¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en
este Domingo 4º de Pascua, ciclo A.
Oramos hoy especialmente por los sacerdotes, religiosos y
religiosas y por las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: 4º Domingo de Pascua (A)
Lectio
Domingo,
3 May , 2020
Juan
10,1-10
1.
Oración inicial
Señor
Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la
luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la
presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así,
la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como
fuente de vida y resurrección.
Crea
en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura,
en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que
sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los
discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar
a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad,
de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has
revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2.
Lectura
a)
Clave de lectura:
El
evangelio de este domingo nos pone delante la figura tan familiar del Buen
Pastor. Hablando de las ovejas del redil de Dios, Jesús usa diversas imágenes
para describir la conducta de aquéllos que se ocupan del rebaño. El texto de la
liturgia se extiende desde el versículo 1 al 10. En el comentario añadimos a
continuación los versículos del 11 al 18, porque contienen la imagen del “Buen
Pastor” que ayuda a entender mejor el sentido de los versículos del 1 al 10.
Durante su lectura, trata de poner atención a las diversas imágenes o
semejanzas que usa Jesús para presentarse a nosotros como el verdadero Pastor.
b)
Una división del texto para ayudarnos en la lectura:
El
texto contiene tres semejanzas ligadas entre sí:
Juan 10,1-5: La semejanza entre el salteador y el pastor
Juan 10,6-10: La semejanza de la puerta de las ovejas
Juan 10,11-18: La semejanza del buen pastor
Juan 10,1-5: La semejanza entre el salteador y el pastor
Juan 10,6-10: La semejanza de la puerta de las ovejas
Juan 10,11-18: La semejanza del buen pastor
c)
El Texto:
1 «En verdad, en
verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino
que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; 2 pero
el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. 3 A
éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama
una por una y las saca fuera.4 Cuando ha sacado todas las
suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su
voz. 5 Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de
él, porque no conocen la voz de los extraños.»
6 Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. 7 Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. 9 Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. 10 El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
11 Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.12 Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, 13 porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, 15 como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. 16 También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. 17 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. 18 Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre.»
6 Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. 7 Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. 9 Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. 10 El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
11 Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.12 Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, 13 porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, 15 como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. 16 También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. 17 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. 18 Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre.»
3.
Un momento de silencio orante
para
que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4.
Algunas preguntas
para
ayudarnos en la meditación y en la oración.
a)
¿Qué parte del texto me ha llamado más la atención?¿Por qué?
b) ¿Cuáles son las imágenes que Jesús se aplica a sí mismo?¿Cómo se las aplica y qué significan?
c) ¿Cuántas veces, en el texto, Jesús usa la palabra vida y qué dice sobre la vida?
d) Pastor-Pastoral. ¿Será que nuestra acción pastoral continúa la misión de Jesús Pastor?
e) ¿Cómo volver límpida nuestra mirada para poder ver al verdadero Jesús de los evangelios?
b) ¿Cuáles son las imágenes que Jesús se aplica a sí mismo?¿Cómo se las aplica y qué significan?
c) ¿Cuántas veces, en el texto, Jesús usa la palabra vida y qué dice sobre la vida?
d) Pastor-Pastoral. ¿Será que nuestra acción pastoral continúa la misión de Jesús Pastor?
e) ¿Cómo volver límpida nuestra mirada para poder ver al verdadero Jesús de los evangelios?
5.
Para aquéllos que desean profundizar en el tema
a)
El contexto en el que fue escrito el Evangelio de Juan:
He
aquí otro ejemplo de cómo fue escrito y confeccionado el evangelio de Juan. Las
palabras de Jesús sobre el Pastor (Jn 10,1-18) es como un ladrillo colocado en
una pared casi terminada. Inmediatamente antes, en Juan 9,40-41, Jesús hablaba
de la ceguera de los fariseos. Inmediatamente después, en Juan 10,19-21, vemos
la conclusión de la discusión sobre la ceguera. Y así las palabras sobre el
Buen Pastor nos enseña cómo hacer para quitar de los ojos la ceguera. Con este
ladrillo la pared queda más fuerte y más bella.
Juan
10,1-5: La semejanza entre el salteador y el pastor
Jesús
comienza su discurso con la semejanza de la puerta: “En verdad, en verdad os
digo: quien no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala
por otro lado, es un ladrón y un salteador. Pero el que entra por la puerta es
pastor de las ovejas”. Para entender esta semejanza, debemos recordar cuanto
sigue. En aquel tiempo, los pastores se ocupaban del rebaño durante el día.
