¡Amor y paz!
La comunidad cristiana en
sus comienzos debió experimentar muchas decepciones con personas que comenzaban
a seguir a Jesús con mucho entusiasmo y
luego decaían hasta alejarse por completo. Lo mismo le debió ocurrir antes a
Jesús con fervientes seguidores que luego lo abandonaban para correr detrás de
cualquier novelería.
La explicación de la
parábola muestra diversas actitudes que se toman frente a la Palabra. Algunas
personas oyen pero no entienden. No se esfuerzan por penetrar detrás de las
palabras, y se quedan con ideas vagas e impresiones superficiales. Otras
personas se alegran en el momento que escuchan, pero no tienen la suficiente
perseverancia para enraizar su entusiasmo y abandonan el seguimiento de Jesús
ante la primera dificultad (Servicio Bíblico Latinoamericano).
Algunos más, reciben la
Palabra pero el agobio de las preocupaciones los hace olvidar y se alejan
apenas después de haber comenzado. Gracias a Dios, también hay quien la recibe
en tierra fértil, que escucha la Palabra, la comprende y produce fruto.
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes de la XVI Semana
del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Mateo 13,18-23.
Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador. Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto. Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno".
Comentario
Jesús nos dará hoy un
ejemplo de esa interpretación espiritual necesaria para entender el significado
de las parábolas. Compara a los hombres con cuatro clases de terreno: la misma
simiente, la misma Palabra divina, dan resultados más o menos profundos según
la respuesta subjetiva que acordamos a la Palabra.
1º El que oye la palabra
del reino y no la comprende...
Las palabras materiales
del evangelio han sido oídas o leídas; pero a la manera de una "lectura
ordinaria".
El evangelio es una
palabra viva: el autor del evangelio, el que nos habla a través de las
palabras, está vivo HOY... Se dirige a mí. No es pues ante todo una colección
de ideas o de bonitos pensamientos, es el "encuentro con alguien".
En una meditación sobre el
evangelio, hay que hacerse siempre esta
pregunta: ¿qué descubro de ti, Señor, a
través de este pasaje evangélico?
2º El que recibe el
mensaje con alegría; pero no tiene raíces, es el hombre inconstante: cuando
surge la dificultad o persecución, falla.
Algunos empiezan a meditar
con entusiasmo, pues es verdad que al principio se suele encontrar mucha
consolación en la oración. Pero es necesario perseverar. No basta seguir a
Dios, cuando esto resulta agradable y fácil... también en la prueba y en la
noche del espíritu es necesario perseverar.
Hay un conocimiento
profundo de Dios que no se adquiere más que con una larga e incansable
frecuencia con el evangelio, leído, meditado y vuelto a meditar. Jesús se nos
revela en esta frase como un hombre perseverante, que no se contenta con
nuestros fervores pasajeros: espera nuestras fidelidades.
3º El que escucha la
palabra, pero el agobio de esta vida, y la seducción de la riqueza la ahogan y
se queda estéril.
Hay que saber elegir.
"No podéis servir a la vez a Dios y al dinero" (Mateo 6, 24) El
descubrimiento de Dios es una maravillosa aventura que implica nuestra entrega
y compromiso total: las preocupaciones mundanas, el agrado del placer, el afán de
riqueza ¡pueden ahogar la Palabra de Dios! Hemos sido advertidos
suficientemente y además tenemos de ello experiencia.
Sobre la riqueza, Jesús
tiene una palabra reveladora: habla de la "ilusión de la riqueza"...
"del engaño de la riqueza"...
La riqueza es un falso
amigo: promete mucho y decepciona también mucho.
4º El que escucha el
mensaje y lo entiende; ése sí da fruto y produce en un caso ciento, en otro
sesenta, en otro treinta.
Jesús nos ha advertido: la
cosecha es maravillosa... pero la siembra es difícil. No hay recolección sin
trabajo. Los labradores de Palestina lo sabían bien por experiencia.
El Reino de Dios es
semejante a esto.
Es una invitación a la
esperanza y al optimismo: ¡un solo grano de trigo puede producir cien granos!
Es una invitación al trabajo y a la oración y esto depende de nosotros.
NOÉL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 2
EVANG. DE PENTECOSTÉS A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 88 s.
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 2
EVANG. DE PENTECOSTÉS A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 88 s.