dijo: “Recibid el Espíritu Santo”. Y es por tanto con la ayuda
del Espíritu Santo con la que podemos realizar la misión que él nos confía. En
el evangelio de Juan, la resurrección (Pascua) y la efusión del Espíritu
Santo (Pentecostés) son una misma cosa. Todo sucede en mismo momento.
Juan 20,23: Jesús comunica el poder de perdonar los pecados
El punto central de la misión de paz se encuentra en la reconciliación, en el intento de superar las barreras que nos separan: “A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; y a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” Ahora este poder de reconciliar y perdonar se le da a los discípulos. En el Evangelio de Mateo, este mismo poder se le da también a Pedro (Mt 16,19) y a las comunidades (Mt 18,18). Una comunidad sin perdón y sin reconciliación, no es una comunidad cristiana.
El punto central de la misión de paz se encuentra en la reconciliación, en el intento de superar las barreras que nos separan: “A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; y a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” Ahora este poder de reconciliar y perdonar se le da a los discípulos. En el Evangelio de Mateo, este mismo poder se le da también a Pedro (Mt 16,19) y a las comunidades (Mt 18,18). Una comunidad sin perdón y sin reconciliación, no es una comunidad cristiana.
c) Profundizando:
i) La acción del Espíritu Santo en el evangelio de Juan
La lengua hebraica usa la misma palabra para
decir viento y espíritu. El viento tiene en sí una meta, una
dirección: viento del Norte, viento del Sur. Así también el Espíritu de Dios
(el viento de Dios) tiene en sí una meta, un proyecto que se manifiesta de
muchos modos en las obras que el Espíritu de Dios cumple en la creación, en la
historia y sobre todo en Jesús. La gran Promesa del Espíritu está presente en
los profetas: la vista de los huesos secos que se revisten de vida, gracias a
la fuerza del Espíritu de Dios (Ez 37,1-14); la efusión del Espíritu de Dios
sobre todas las gentes (Jl 3,1-5); la visión del Mesías Siervo que será ungido
por el Espíritu para restablecer el derecho sobre la tierra y para anunciar la
buena noticia a los pobres (Is 11,1-9; 42,1; 44,1-3; 61,1-3). Los profetas
entrevén un futuro en el cual el pueblo de Dios renace gracias a la efusión del
Espíritu (Ez 36,26-27; Sl 51,12; cf. Is 32,15-20).
En el evangelio de Juan estas profecías se cumplen en Jesús. Como
sucede en la creación (Gen 1,1), así el Espíritu aparece y desciende sobre
Jesús “bajo forma de una paloma venida del cielo” (Jn 1,32).
¡Es el comienzo de
la nueva creación! Jesús pronuncia las palabras de Dios y nos comunica el
Espíritu, con abundancia (Jn 3,34). Sus palabras son Espíritu y vida (Jn 6,63).
Cuando Jesús se despide, dice que enviará otro consolador, otro defensor que
estará con nosotros.
Es el Espíritu Santo (Jn 14,16-17). Por su pasión, muerte
y resurrección, Jesús conquista para nosotros el don del Espíritu. Cuando
aparece a los Apóstoles sopló sobre ellos y dijo: “¡Recibid el Espíritu Santo!”
(Jn 20,22) El primer efecto de la acción del Espíritu Santo en nosotros es la
reconciliación: “A quienes le perdonéis los pecados les quedan perdonados y a
quienes se los retengáis les quedan retenidos” (Jn 20,23). Mediante el bautismo
todos nosotros recibimos este mismo Espíritu de Jesús (Jn 1,33). El Espíritu es
como el agua que brota de lo íntimo de las personas que creen en Jesús (Jn
7,37-39; 4,14). El Espíritu se nos da para poder recordar y entender el pleno
significado de las palabras de Jesús (Jn 14,26; 16,12-13). Animados por el
Espíritu de Jesús podemos adorar a Dios en cualquier lugar (Jn 4,23-24). Aquí
se vive la libertad del Espíritu. “Donde está el Espíritu del Señor, hay
libertad”, confirma San Pablo (2Cor 3,17).
ii) Shalom: la construcción de la paz
En el evangelio de Juan, el primer encuentro entre Jesús resucitado y
sus discípulos está marcado por el saludo: “¡La paz esté con vosotros!” La paz
que Jesús nos da es diversa de la Pax Romana, construida por el Imperio Romano
(Jn14,27). Paz en la Biblia (shalom) es una palabra rica de un profundo significado.