Cuando llegaba la noche, llevaban las ovejas a un gran redil o recinto
comunitario, bien protegido contra salteadores y lobos. Todos los pastores de
una misma región llevaban allí sus rebaños. Había un guardián que se ocupaba
del redil toda la noche. Por la mañana venía el pastor, tocaba las palmas de
las manos sobre la puerta y el guardián abría. El pastor se acercaba y llamaba
a sus ovejas por su nombre. Las ovejas reconocían la voz del pastor, se
levantaban y salían detrás de él a pastar. Las ovejas de los otros pastores
oían la voz, pero se quedaban donde estaban, porque para ellas no era conocida
la voz. Todos los días había peligros de asaltos. Los ladrones entraban por una
hendidura, quitando las piedras del muro que rodeaba, para robar las ovejas. No
entraban por la puerta, porque allí estaba el guardián vigilando.
Juan
10, 6-10: La semejanza de la puerta de las ovejas
Aquéllos
que escuchaban, los fariseos, (Jn 9,40-41), no entendían lo que significaba
“entrar por la puerta”. Entonces Jesús lo explica: “¡Yo soy la puerta!” Todos
los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores”. ¿De quién está
hablando Jesús con esta frase tan dura? Probablemente, por su manera de hablar
de los salteadores, se refería a los jefes religiosos que arrastraban a la
gente detrás de ellos, pero no respondían a las esperanzas de la gente. No
estaban interesados en el bien del pueblo, sino más bien en su propio dinero y
en sus intereses. Engañaban a la gente y la abandonaban a su suerte. El
criterio fundamental para discernir entre el pastor y el salteador es la
defensa de la vida de las ovejas. Jesús dice: “¡Yo he venido
para que tengan vida y la tengan en abundancia!” Entrar por la puerta significa
imitar la conducta de Jesús en defensa de la vida de las ovejas. Jesús pide a
la gente tomar la iniciativa de no seguir a quien se presenta como si fuese
pastor, pero que no está interesado en la vida de la gente.
Juan
10,11-15: La semejanza del Buen Pastor
Jesús
cambia la semejanza. Antes Él era la puerta, ahora es el pastor.
Todos sabían cómo era un pastor y cómo vivía y trabajaba. Pero Jesús no es un
pastor cualquiera, es ¡el buen pastor! La imagen del buen pastor
viene del Antiguo Testamento. Diciendo que es el Buen Pastor, Jesús se
presenta como aquél que viene a cumplir las promesas de los profetas y las
esperanzas del pueblo. Hay dos puntos en los que insiste: (a) En la defensa de
la vida de las ovejas: el buen pastor da su vida. (b)
En el mutuo entendimiento entre el pastor y las ovejas: El Pastor
conoce a sus ovejas y ellas conocen al pastor.
Y el falso pastor, que quiere vencer su ceguera, debe confrontar su propia opinión con la opinión de la gente. Esto era lo que no hacían los fariseos. Ellos despreciaban a las ovejas y las llamaban gente maldita e ignorante (Jn 7,49; 9,34). Al contrario, Jesús dice que la gente tiene una percepción infalible para saber quién es el buen pastor, porque reconoce la voz del pastor (Jn 10,4). “Ellas me conocen” (Jn 10,14). Los fariseos pensaban que poseían la certeza en discernir las cosas de Dios. Pero en realidad eran ciegos.
Y el falso pastor, que quiere vencer su ceguera, debe confrontar su propia opinión con la opinión de la gente. Esto era lo que no hacían los fariseos. Ellos despreciaban a las ovejas y las llamaban gente maldita e ignorante (Jn 7,49; 9,34). Al contrario, Jesús dice que la gente tiene una percepción infalible para saber quién es el buen pastor, porque reconoce la voz del pastor (Jn 10,4). “Ellas me conocen” (Jn 10,14). Los fariseos pensaban que poseían la certeza en discernir las cosas de Dios. Pero en realidad eran ciegos.
El
discurso sobre el Buen Pastor encierra dos importantes reglas para quitar la
ceguera farisaica de nuestros ojos: (a) Los pastores están muy atentos a la
reacción de las ovejas, porque reconocen la voz del pastor. (b) Las ovejas
deben prestar mucha atención a la conducta de aquéllos que se dicen pastores
para verificar si verdaderamente les interesa la vida de las ovejas, sí o no, o
si son capaces de dar la vida por las ovejas. ¿Y los pastores de hoy?
Juan
10,16-18: La meta a la que Jesús quiere llegar: un solo rebaño y un
solo pastor
Jesús abre el horizonte y dice que tiene otras ovejas que no son de este redil. Y ellas no oyen la voz de Jesús, pero cuando la oigan, se darán cuenta que Él es el pastor y lo seguirán. Aquí aparece el comportamiento ecuménico de las comunidades del “Discípulo Amado”.
