¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este martes de la 5a semana
de Cuaresma, ciclo C.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: Juan 8,21-30
Lectio
Martes, 9 Abril ,
2019
Tiempo de
Cuaresma
1) Oración inicial
Concédenos, Señor,
perseverar en el fiel cumplimiento de tu santa voluntad, para que, en nuestros
días, crezca en santidad y en número el pueblo dedicado a tu servicio. Por
nuestro Señor.
2) Lectura
Del
Evangelio según Juan 8,21-30
Jesús les dijo otra
vez: «Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde
yo voy, vosotros no podéis ir.» Los judíos se decían: «¿Es que se va a
suicidar, pues dice: `Adonde yo voy, vosotros no podéis ir'? Él les decía:
«Vosotros sois de
abajo, yo soy de arriba.
Vosotros sois de este
mundo, yo no soy de este mundo.
Ya os he dicho que
moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy,
moriréis en vuestros
pecados.» Entonces le decían: «¿Quién eres tú?» Jesús les respondió:
«Desde el principio,
lo que os estoy diciendo. Mucho podría hablar de vosotros y juzgar
pero el que me ha
enviado es veraz, y lo que le he oído a él es lo que hablo al mundo.» No
comprendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis
levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada
por mi propia cuenta;
sino que, lo que el
Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. Y el que me ha enviado está conmigo:
no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él.»
Al hablar así, muchos
creyeron en él.
3) Reflexión
• La semana pasada, la
liturgia nos llevaba a meditar el 5 del Evangelio de Juan. Esta semana nos pone
delante el capítulo 8 del mismo evangelio. Como el capítulo 5, también el
capítulo 8 contiene reflexiones profundas sobre el misterio de Dios que envuelve
a la persona de Jesús. Aparentemente, se trata de diálogos entre Jesús y los
fariseos (Jn 8,13). Los fariseos quieren saber quién es Jesús. Ellos lo
critican por dar testimonio de sí mismo sin ninguna prueba o testimonio para
legitimarse ante la gente (Jn 8,13). Jesús responde diciendo que él no habla a
partir de sí mismo, sino siempre a partir del Padre y en nombre del Padre (Jn
8,14-19).
• En realidad, los
diálogos son también expresión de cómo era la transmisión catequética de la fe
en las comunidades del discípulo amado al final del primero siglo. Reflejan la
lectura orante que los cristianos hacían de las palabras de Jesús como expresión
de la Palabra de Dios. El método de pregunta y respuesta los ayudaba a
encontrar la respuesta a los problemas que, en aquel final del siglo, los
judíos planteaban a los cristianos. Era una manera concreta de ayudar la
comunidad a profundizar su fe en Jesús y en su mensaje.
• Juan 8,21-22:
’Adonde yo voy, vosotros no podéis ir'. Aquí Juan aborda un nuevo asunto u otro
aspecto del misterio que envuelve a la persona de Jesús. Jesús habla de su ida
y dice que allí donde él va, los fariseos no pueden seguirle. “Yo me voy y vosotros
me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado.” Ellos buscan a Jesús, pero no lo
encuentran porque no le conocen y lo buscan con criterios equivocados. Ellos
viven en el pecado y van a morir en el pecado. Vivir en el pecado quiere decir
vivir alejado de Dios. Ellos imaginan a Dios de una determinada forma, y Dios
es diferente a como ellos se lo imaginan. Por esto no son capaces de reconocer
la presencia de Dios en Dios. Los fariseos no entienden lo que Jesús quiere
decir y toman todo al pie de la letra: “¿Es que se va a suicidar?”
• Juan 8,23-24:
‘Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba.’ Los fariseos se orientan en todo
según los criterios de este mundo. “¡Vosotros sois de este mundo, yo no soy de
este mundo!” El marco de referencias que orienta a Jesús en todo lo que dice es
el mundo de arriba, esto es, Dios, el Padre, y la misión que recibió del Padre.
El marco de referencias de los fariseos es el mundo de aquí abajo, sin
apertura, cerrado en sus propios criterios. Por esto, viven en el pecado. Vivir
en el pecado es no tener la mirada de Jesús sobre la vida. La mirada de Jesús
es totalmente abierta para Dios hasta el punto que Dios está en él en toda su
plenitud (Cf. Col 1,19). Nosotros decimos: “Jesús es Dios”. Juan nos convida a
decir: “¡Dios es Jesús!”. Por esto, Jesús dice: “Ya os he dicho que moriréis en
vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros
pecados”. YO SOY es la afirmación con que Dios se presenta a Moisés en el
momento de liberar a su pueblo de la opresión de Egipto (Ex 3,13-14). Es la
expresión máxima de la certeza absoluta de que Dios está en medio de nosotros a
través de Jesús. Jesús es la prueba definitiva de que Dios está con nosotros.
Emmanuel.
• Juan 8,25-26: ¿Quién
eres tú? El misterio de Dios en Jesús no cabe en los criterios con los que los
fariseos miran Jesús. De nuevo preguntan: “¿Quién eres tú?” Ellos no entendían
porque no entienden el lenguaje de Jesús. Jesús hablaba con ellos a partir de
todo lo que él experimentaba y vivía en contacto con el Padre y a partir de la
conciencia de su misión. Jesús no se auto-promueve. El apenas dice y expresa lo
que oye del Padre. El es pura revelación porque es pura y total obediencia.
• Juan 8,27-30:
‘Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que YO SOY’. Los
fariseos no entienden que Jesús, en todo lo que dice y hace, es expresión del
Padre. Lo comprenderán sólo después que hayan levantado al Hijo del Hombre.
“Entonces sabréis que YO SOY”. La palabra levantar tiene un doble sentido de
levantar sobre la Cruz y ser levantado a la derecha del Padre. La Buena Nueva
de la muerte y de la resurrección revelará quién es Jesús, y ellos sabrán que
Jesús es la presencia de Dios en medio de nosotros. El fundamento de esta
certeza de nuestra fe es doble: de un lado, la certeza de que el Padre está
siempre con Jesús y nunca le deja solo y, por otro lado, la total y radical
obediencia de Jesús al Padre, por la que él se convierte en total apertura y
total transparencia del Padre para nosotros.
4) Para la reflexión
personal
• Quien se encierra en
sus criterios y piensa saberlo todo, no será nunca capaz de comprender al otro.
Así eran los fariseos ante Jesús. Yo ante los demás, ¿cómo me comporto?
• Jesús es radical
obediencia al Padre y por esto es total revelación del Padre. ¿Qué imagen de
Dios se irradia a partir de mí?
5) Oración final
Señor, escucha mi
oración,
que mi grito llegue
hasta ti;
no me escondas tu
rostro el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia
mí;
cuando te invoco,
escúchame en seguida. (Sal 101)
Orden de
los Carmelitas