Significa integridad de las personas delante de Dios y de los otros. Significa
también vida plena, feliz, abundante (Jn 10,10). La paz es señal de presencia
de Dios, porque nuestro Dios es un Dios de paz. “Javhé es Paz (Jer 6,24). “¡Que
la Paz de Dios está con vosotros!” (Rm 15,33). Por esto, la propuesta de paz de
Dios produce reacciones violentas. Como dice el salmo: “Desde mucho tiempo vivo
con los que odian la paz. Estoy a favor de la paz, pero cuando yo digo “¡Paz!”
ellos gritan “¡Guerra!” (Sl 121,6-7) La paz que Jesús nos da es señal de
“espada” (Mt 10,34). Supone persecuciones para las comunidades. Y el mismo
Jesús nos anuncia tribulaciones. (Jn 16,33) Es necesario tener confianza,
luchar, obrar, perseverar en el Espíritu de modo que un día triunfe la paz de
Dios (Sl 85,11) Y entonces, “el Reino de Dios será justicia, paz y alegría y
estos serán los frutos del Espíritu Santo “(Rom 14,17) y “Dios será todo en
todos” 1Cor 15,28).
6. Salmo 145
Descripción del Reino de Dios
Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey,
bendeciré tu nombre por siempre;
todos los días te bendeciré,
alabaré tu nombre por siempre.
bendeciré tu nombre por siempre;
todos los días te bendeciré,
alabaré tu nombre por siempre.
Grande es el Señor, muy digno de alabanza,
su grandeza carece de límites.
Una edad a otra encomiará tus obras,
pregonará tus hechos portentosos.
El esplendor, la gloria de tu majestad,
el relato de tus maravillas recitaré.
Del poder de tus portentos se hablará,
y yo tus grandezas contaré;
se recordará tu inmensa bondad,
se aclamará tu justicia.
Es el Señor clemente y compasivo,
tardo a la cólera y grande en amor;
bueno es el Señor para con todos,
tierno con todas sus creaturas.
su grandeza carece de límites.
Una edad a otra encomiará tus obras,
pregonará tus hechos portentosos.
El esplendor, la gloria de tu majestad,
el relato de tus maravillas recitaré.
Del poder de tus portentos se hablará,
y yo tus grandezas contaré;
se recordará tu inmensa bondad,
se aclamará tu justicia.
Es el Señor clemente y compasivo,
tardo a la cólera y grande en amor;
bueno es el Señor para con todos,
tierno con todas sus creaturas.
Alábente, Señor, tus creaturas,
bendígante tus fieles;
cuenten la gloria de tu reinado,
narren tus proezas,
explicando tus proezas a los hombres,
el esplendor y la gloria de tu reinado.
Tu reinado es un reinado por los siglos,
tu gobierno, de edad en edad.
Fiel es el Señor en todo lo que dice,
amoroso en todo lo que hace.
bendígante tus fieles;
cuenten la gloria de tu reinado,
narren tus proezas,
explicando tus proezas a los hombres,
el esplendor y la gloria de tu reinado.
Tu reinado es un reinado por los siglos,
tu gobierno, de edad en edad.
Fiel es el Señor en todo lo que dice,
amoroso en todo lo que hace.
El Señor sostiene a los que caen,
endereza a todos los encorvados.
Los ojos de todos te miran esperando;
tú les das a su tiempo el alimento.
Tú abres la mano y sacias
de bienes a todo viviente.
endereza a todos los encorvados.
Los ojos de todos te miran esperando;
tú les das a su tiempo el alimento.
Tú abres la mano y sacias
de bienes a todo viviente.
El Señor es justo cuando actúa,
amoroso en todas sus obras.
Cerca está el Señor de los que lo invocan,
de todos los que lo invocan con sinceridad.
Cumple los deseos de sus leales,
escucha su clamor y los libera.
El Señor guarda a cuantos le aman,
y extermina a todos los malvados.
amoroso en todas sus obras.
Cerca está el Señor de los que lo invocan,
de todos los que lo invocan con sinceridad.
Cumple los deseos de sus leales,
escucha su clamor y los libera.
El Señor guarda a cuantos le aman,
y extermina a todos los malvados.
¡Que mi boca alabe al Señor,
que bendigan los vivientes su nombre
sacrosanto para siempre jamás!
que bendigan los vivientes su nombre
sacrosanto para siempre jamás!
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor
la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos
comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que
nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en
práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del
Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Orden de los Carmelitas