Jesús abre el horizonte y dice que tiene otras ovejas que no son de este redil. Y ellas no oyen la voz de Jesús, pero cuando la oigan, se darán cuenta que Él es el pastor y lo seguirán. Aquí aparece el comportamiento ecuménico de las comunidades del “Discípulo Amado”.
b)
Ampliando el tema:
i)
La imagen del Pastor en la Biblia:
En
Palestina la supervivencia del pueblo dependía en gran parte de la posesión de
cabras y ovejas. La imagen del pastor que guía a sus ovejas para que pasten era
conocida de todos, como hoy todos conocemos la imagen del conductor del autobús
o del maquinista. Era normal usar la imagen del pastor para indicar la función
de quien gobernaba y conducía el pueblo. Los profetas criticaban a los reyes
porque eran pastores que no se preocupaban de su grey y no la conducía a pastar
(Jer. 2,8; 10,21; 23,1-12). Esta crítica sobre los malos pastores creció en tal
medida que, por culpa de los reyes, el pueblo se vio arrastrado hacia la
esclavitud (Ez 34,1-10; Zac 11,4-17).
Ante
la frustración sufrida por la falta de guía por parte de los malos pastores,
crecía el deseo o la esperanza de tener, un día, un pastor que fuese
verdaderamente bueno y sincero y que imitase a Dios en el modo de conducir al
pueblo. Nace así el salmo “¡El Señor es mi pastor, nada me puede faltar! (Sal
23,1-6; Jer 48,15). Los profetas esperan que en el futuro, Dios mismo sea el
Pastor que guíe a su rebaño (Is 40,11; Ez 34,11-16). Y espera que a partir de
esto el pueblo sepa reconocer la voz de su pastor: “¡Escuchad hoy su voz!” (Sal
95,7). Esperan que Dios venga en calidad de Juez que juzgue a las ovejas del
rebaño (Ez 34,17). Nace el deseo y la esperanza de que un día Dios suscite
buenos pastores y que el Mesías sea un pastor para el pueblo de Dios. (Jer
3,15; 23,4)
Jesús
cambia esta esperanza en realidad y se presenta como el Buen Pastor, delante de
los salteadoras que robaban al pueblo. Él se presenta como un Juez que, al
final, juzgará como un pastor que separa las ovejas de las cabras (Mt
25,31-46). En Jesús se cumple la profecía de Zacaría, según el cuál el buen
pastor será perseguido por los malos pastores, incomodados por la denuncia que Él
hace: Hiere al pastor y se dispersará el rebaño” (Zac 13,7). Y finalmente Jesús
lo es todo: ¡es la puerta, es el Pastor, es el cordero!.
ii)
La comunidad del Discípulo Amado: abierta, tolerante y ecuménica:
Las
comunidades que están detrás del evangelio de Juan estaban formadas por
diversos grupos. Había en ellas judíos de mentalidad abierta, con un talante
crítico hacia el Templo de Jerusalén (Jn 2,13-22) y la ley (Jn 7,49-50).
También había samaritanos (Jn 4,1-42) y paganos (Jn 12,20) que se convirtieron,
ambos con los mismos orígenes históricos y sus costumbres culturales muy
diversas de las de los judíos. Aun estando formadas por grupos humanos tan
diferentes, las comunidades de Juan entendieron el seguimiento de Jesús como
una vida de amor concreto y solidario. Respetando las recíprocas diferencias,
sabían darse cuenta de los problemas de la convivencia entre paganos y judíos,
que azotaban a otras comunidades de la época (Act 15,5). Retados por la
realidad del propio tiempo, las comunidades trataban de profundizar en su fe en
Jesús, enviado del Padre que quiere que todos sean hermanos (Jn 15,12-14.17) y
que afirma: “¡ En la casa de mi Padre hay muchas moradas!” (Jn 14,2) . Esta
profundización facilitaba el diálogo con otros grupos. Y por consiguiente eran
comunidades abiertas tolerantes y ecuménicas (Jn 10, 16).
6.
Salmo 23 (22)
El
Señor es mi pastor
El
Señor es mi pastor, nada me falta.
En verdes pastos me hace reposar.
Me conduce a fuentes tranquilas,
allí reparo mis fuerzas.
Me guía por cañadas seguras
haciendo honor a su nombre.
En verdes pastos me hace reposar.
Me conduce a fuentes tranquilas,
allí reparo mis fuerzas.
Me guía por cañadas seguras
haciendo honor a su nombre.
Aunque
fuese por valle tenebroso,
ningún mal temería,
pues tú vienes conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan.
ningún mal temería,
pues tú vienes conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas
ante mí una mesa,
a la vista de mis enemigos;
perfumas mi cabeza,
mi copa rebosa.
Bondad y amor me acompañarán
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
un sinfín de días.
a la vista de mis enemigos;
perfumas mi cabeza,
mi copa rebosa.
Bondad y amor me acompañarán
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
un sinfín de días.
7.
Oración final
Señor
Jesús, te damos gracias porque por tu Palabra nos ha hecho ver mejor la
voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos
comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que
nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en
práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del
Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Orden de los Carmelitas