¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario,
en este martes de la 5ª semana de Pascua, ciclo A.
Dios nos bendice..
Lectio Divina: Juan
14,27-31a
Lectio
Martes, 12 May , 2020
Tiempo de Pascua
1) Oración inicial
Señor, tú que en la resurrección de Jesucristo nos has engendrado de nuevo
para que renaciéramos a una vida eterna, fortifica la fe de tu pueblo y afianza
su esperanza, a fin de que nunca dudemos que llegará a realizarse lo que nos
tienes prometido. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Juan 14,27-31a
Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe
vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: Me voy y volveré a
vosotros. Si me amarais, os alegraríais de que me vaya al Padre, porque el
Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que
cuando suceda creáis. Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el
Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo
que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado.
3) Reflexión
• Aquí, en Juan 14,27, comienza la despedida de Jesús y al final del
capítulo 14, él cierra la conversación diciendo: "¡Levantaos! ¡Vámonos de
aquí!" (Jn 14,31). Pero, en vez de salir de la sala, Jesús sigue hablando
por otros tres capítulos: 15, 16 y 17. Si se leen estos tres capítulos, al
comienzo del capítulo 18 se encuentra la siguiente frase: "Dicho esto,
pasó Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un
huerto, en el que entraron él y sus discípulos”. (Jn 18,1). En Juan 18,1 está
la continuación de Juan 14,31. El Evangelio de Juan es como un prólogo bonito
que se fue construyendo lentamente, pedazo por pedazo, ladrillo sobre ladrillo.
Aquí y allá, quedan señales de estos reajustes. De cualquier forma, todos los
textos, todos los ladrillos, forman parte del edificio y son Palabra de Dios
para nosotros.
• Juan 14,27: El don de la Paz. Jesús comunica su paz a los
discípulos. La misma paz se dará después de la resurrección (Jn 20,19). Esta
paz es más una expresión de manifestación del Padre, de la que Jesús había
hablado antes (Jn 14,21). La paz de Jesús es la fuente de gozo que él nos
comunica (Jn 15,11; 16,20.22.24; 17,13). Es una paz diferente da la paz que el
mundo da, es diferente de la Pax Romana. Al final de aquel primero siglo la Pax
Romana se mantenía por la fuerza de las armas y por la represión violenta
contra los movimientos rebeldes. La Pax Romana garantizaba la desigualdad
institucionalizada entre ciudadanos romanos y esclavos. Esta no es la paz del
Reino de Dios. La Paz que Jesús comunica es lo que en el AT se llama Shalôm. Es
la organización completa de toda la vida alrededor de los valores de justicia,
fraternidad e igualdad.
• Juan 14,28-29: El motivo por el que Jesús vuelve al Padre. Jesús
vuelve al Padre para poder volver enseguida entre nosotros. Dirá a la
Magdalena: “Suéltame porque aún no he vuelto al Padre “(Jn 20,17). Subiendo
hacia el Padre, el volverá a través del Espíritu que nos enviará (Cf. Jn
20,22). Sin el retorno al Padre, no podrá estar con nosotros a través de su
Espíritu.
• Juan 14,30-31a: Para que el mundo sepa que amo al Padre. Jesús está
terminando la última conversación con los discípulos. El príncipe de este mundo
se encargará del destino de Jesús. Jesús será condenado. En realidad, el
príncipe, el tentador, el diablo, no podrá nada contra Jesús. Jesús hace en
todo lo que el Padre le ordena. El mundo sabrá que Jesús ama al Padre. Este es
el gran y único testimonio de Jesús que puede llevar el mundo a creer en él. En
el anuncio de la Buena Nueva no se trata de divulgar una doctrina, ni de
imponer un derecho canónico, ni de unir todos en una organización. Se trata,
ante todo, de vivir y de irradiar aquello que el ser humano más desea y que
lleva en lo profundo de sí: el amor. Sin esto, la doctrina, el derecho, la
celebración no pasa de ser una peluca sobre una cabeza sin pelo.
• Juan 14,31b: Levantaos, vámonos de aquí. Son las últimas palabras de
Jesús, expresión de su decisión de ser obediente al Padre y revelar su amor. En
una de las oraciones eucarísticas, en el momento de la consagración, se dice:
“La víspera de su pasión, voluntariamente aceptada”. Jesús dice en otro lugar:
“El Padre me ama, porque yo doy mi vida para retomarla de nuevo. Nadie me la
quita, yo mismo la doy libremente. Tengo poder para dar la vida y para
retomarla. Este es el mandato que recibí de mi Padre” (Jn 10,17-18).
4) Para la reflexión personal
• Jesús dice: “Os doy mi paz”. ¿Cómo contribuyo en la construcción de
paz en mi familia y en mi comunidad?
• Mirando al espejo de la obediencia de Jesús al Padre, ¿en qué punto podría
mejorar mi obediencia al Padre?
5) Oración final
Alábente, Señor, tus creaturas,
bendígante tus fieles;
cuenten la gloria de tu reinado,
narren tus proezas. (Sal 145,10-11)
bendígante tus fieles;
cuenten la gloria de tu reinado,
narren tus proezas. (Sal 145,10-11)
Orden de los Carmelitas