¡Amor y
paz!
Los
invito, hemanos, a leer y meditar el Evangelio, en este miércoles de la XIX
Semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: Mateo 18,15-20
Lectio
Miércoles, 14 Agosto
, 2019
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, a quien
podemos llamar Padre; aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para
que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor.
2) Lectura del
Evangelio
Del Evangelio según
Mateo 18,15-20
«Si tu hermano llega a pecar, vete y
repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no
te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado
por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la
comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el
publicano.
«Yo os aseguro: todo lo que atéis en
la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra
quedará desatado en el cielo. «Os aseguro también que si dos de vosotros se
ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán
de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en
mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»
3) Reflexión
• En el evangelio de hoy y de mañana
vamos a leer y a meditar la segunda parte del Sermón de la Comunidad. El
evangelio de hoy habla de la corrección fraterna (Mt 18,15-18) y de la oración
en común (Mt 18,19-20). El de mañana habla del perdón (Mt 18,21-22) y habla de
la parábola del perdón sin límites (Mt 18,23-35). La palabra clave de esta
segunda parte es “perdonar”. El acento cae en la reconciliación. Para que pueda
haber reconciliación que permita el retorno de los pequeños, es importante
saber dialogar y perdonar, pues el fundamento de la fraternidad es el amor
gratuito de Dios. Sólo así la comunidad será señal del Reino. No es fácil
perdonar. Ciertos dolores siguen machucando el corazón. Hay personas que dicen:
“¡Perdono, pero no olvido!" Rencor, tensiones, broncas, opiniones
diferentes, ofensas, provocaciones dificultan el perdón y la reconciliación.
• La organización de las palabras de
Jesús en los cinco grandes Sermones del evangelio de Mateo muestran que al
final del siglo primero, las comunidades tenían formas bien concretas de
catequesis. El Sermón de la Comunidad (Mt 18,1-35), por ejemplo, trae
instrucciones actualizadas de cómo proceder en caso de algún conflicto entre
los miembros de la comunidad y de cómo encontrar criterios para solucionar los
conflictos. Mateo reúne aquellas frases de Jesús que pueden ayudar a las
comunidades de finales del siglo primero a superar los dos problemas agudos a
los que se enfrentaban en aquel momento, a saber, la salida de los pequeños por
causa del escándalo de algunos y la necesidad de diálogo para superar el
rigorismo de otros y acoger a los pequeños, a los pobres, a la comunidad.
• Mateo 18,15-18: La corrección
fraterna y el poder de perdonar. Estos versículos traen normas simples de cómo
proceder en caso de conflicto en la comunidad. Si un hermano o una hermana
pecan, esto es, si hubiera un comportamiento no acorde con la vida de la
comunidad, no se debe inmediatamente denunciarlo/la. Primero, tratemos de saber
los motivos del otro. Si no diera resultado, llevemos a dos o tres personas de
la comunidad para ver si se consigue algún resultado. Sólo en caso extremo, hay
que llevar el problema a toda la comunidad. Y si la persona no quisiese
escuchar a la comunidad, que sea para ti “como un publicano o un pagano”, esto
es, como alguien que ya no forma parte de la comunidad. No es que tu estás
excluyendo, pero es la persona, ella misma, que se excluye. La comunidad
reunida apenas constata y ratifica la exclusión. La gracia de poder perdonar y
reconciliar en nombre de Dios fue dada a Pedro (Mt 16,19), a los apóstoles (Jn
20,23) y, aquí, en el Sermón de la Comunidad, a la comunidad misma (Mt 18,18).
Esto revela la importancia de las decisiones que la comunidad toma con relación
a sus miembros.
• Mateo 18,19: La oración en común.
La exclusión no significa que la persona sea abandonada a su propia suerte.
¡No! Puede estar separada de la comunidad, pero nunca estará separada de Dios.
En caso de que la conversación en la comunidad no llegue a buen fin, y la
persona no quisiese integrarse en la vida de la comunidad, queda como último
recurso el rezar juntos al Padre para conseguir la reconciliación. Y Jesús
garantiza que el Padre escuchará: “Os aseguro también que si dos de vosotros se
ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán
de mi Padre que está en los cielos.”
• Mateo 18,20: La presencia de Jesús
en la comunidad. El motivo de la certeza de ser oídos por el Padre es la
promesa de Jesús: “¡Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, yo estaré en
medio de ellos!” Jesús es el centro, el eje de la comunidad y, como tal, junto
con la Comunidad, estará rezando al Padre, para que conceda el don del retorno
al hermano o a la hermana que se excluyó.
4) Para la reflexión
personal
• ¿Por qué será que es tan difícil
perdonar? En nuestra comunidad, ¿hay espacio para la reconciliación? ¿De qué
manera?
• Jesús dice: "Allí donde dos o tres están reunidos en mi nombre,
yo estaré en medio de ellos". ¿Qué significa esto para nosotros hoy?
5) Oración final
¡Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor!
¡Bendito el nombre del Señor,
desde ahora y por siempre! (Sal
113,1-2)
Orden de los Carmelitas