¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este viernes de la 32o
semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: Lucas 17,26-37
Lectio
Viernes, 15
Noviembre , 2019
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Dios omnipotente y misericordioso,
aparta de nosotros todos los males, para que, bien dispuesto nuestro cuerpo y
nuestro espíritu, podamos libremente cumplir tu voluntad. Por nuestro
Señor.
2) Lectura
Del evangelio según
Lucas 17,26-37
Y dijo Jesús a sus
discípulos: “Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del
Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que
entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucedió
en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían;
pero el día que salió Lot de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo que los
hizo perecer a todos. Así sucederá el Día en que el Hijo del hombre se
manifieste. «Aquel Día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa,
no baje a recogerlos; y, de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva
atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá;
y quien la pierda, la conservará. Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en
un mismo lecho: al uno tomarán y al otro le dejarán; habrá dos mujeres moliendo
juntas: a una la tomarán y a la otra la dejarán.» Y le dijeron: «¿Dónde,
Señor?» Él les respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los
buitres.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy sigue la
reflexión sobre la llegada del fin de los tiempos y trae palabras de Jesús
sobre cómo preparar la llegada del Reino. Era un asunto candente, que en aquel
tiempo, causaba mucha discusión. Quien determina la hora de la llegada del fin
es Dios. Pero el tiempo de Dios (kairós) no se mide por el tiempo de nuestro
reloj (chronos). Para Dios, un día puede ser igual a mil años, y mil años igual
a un día (Sal 90,4; 2Pd 3,8). El tiempo de Dios corre de forma invisible
dentro de nuestro tiempo, pero es independiente de nosotros y de nuestro
tiempo. Nosotros no podemos interferir en el tiempo, pero debemos estar
preparados para el momento en que la hora de Dios se hizo presente en nuestro
tiempo. Puede ser hoy, puede ser de aquí a mil años. Lo que da seguridad, no es
saber la hora del fin del mundo, sino la certeza de la presencia de la Palabra
de Jesús presente en la vida. El mundo pasará, pero su palabra no pasará jamás
(Cf. Is 40,7-8).
• Lucas 17,26-29: Como en los días de
Noé y de Lot. La vida corre normalmente: comer, beber, casarse, comprar,
vender, plantar, construir. La rutina puede envolvernos de tal forma que no
conseguimos pensar en otra cosa, en nada más. Y el consumismo del sistema
neoliberal contribuye a aumentar en muchos de nosotros esta total desatención a
la dimensión más profunda de la vida. Dejamos entrar la polilla en la viga de
la fe que sustenta el tejado de nuestra vida. Cuando la tormenta derriba la
casa, muchos dan la culpa al carpintero: “¡Mal servicio!” En realidad, la causa
de la caída fue nuestra prolongada desatención. La alusión a la destrucción de
Sodoma como figura de lo que va a suceder al final de los tiempos, es una
alusión a la destrucción de Jerusalén de parte de los romanos en el año 70 dC
(cf Mc 13,14).
• Lucas 17,30-32: Así será en los
días del Hijo del Hombre. “Así sucederá el Día en que el Hijo del hombre se
manifieste.”. Difícil para nosotros imaginar el sufrimiento y el trauma que la
destrucción de Jerusalén causó en las comunidades, tanto de los judíos como de
los cristianos. Para ayudarlas a entender y a enfrentar el sufrimiento, Jesús
usa comparaciones sacadas de la vida: “Aquel Día, el que esté en el terrado y
tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y, de igual modo, el que esté
en el campo, no se vuelva atrás”. La destrucción vendrá con tal rapidez que no
merece la pena bajar a la casa para buscar algo dentro (Mc 13,15-16). “Acordaos
de la mujer de Lot” (cf. Gén 19,26), esto es, no miréis atrás, no perdáis
tiempo, tomad la decisión e id adelante: es cuestión de vida o de muerte.
• Lucas 17,33: Perder la vida para
ganar la vida. “Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda,
la conservará”. Sólo se siente realizada la persona que es capaz de darse
enteramente a los demás. Pierde la vida la que la conserva sólo para sí. Este
consejo de Jesús es la confirmación de la más profunda experiencia humana: la
fuente de la vida está en la entrega de la vida. Dando, se recibe. “En verdad
os digo: el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo. Pero si muere,
da mucho fruto” (Jn 12,24). Lo importante es la motivación que añade el
evangelio de Marcos: “Por mí y por el Evangelio” (Mc 8,35). Al decir que nadie
es capaz de conservar su vida con su propio esfuerzo, Jesús evoca el salmo
donde se dice que nadie es capaz de pagar el precio del rescate de la vida:
“Nadie puede rescatar al hombre de la muerte, nadie puede dar a Dios su
rescate; pues muy caro es el precio de rescate de la vida, y ha de renunciar
por siempre continuar viviendo indefinidamente sin ver la fosa”. (Sal 49,8-10).
• Lucas 17,34-36: Vigilancia. “Yo os
lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: al uno tomarán y al otro
le dejarán; habrá dos mujeres moliendo juntas: a una la tomarán y a la otra la
dejarán.” Evoca la parábola de las diez vírgenes. Cinco eran prudentes y cinco
necias (Mt 25,1-11). Lo que importa es estar preparado/a. Las palabras: “Una la
tomarán y otra la dejarán” evocan las palabras de Pablo a los Tesalonicenses
(1Tes 4,13-17), cuando dice que en la venida del Hijo seremos arrebatados al cielo
junto con Jesús. Estas palabras “dejados atrás” proporcionan el título de una
terrible y peligrosa novela de extrema derecha fundamentalista de Estados
Unidos: “Left behind!” Esta novela no tiene nada que ver con el sentido real de
las palabras de Jesús.
• Lucas 17,37: ¿Dónde y cuándo? “Los
discípulos preguntaron: "¿Señor, dónde ocurrirá esto?" Jesús
respondió: "Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los
buitres". Respuesta enigmática. Algunos piensan que Jesús evoca la profecía
de Ezequiel, retomada en el Apocalipsis, en la cual el profeta se refiere a la
batalla victoriosa final contra los poderes del mal. Las aves de rapiña o los
buitres serán invitadas a comer la carne de los cadáveres (Ez 39,4.17-20; Ap
19,17-18). Otros piensan que se trata del valle de Josafat, donde tendrá lugar
el juicio final según la profecía de Joel (Joel 4,2.12). Otros piensan que se
trata simplemente de un proverbio popular que significaba más o menos lo mismo
que dice nuestro proverbio: “¡Cuando el río suena, agua lleva!”
4) Para la reflexión
personal
• ¿Soy del tiempo de Noé y de Lot?
• Novela de extrema derecha. ¿Cómo me
sitúo ante esta manipulación política de la fe en Jesús?
5) Oración final
Dichosos los que caminan rectamente,
los que proceden en la ley del Señor.
Dichosos los que guardan sus
preceptos,
los que lo buscan de todo corazón.
(Sal 119,1-2)
Orden de
los Carmelitas