¡Amor y paz!
Con Jesús –vino nuevo, odres nuevos- se pone fin a
un largo período de la historia del pueblo judío, representado por los fariseos
que se aferran a las viejas formas de una tradición basada en ayunos múltiples,
y se oponen a las nuevas formas del tiempo presente de la salvación, tiempo de
alegría, de amor y de fecundidad, representado por la imagen de una fiesta de
bodas.
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este viernes de la XXII Semana del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice…
Evangelio según San Lucas 5,33-39.
En aquel tiempo, los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: "Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben". Jesús les contestó: "¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar". Les hizo además esta comparación: "Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. ¡A vino nuevo, odres nuevos! Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor".
Comentario
Jesús ha venido a traernos una vida nueva, vida de
la gracia, y esa vida nos requiere como hombres nuevos, con una nueva
mentalidad, con nuevos criterios, con una nueva escala de valores, ahora
debemos ver las cosas de una manera distinta, y hacer un juicio renovado de los
acontecimientos.
En efecto Jesús, ha venido a terminar con todo lo
viejo y nos trae un hombre con un nuevo sentido de la vida, con esperanzas
nuevas. Ese vino nuevo, es el hombre nuevo que se forma en Cristo, se debe
echar en odres nuevos, esto es un cambio profundo y un nuevo sistema de vida.
Pablo nos dice; ―Así como Jesucristo resucito en la gloria del Padre, así
también nosotros vivamos una vida nueva (Rom 6,4), o también como nos aclara
cuando nos dice: ―El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha
desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente. (2 Cor 5, 17).
No nos contentemos con lo que somos, tratemos de
ser como nos enseño Jesús, ―sean perfectos como es perfecto el Padre que esta
en los cielo. (Mt 5,48)
Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant ocds