¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este jueves de la 6ª semana del Tiempo Ordinario,
ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Marcos
8,27-33
Lectio
Jueves, 20 de febrero de 2020
Tiempo
Ordinario
1) Oración inicial
Señor, tú
que te complaces en habitar en los rectos y sencillos de corazón; concédenos
vivir por tu gracia de tal manera, que merezcamos tenerte siempre con nosotros.
Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo
Evangelio según Marcos 8,27-33
Salió Jesús
con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo
esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» Ellos le
dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los
profetas.» Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le
contesta: «Tú eres el Cristo.» Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran
acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho
y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser
matado y resucitar a los tres días. Hablaba de esto abiertamente. Tomándole
aparte, Pedro se puso a reprenderle. Pero él, volviéndose y mirando a sus
discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás!
porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»
3) Reflexión
• El
evangelio de hoy habla de la ceguera de Pedro que no entiende la propuesta de
Jesús cuando habla de sufrimiento y de cruz. Pedro acepta a Jesús como mesías,
pero no como mesías sufriente. Está influenciado por la “levadura de Herodes y
de los fariseos”, es decir, por la propaganda del gobierno de la época que
hablaba sólo del mesías como rey glorioso. Para entender bien todo el alcance
de esta ceguera de Pedro es importante colocarla en su contexto literario.
• Contexto
literario: El evangelio de Marcos trae tres anuncios de la pasión y muerte de
Jesús: el primero en Mc 8,27-38; el segundo en Mc 9,30-37 y el tercero en Mc
10,32-45. Este conjunto, que va de Mc 8,27 a Mc 10,45, es una larga instrucción
de Jesús a los discípulos para ayudarlos a superar la crisis provocada por la
Cruz. La instrucción es introducida por la curación de un ciego (Mc 8,22-26) y,
en definitiva, está clausurada por la curación de otro ciego (Mc 10,46-52). Los
dos ciegos representan una ceguera de los discípulos. La curación del primero
ciego fue difícil. Jesús tuvo que realizarla en dos etapas. Igualmente difícil
fue la curación de la ceguera de los discípulos. Jesús tuvo que hacer una larga
explicación respecto del significado de la Cruz, para ayudarlos a percibir
algo, pues era la cruz la que estaba provocando en ellos la ceguera. Veamos de
cerca la primera curación del ciego:
• Marcos
8,22-26: La primera curación del ciego. Un ciego pide a Jesús que le cure.
Jesús lo cura, pero de forma distinta. Primero, lo lleva fuera de la aldea.
Luego le escupe en los ojos, impone las manos y pregunta: ¿Ves algo? Veo
personas; parecen árboles que andan. Percibe sólo una parte. Confunde árboles
por personas, o personas por árboles. Solamente en su segundo intento Jesús le
cura. Esta descripción de la curación del ciego introduce la instrucción a los
discípulos. En realidad, el ciego era Pedro. El aceptaba a Jesús como mesías,
pero solamente como mesías glorioso. ¡Percibía solamente una parte! No quería
el compromiso de la Cruz. Se servirá también de diversos intentos para curar la
ceguera de los discípulos.
• Marcos
8,27-30. Descubrimiento de la realidad: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?
Jesús pregunta: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?”. Ellos responden
relatando las diversas opiniones: -“Juan Bautista”. -“Elías o uno de los
profetas”. Después de oír las opiniones de los demás, Jesús pregunta: “Y
vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Pedro respondió: “¡El Señor, el Cristo, el
Mesías!” Esto es, el Señor es aquel que ¡el pueblo está esperando! Jesús
concuerda con Pedro, pero le prohíbe hablar de esto con la gente. ¿Por qué lo
prohíbe? En aquel tiempo, todos esperaban la venida del mesías, pero cada uno a
su manera: unos como ¡rey, otros como sacerdote, doctor, guerrero, juez, profeta!
Ninguno parecía estar esperando al mesías servidor sufriente, anunciado por
Isaías (Is 42,1-9).
• Marcos
8,31-33. Primero anuncio de la pasión. En seguida, Jesús comienza a enseñar que
él es el Mesías Siervo y afirma que como Mesías Siervo anunciado por Isaías,
pronto será condenado a muerte en el ejercicio de su misión de justicia (Is
49,4-9; 53,1-12). Pedro se espanta, llama a Jesús a un lugar apartado para
desaconsejarle. Y Jesús responde a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás!
porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!» Satanás
es una palabra hebraica que significa acusador, aquel que aleja a los demás del
camino de Dios. Jesús no permite que alguien lo aleje de su misión.
Literalmente el texto dice: “¡Atrás de mí, Satanás!” Pedro debe seguir a Jesús.
No debe invertir los papeles y pretender que Jesús le siga a Pedro.
4) Para la reflexión personal
• Todos
creemos en Jesús. Pero algunos le entendemos a Jesús de una forma, otros de
otras. ¿Cuál es hoy la imagen común que la gente tiene de Jesús? ¿Cuál es la
respuesta que la gente daría hoy a la pregunta de Jesús? Yo, ¿qué respuesta le
doy?
• ¿Qué nos impide reconocer a Jesús como Mesías?
• ¿Qué nos impide reconocer a Jesús como Mesías?
5) Oración final
Bendeciré
en todo tiempo al Señor,
sin cesar en mi boca su alabanza;
en el Señor se gloría mi ser,
sin cesar en mi boca su alabanza;
en el Señor se gloría mi ser,
Orden
de los Carmelitas