¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en este lunes en que celebramos la Fiesta del Bautismo del Señor, con la que
concluimos el tiempo litúrgico de la Navidad. Mañana martes, comenzará el
Tiempo Ordinario, ciclo B.
Dios nos bendice...
- Primera lectura
Isaías 42:1-4, 6-7
1 He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi
elegido en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él: dictará
ley a las naciones.
2 No vociferará ni alzará el tono, y no hará oír en la calle su voz.
3 Caña quebrada no partirá, y mecha mortecina no apagará. Lealmente hará justicia;
4 no desmayará ni se quebrará hasta implantar en la tierra el derecho, y su instrucción atenderán las islas.
6 Yo, el Señor, te he llamado en justicia, te así de la mano, te formé, y te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes,
7 para abrir los ojos ciegos, para sacar del calabozo al preso, de la cárcel a los que viven en tinieblas.
2 No vociferará ni alzará el tono, y no hará oír en la calle su voz.
3 Caña quebrada no partirá, y mecha mortecina no apagará. Lealmente hará justicia;
4 no desmayará ni se quebrará hasta implantar en la tierra el derecho, y su instrucción atenderán las islas.
6 Yo, el Señor, te he llamado en justicia, te así de la mano, te formé, y te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes,
7 para abrir los ojos ciegos, para sacar del calabozo al preso, de la cárcel a los que viven en tinieblas.
Salmo 29:1-4, 3, 9-10
1 Salmo. De David. ¡Rendid al Señor, hijos de
Dios, rendid al Señor gloria y poder!
2 Rendid al Señor la gloria de su nombre, postraos ante Señor en esplendor sagrado.
3 Voz del Señor sobre las aguas; el Dios de gloria truena, ¡es el Señor, sobre las muchas aguas!
4 Voz del Señor con fuerza, voz del Señor con majestad.
9 Voz del Señor, que estremece las encinas, y las selvas descuaja, mientras todo en su Templo dice: ¡Gloria!
10 El Señor se sentó para el diluvio, el Señor se sienta como rey eterno.
2 Rendid al Señor la gloria de su nombre, postraos ante Señor en esplendor sagrado.
3 Voz del Señor sobre las aguas; el Dios de gloria truena, ¡es el Señor, sobre las muchas aguas!
4 Voz del Señor con fuerza, voz del Señor con majestad.
9 Voz del Señor, que estremece las encinas, y las selvas descuaja, mientras todo en su Templo dice: ¡Gloria!
10 El Señor se sentó para el diluvio, el Señor se sienta como rey eterno.
Hechos 10:34-38
34 Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: «Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas,
35 sino que en cualquier nación el que le teme y practica la justicia le es grato.
36 «Él ha enviado su Palabra a los hijos de Israel, anunciándoles la Buena Nueva de la paz por medio de Jesucristo que es el Señor de todos.
37 Vosotros sabéis lo sucedido en toda Judea, comenzando por Galilea, después que Juan predicó el bautismo;
38 cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él;
Marcos 1:7-11
7 Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es
más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus
sandalias.
8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
9 Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.
10 En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él.
11 Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.»
8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
9 Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.
10 En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él.
11 Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.»
Comentario
1. Cristo, el Siervo de
Dios
1.1 Es necesario y saludable insistir, como se hace en la Iglesia Católica,
en una verdad fundamental: Cristo es el Hijo de Dios. Mas esa afirmación
central no anula otras que son posibles, que vienen de la Escritura y que hacen
mucho bien a nuestro entendimiento del misterio de Jesucristo; entre estos
otros enunciados hoy vamos a centrarnos en Cristo como "Siervo" de
Dios.
1.2 Partamos de una base: proclamar el señorío de Dios es proclamar nuestra
servidumbre hacia Dios. ¿Qué es, en efecto, un señor sin siervos? ¿Hay algo más
ridículo que un señor que no tiene quién atienda a sus órdenes ni quién quiera
agradarle con sus acciones? Si tomamos en serio que Dios es Señor hemos de
tomar en serio que nosotros somos siervos suyos. Y tal es el mensaje de Cristo:
mostrándose en obras y palabras como verdadero Siervo de Dios mostró con sus
palabras y con sus obras que Dios es el Señor, es decir, mostró que Dios reina;
nos dejó ver el Reino de Dios.
1.3 Isaías, en la primera lectura de hoy, nos presenta un perfil de un
siervo de Dios. De todas las características que él menciona, detengámonos en
una, o mejor en la combinación de dos de ellas: compasivo y fuerte. No rompe la
caña resquebrajada y a la vez manifiesta firmemente el derecho. Entiende al
cansado pero no se cansa; acoge al caído mientras conserva su propio lugar y su
propia misión. ¡Admirable virtud, que bien vemos brillar en Jesucristo!
2. El Ungido
2.1 ¿Qué es lo peculiar de Cristo? Nuestra cultura, marcada por las nuevas
mitologías de James Bond, Rambo o Superman, busca las claves del éxito en
fortalezas singulares: una gran astucia, una ingeniería impresionante, una
energía sobrehumana, un valor incomparable. ¿Es así en Cristo? ¿Cristo es
Cristo porque tiene una técnica mental, una tecnología única, un saber
esotérico o por qué? Esta fiesta del bautismo del Señor nos conduce al corazón
de la respuesta: lo propio de Jesús es la Unción que ha recibido. Un enunciado
muy sencillo, que sin embargo tiene consecuencias inmensas.
2.2 Si lo peculiar de Cristo fuera una técnica mental entonces ser
cristiano significaría ser mentalista. Si lo peculiar de Cristo fuera una
energía sobrehumana entonces no habría diferencia entre ser cristiano y ser un
griego pagano, de aquellos que cantaban las gestas de Aquiles o el ingenio de
Ulises. Si lo peculiar de Cristo fuera un saber escondido, esotérico, como lo
plantean autores como J. J. Benítez en nuestros días, entonces ser cristiano es
instruirse en unos misterios que, como no han sido enseñados por la Iglesia,
implican que la Iglesia es una gigantesca farsa.
2.3 En sentido contrario: si lo peculiar de Cristo es la unción del
Espíritu Santo, y ese Espíritu viene a habitar en nosotros, entonces ser
cristiano es básicamente participar del Espíritu de Jesús, cosa que no suena
nada discorde de lo que enseña Pablo: "porque todos los que son guiados
por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios" (Rom 8,14). ¡Dios
Santo! Todo está en la acción del Espíritu Santo en nosotros, y el primero, y
quien ha inaugurado ese camino para nosotros, es Jesucristo.
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